Fondo y forma

En el fondo lo que quieren los dueños de los partidos es perpetuarse en el poder, seguir viviendo del pueblo y evitar a toda costa perder sus privilegios en el gobierno.

Bernardino Vazquez Mazatzi/Escritor y Periodista

Esta idea de enorme o supuesta profundidad y de disímbolo significado es muy utilizada en la política. Al menos con mayor frecuencia en México. Y en términos generales sirve para explicar el cómo y por qué de las cosas, aunque también para qué, para quiénes, dónde y un largo etcétera. Así, vemos la mezcla parecida a vómito de colores y siglas de grupos y partidos políticos y sabemos que es la forma en que se organizan para darle fondo al pueblo, perdón, para darle fondo a lo que en nuestro país llamamos democracia y en el mundo se le conoce como dictablanda.

En el fondo lo que quieren los dueños de los partidos es perpetuarse en el poder, seguir viviendo del pueblo, evitar a toda costa perder sus privilegios en el gobierno, mantenerse dentro de la impunidad y disponer de las vidas y de los bienes del país.

La forma no importa. Lo mismo pueden agarrarse a besos entre enemigos, perdonar al sancho, comer sapos sin hacer gestos, negar su madre y su religión, vender una hermana o traicionar al compadre, que mandar a matar al oponente político. O peor aún, hacer alianza con su antes enemigo de muerte. No importa hacer el ridículo y desandar el camino si de ganar o mantenerse en el poder se trata. Ya habrá argumentos, pretextos o disculpas para tratar de explicar cómo es que se adopta la idea que antes se calificaba de estúpida, retrograda, anti nacionalista, populista y error.

La política da asco. Al menos la que practican ciertos partidos y dirigentes y personajes públicos. Son patéticos en sus declaraciones y poses; son una vergüenza al verlos en uno y luego en otro partido y siempre declarando ofensas y agresiones de sus contrarios a los que apenas ayer servía hasta la humillación y siempre negando la amistad de quien apenas antier juraba fidelidad y a quien le lamía las suelas y le juraba amor eterno. Son los mismos que ahora adulan al que mañana van a denunciar y a perseguir pues entre esa gente las venganzas son de a de veras.

La forma es fondo y la forma de la política mexicana es la de un monstruo de mil cabezas ya totalmente fuera de control pues ya no obedece los instintos de la razón y no entiende de lealtades ni reconoce amo y patrón. El fondo es el mismo: buscar el poder para el enriquecimiento y para el abuso de autoridad.

A México se le ha gastado tanto sus sistema democrático que para encontrar o adoptar uno nuevo se requiere que los partidos nieguen sus orígenes y sus fines y se refunden, se reinventen, operen sin financiamiento público, permitan la renovación de sus generaciones políticas, entiendan de diferente forma el concepto de servicio y den paso a la honradez y a la honestidad.

La forma es fondo pero sólo si se interpreta desde el prisma privilegiado de los partidos políticos y desde el punto de vista de sus engendros. Porque aunque estos no lo crean, para el pueblo todo es también fondo y forma y la forma de la democracia que se nos impone ya ha caducado, ya no cumple las expectativas de las mayorías y ya se está al límite de los hartazgos… la forma en que esa misma sociedad agraviada ve a la política y a los políticos es la de una masa sanguinolenta y corrompida que simplemente ya no tiene remedio.

La realidad es que en México nos urge un cambio de mentalidad más que un cambio de forma en que los corruptos llegan al poder y en el fondo la sociedad quiere, merece y exige una nueva y moderna forma de alternancia, de democracia, de elecciones, de servidores públicos…

Mientras eso no suceda, todos nos seguiremos haciendo como el tío lolo.

 

 

 

 

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