Estúpida violencia… ¿gobernabilidad en riesgo?

Bajo cualquier circunstancia, el ejercicio de la violencia para conseguir cualquier objetivo es deleznable. Sea cual sea el motivo, pinta de cuerpo entero al ser humano primitivo, ¡vaya!, milenios de civilización se van al traste cuando es capaz de destruir a su congénere.

La motivación de lo acontecido el miércoles en Ixtenco, un pueblo orgulloso de su origen indígena otomí, donde la furia y hasta el fanatismo se apoderó de la gente, puede tener varias vertientes validas o no en contra de su autoridad, pero el bochornoso espectáculo pone en entredicho la capacidad de dirimir las discordancias por la vía legal, pacífica, tolerante y demás virtudes para una verdadera convivencia.

Pero una vez que explotó el conflicto, también evidencia que el Gobierno de Tlaxcala actuó tibiamente en el problema que inició el 15 de enero cuando la alcaldía fue tomada y no obligó a las partes protagonistas a sentarse, sin contar con que el Congreso tampoco hizo su parte con Diputados más preocupados en el proceso electoral que atender a la sociedad.

Las consecuencias son las vistas y para poner la cereza en el pastel, el Gobernador Marco Mena se vio obligado – si es que no tuvo más remedio – a responsabilizar al edil MAC Yonca del episodio violento, con tal de deslindar a la administración estatal de verse lenta en el caso.

Ahora las cosas se mantienen tensas en Ixtenco, pero lo deseable es que las cosas puedan tomar su cauce antes de que haya hechos más lamentables. Ayer solo fueron heridos, nadie quiere que vidas sean las que paguen la estúpida violencia.

Por lo que hace al tema del robo a la casa del Diputado local, Alberto Amaro Corona en Papalotla durante la madrugada del miércoles, cercanos al perredista confiaron a esta pluma que el móvil no tienen ningún tinte de intimidación política, al ser designado en su partido para ser nuevamente candidato a legislador plurinominal; sino que se trató de una operación a cargo de profesionales que sabían que había un botín importante en ese domicilio.

Independientemente si se trataba de alguna riqueza producto de la actividad de Amaro como líder comerciante, o de su actividad como liderazgo en el PRD, lo cierto es que nadie, ni siquiera ese representante popular con fuero, puede estar confiado de la seguridad que hay ya no digamos en el País, ahora en Tlaxcala donde lamentablemente el destino se acerca.

Ambos episodios van a ser considerados por las autoridades estatales como hechos aislados, pero sin duda que ponen a temblar la gobernabilidad de la que tanto ha gozado Tlaxcala en los tiempos recientes. Aun así, un pueblo fuerte e informado puede salir adelante.

Hasta la próxima…

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