Por: Fernando Martínez
(Promotor Cultural)
Es el momento que hará de ese segundo: un instante para siempre, para la Eternidad.
Eso pasó con la histórica foto del “Puente de Santa Cruz Tlaxcala”, tomada con la lente del Francés Julio Michaud.
Se inmortalizó y la inmortalizó.
Fue más que una simple fotografía: fue una expresión artística.
Con los pasos de las décadas se convirtió en una “Emblemática e Histórica foto del Puente de Santa Cruz Tlaxcala”.
Cuyo Título es simple: “Puente de Santa Cruz Tlaxcala”.
En el manuscrito de la foto dice textualmente: “Tlaxcala, Puente de la Santa Cruz”.
De la autoría del francés Julio Michael.
“Considerada la mejor obra del ramal Apizaco-Puebla del Ferrocarril Mexicano, el puente de Santa Cruz se inaugura previamente el uno de junio de 1869, un miércoles, víspera de Corpus, ante la presencia de empresarios y constructores extranjeros y nacionales; dos años antes se había inaugurado ya el tramo de Buenavista, en la ciudad de México, a Apizaco”, reza el texto de la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
¿Quién fue el fotógrafo francés que tomó la “Emblemática e Histórica foto del Puente de Santa Cruz Tlaxcala?
Su padre biológico fue el francés, Julio Michaud. nacido el 11 de julio de 1807 en París, Francia y fallecido el 2 de julio de 1876 en su natal Francia. El papa, fue dorador, fotógrafo, editor de álbumes de litografía y fotografía, empresario de la cultura y del arte que tuvo un negocio en la ciudad de México fundado en 1837, llamado “Al Viejo Correo” direcciones
“Junto al correo” y “2a Calle de San Francisco No. 7” más adelante sería “San Francisco No. 10”.
Él y su hijo del mismo nombre (Julio Augusto Alfredo Michaud, París, que este último nació en Francia en el año de 1832 y murió en la Ciudad de México en el año de 1900, ambos publicaron libros de litografía y fotografía. Los cuales fueron importantes para la historia de las imágenes de México.
Ellos inmortalizaron la foto. La reportera Arled Jarillo del medio de comunicación ‘El Sol de Tlaxcala’ del día domingo 1 de septiembre de 2019, en la sección de cultura se detalla que: “Santa Cruz Tlaxcala conserva una importante obra ferroviaria inaugurada por Benito Juárez en septiembre de 1869. El puente del ramal Apizaco – Puebla se ubica en la cabecera municipal de la demarcación y fue construido con la mejor tecnología inglesa de aquella época.
En la antigua edificación aún se puede observar una placa que indica el origen de las piezas transportadas desde Liverpool, Inglaterra, por la empresa Francis Morton.
Víctor Rocha Ghenno, fallecido historiador de la comuna, relata que, “en la construcción del puente intervino gente local, pero la mayoría eran extranjeros, especialistas en este tipo de construcciones… Los lugareños eran los que desempeñaban los trabajos más pesados, como labrar la piedra que se utilizaría en este inmueble, así como la colocación de los rieles y los durmientes. Es más, algunos habitantes del lugar llegaron a ser capataces de la obra al mostrar su capacidad de mando y disciplina en el trabajo”.
Como se recordará hay fuente bibliográfica que da a conocer que, “En tiempos de la Revolución Mexicana, el puente corrió el riesgo de ser destruido, debido a que un grupo de revolucionarios tuvo la intención de dinamitarlo. El puente ha sufrido algunas modificaciones desde su construcción en el siglo XIX hasta la fecha; algunas de ellas son el revestimiento de los pilares con piedra en el año de 1908 y el paso peatonal en 1962”.
Se cree que en los pilares de este puente fueron enterradas personas para darle fuerza espiritual a la construcción y pudiera resistir el peso del tren durante su paso, al igual que las inclemencias del tiempo. Lo anterior es una leyenda urbana y está relacionada en la cimentación de estas plataformas. 1869 fue inaugurado el ramal ferroviario por Benito Juárez”, describe la nota de ‘El Sol de Tlaxcala.’
¿Cuál es la importancia de los Michaud en México?
Dentro del Texto de la ‘Colección fotográfica de Julio Michaud’ de la autoría de Cecilia Gutiérrez Arriola se desprende que: “Los Michaud surgen para el mundo de la fotografía en 1858 cuando editan el Álbum fotográfico mexicano, con imágenes captadas por Désiré Charnay, que viene a ser el primero de esa naturaleza en México. Este acontecimiento bastaría para que sus nombres estén inscritos en los anales del surgimiento de la fotografía en México. José Julio Michaud fue un comerciante francés que se estableció en la Ciudad de México hacia 1837, con un negocio de productos importados, principalmente para artistas, libros de estampas y artículos para la decoración; aunque también se desempeñaba como hábil impresor de litografía, con un taller que editaba estampas para ser vendidas por entregas. Quizá se debió a esto último su enlace con la fotografía. Pero fue con su hijo Julio Alfredo, cuando la empresa Michaud se inclinó definitivamente por la fotografía. A partir de
la publicación del primer álbum, la sociedad Michaud e hijo se dedica a la reproducción de fotografía, venta de productos fotográficos y de álbumes. Por ello publicaron innumerables series
de fotografías de diversos fotógrafos, empezando tempranamente con las de Charnay en 1858 y concluyendo su producción quizá con las imágenes de tema ferroviario de Alfred Briquet, hacia la década de los años ochenta del siglo XIX. La llamada Colección Julio Michaud del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM es un conjunto de 81 imágenes fotográficas, impresas en papel albuminado, que ostentan el nombre de Julio Michaud, gofrado en la cartulina que las soporta, y es sin duda la serie más antigua y la de mayor importancia del siglo XIX que posee el Archivo fotográfico Manuel Toussaint que la resguarda. Y como la historia de colecciones fotográficas es muchas veces caprichosa, incierta o desconocida, se ignora su procedencia y por lo tanto ha estado considerada como parte de los fondos de origen del archivo y está catalogada dentro del fondo de Colecciones Especiales La temática de esta colección fotográfica aunque es variada es en sí un conjunto homogéneo. Cuatro temas la conforman: 1) Vistas de ciudades, 2) Monumentos arquitectónicos y escultóricos, 3) Puentes y estaciones de ferrocarril, y 4) Paisaje. Y el orden que guarda es el mismo en el que se le encontró, y que, seguramente, le fue impuesto por el identificador y anotador de los títulos y de la numeración, que le fueron apuntados con letra manuscrita. Ese orden fue dado con cierta lógica, ya que, primero van las fotografías de y sobre la Ciudad de México: vistas panorámicas hacia los cuatro puntos cardinales, México al oeste, México al norte, México al este y México al sur, tomadas desde una torre de la catedral metropolitana. Van seguidas de los más significativos monumentos arquitectónicos, como la Catedral, la Colegiata de Guadalupe, o el Colegio de Minería, vistas infalibles a las que tantos fotógrafos recurrieron, o escultóricos como el Calendario Mexicano o la Estatua de Morelos. Después vienen las fotografías de diversas ciudades, reunidas aquí con un deseo por mostrar una panorámica de la provincia, donde están presentes las ciudades de Guadalajara, Puebla, Veracruz, Xalapa, Orizaba y Mazatlán. Posteriormente siguen las 24 de tema ferroviario, asunto de predilección y de modernidad, ya emblemático de la última parte del siglo XIX; la mayoría son sobre puentes del ferrocarril, como el característico puente de Métlac, insignia de fierro captada por otros artistas, como José María Velasco o Guillermo Kahlo; o las Cumbres de Maltrata o El Infiernillo; además de otras con edificios de estaciones de tren, como las de Apizaco, Puebla y Orizaba. Dentro de las de ferrocarriles se encuentran las únicas tres vistas consideradas como paisajes: el Popocatépetl, Salto de Sispacoalco y el Chiquihuite, tema tan escaso como interesante de nuestra fotografía antigua y que aparece con los fotógrafos contratados para asuntos ferroviarios. Las fechas de la Colección Michaud se han ido precisando lentamente, con la dificultad que representa fijar en un tiempo y lugar determinado una fotografía. Las fechas extremas reconocidas hasta ahora en esta serie son, en primer lugar, la más temprana, situada en 1858, año en el que fue captada la imagen en albúmina sobre la iglesia de San Francisco, o la portada de la capilla de Balvanera, que fotografió Désiré Charnay en su primer viaje a México, misma que fue publicada y difundida en el Álbum fotográfico mexicano, con comentarios del historiador Manuel Orozco y Berra, y que editara precisamente Julio Michaud en 1858. Y por otro lado la fecha más tardía es la de 1883, u otro año de la década de los ochenta, como probables de siete fotografías identificadas y reconocidas como de Alfred Briquet, quien en esos años llevó a cabo ese trabajo.
Una fecha intermedia importante que aparece en la colección es la de una interesante y desconocida imagen titulada México, Exposición Nacional, acontecimiento que se llevó a cabo en 1874 en la Ciudad de México, para la que fueron instalados, en la plaza mayor, pabellones efímeros de madera, donde se ve el central, de cuya planta hexagonal salen seis pabellones radiales, techados con tejamanil, conjunto que fue captado desde lo alto del edificio del Montepío, cuya sombra se proyecta y al fondo se observa la fachada del Palacio Nacional. La autoría de la colección está adjudicada en su totalidad a Julio Michaud como editor. Como probable fotógrafo también, mientras no se compruebe lo contrario, con excepción de ocho fotografías: la identificada como de Désiré Charnay, y siete de la autoría de Alfred Briquet. Esta valiosa colección forma parte del acervo del patrimonio artístico universitario, por lo que recibieron cada una de las piezas un número de inventario otorgado por la Dirección General del Patrimonio Universitario, que las registró del 08-719900 al 08-719980”.