Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Pese a los discursos triunfalistas de los candidatos a puestos de elección popular en el inicio de sus campañas electorales, la verdad es que no hay nada seguro para nadie y en realidad, empiezan de cero. Y empiezan con el píe izquierdo no sólo porque la gente está predispuesta a no creerles, sino porque el electorado ya no sabe ni quién es quién, ni de qué partido ahora y para qué cargo va, a qué partido renunció y de cuál ahora va a hablar mal…
Si algo caracteriza a la presente contienda electoral es la confusión y la desorganización. No se nos olvide que antes de la postulación de los que finalmente quedaron como candidatos oficiales, hubo traiciones, deslealtades, cambios de camiseta, uso y abuso de militantes como en MORENA, el partido más sucio y grotesco, sin que los otros se salven. Antes de que arrancaran las campañas se vieron cosas inéditas como la presencia de personajes en partidos diferentes al de su origen en un claro mensaje de ambición y codicia vil.
A esto se le suma la desconfianza generalizada hacia el actuar del Instituto Estatal de Elecciones, ITE, quien tardó una eternidad en explicar con manzanitas el porqué del retraso en el arranque de las campañas y la razón de que lo hicieran primero unos y luego otros, dando ventaja a los primeros y dejando en la indefensión a otros.
Si bien la explicación del árbitro electoral es válida pues fueron los propios partidos los culpables de ese caos, el sentido común, la igualdad y la justicia electoral podrían decir que todos, absolutamente todos los partidos y candidatos arrancarían al mismo tiempo. Pese a los argumentos oficiales, existe la idea de que hubo trampas para favorecer a determinado partido y determinados candidatos para adelantarse y tomar ventaja. Los mal pensados hablan de un partido guinda y de sus candidatos impopulares y aborrecidos que están en todo el estado gracias al dedazo e imposición.
Esta situación da pie a próximas impugnaciones, al desconocimiento de los resultados en las urnas, al triunfo de unos y la derrota de otro, abre la posibilidad de conflictos postelectorales que ya no debieran existir y a aumentar la desconfianza en el ITE que ya tiene encima la sospecha de contar entre sus funcionarios a personajes identificados con ciertos intereses políticos. Nada de esto era necesario.
Los electores ven con preocupación a los mismos en la lucha electoral. Son los del proceso electoral anterior, y del anterior y de los pasados en que perdieron o ganaron, pero quieren repetir. El pueblo está hasta la madre de las mismas caras que van por ambición, por codicia, porque pareciera que no saben hacer otra cosa que vivir del presupuesto municipal. Eso resta interés del electorado, aumenta el desconcierto, promueve el abstencionismo e incrementa el repudio a los modos y las formas de hacer política en Tlaxcala.
Y por si eso fuera poco, el discurso de los candidatos, de la mayoría y salvo honrosas excepciones, es demagogia total. Hablan de un futuro similar a una sucursal de edén, muestran una varita mágica de hadas para solucionar absolutamente todo, prometen poner fin a todo problema colectivo e individual, juran luchar y hasta matar por terminar con la corrupción y aseguran que la honradez y el buen gobierno será su vestimenta y sello. Nadie les cree. Eso mismo dijeron los que todavía están desgraciando al municipio.
Son muchos candidatos para una sola silla. Es mucho lo que gastan en campaña, tanto como lo que van a recuperar en tratos oscuros pues muchos de los sufridos y sacrificados ciudadanos ven el puesto como negocio. El mundo que imaginan y que ofrecen no existe. La corrupción, la violencia, la inseguridad, los intereses particulares, la tentación por el robo los van a superar. Hay muchos, muchísimos intereses de por medio; las ofertas, las promesas y los juramentos sirven para dos cosas y una de ellas es para pura…
Apenas empezaron las campañas y aunque usted no lo crea, no todos los candidatos están seguros en sus planillas. Va a haber sorpresas para ellos. Muchos tienen cola que les pisen y se las van a pisar pues para eso la tienen. Algunos van a terminar las campañas, pero no rendirán protesta y no ejercerán el cargo. Y algunos lo saben, pero creen en los milagros.
Apenas empezaron las campañas y al interior de los equipos cercanos ya hay inconformidades, acusaciones, chismes, divisiones y traiciones. Hay caballos de Troya. La información se filtra y llega al enemigo que capitaliza el dato.
No es un escenario pesimista de alguien inconforme con la vida, no es un mal agüero enviado del pasado, no es visión de un ser negativo en contra de todo y a favor de nada quien lo dice: es la realidad que ven quienes tienen la posibilidad de analizar y prever, es la opinión de quienes no han sido alcanzados por el fanatismo. Es cruel el dato, pero es la verdad.
No obstante, el llamado es la civilidad, a la participación decidida y consciente, a llevar las campañas en paz, es un exhorto a un discurso y un mensaje conciliatorio y es la súplica a la participación masiva en las urnas. Tlaxcala y sus municipios no merecen este nivel de política y de candidatos pero que sea la participación de la sociedad la que minimice el caos y la tragedia.