El principio del fin

 Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Con el paso de los días, conforme se acerque el día de las elecciones de este 2018, muchos militantes del PRI, del PAN y PRD se irán acercando a las dirigencias estatales y nacional del Movimiento de Regeneración Nacional, así como a los candidatos a puestos de elección popular por MORENA. En los días previos al proceso entenderán que nada hay que hacer con quien o quienes se perfilan como los perdedores de la contienda y buscarán al menos no quedar tan desamparados.

Líderes locales, personajes que aún tienen la confianza y el apoyo de grupos de posibles votantes dicen que si todavía se mantienen fieles a sus colores es porque las dirigencias municipales y estatales les juran que ocurrirá un milagro y que su gallo va a ganar las elecciones presidenciales, las diputaciones y las senadurías. Pero conforme pasan los días, a cómo van viendo el desempeño de sus candidatos y de acuerdo a la percepción personal y general, van entendiendo que es prácticamente imposible acercarse siquiera mínimamente al puntero en las encuestas, en las preferencias y en ánimo general.

Dicen los representantes de grupos políticos que van comprendiendo que hasta los medios de comunicación ya dan un tratamiento de futuro presidente de la república a Andrés Manuel López Obrador y eso los encabrona. Les enfurece la tibieza de su candidato, les molesta la falta de propuesta e imagen de su abanderado y reprochan a los asesores, jefes de campaña, dirigentes partidistas y estrategas la maldita costumbre de hacer campaña a favor de MORENA atacando hasta la ridiculez a su contrario político.

En Tlaxcala hay dirigentes regionales o municipales del PAN, PRI y PRD que abiertamente se pronuncian por abandonar las filas de sus partidos y abrirse ya al apoyo de López Obrador. En corto dicen a sus simpatizantes que esto ya valió, que no hay siquiera posibilidades de pelear un triunfo en la mesa, que las cifras no les alcanzan siquiera para alegar fraude o exigir espacios como negociación con el que gane.

Ya han reprochado a sus dirigentes estatales la falta de una estrategia de campaña y exigen una explicación del por qué dejaron caer y perder de forma tan estrepitosa a su abanderado a la presidencia de la república. Para esos liderazgos regionales o municipales que siempre han hecho ganar a los candidatos del PRI, PAN y PRD y que en esta contienda pudieron hacer lo mismo no hay una explicación que les convenza de unos resultados, hasta este momento, catastróficos.

Esos personajes, siempre utilizados para ganar sin retribuirles el esfuerzo y el triunfo, creen que a estas alturas es ya prácticamente imposible alcanzar y ganar. Ya se sienten derrotados, ya hablan y actúan como perdedores y se alistan para abandonar el barco y ofrecer votos a cambio de posiciones o cuando menos, para no quedar en completa orfandad y en la banca por los siguientes seis años.

Aun en voz baja esos personajes tratan de explicarse en reuniones de unos cuantos cómo es que su partido pensaba ganar primero, con ese candidato presidencial y luego, con ese discurso tan vacío y lleno de contradicciones. Para este momento entienden que todo cuanto atacaban en sus mensajes en realidad parecía que lo decían de sí mismos pues al hablar de corrupción se referían al pasado cercano de los gobernantes propios. Hablar de combate a la pobreza, de poner fin a la violencia, de generar empleos, de bienestar y paz siempre se les revertía pues aseguran, cómo explicar al electorado lo que se va a hacer si ya se tuvo ya la oportunidad y no se hizo.

Los dirigentes estatales y nacionales de esos partidos presienten una masiva huida de militantes. Ya lo tienen en su agenda. De rebote les ha llegado la información de grupos grandes y pequeños que van a abandonar su proyecto. Pero nada pueden hacer; no han podido hacer nada por levantar la campaña y no tienen ni idea de cómo retener a sus militantes.

Los líderes saben que incluso en los estados han hecho muy malas designaciones en las candidaturas a gobernadores, senadores y diputados federales y que además de perder por ese sólo hecho, existe también el efecto López Obrados que hará ganar incluso hasta aquellos que no tienen propuesta o imagen o experiencia.

La militancia y los liderazgos están muy molestos porque a pesar de lo que se ve y se juzga, aún les siguen diciendo que van a ganar, que las encuestas que se publican y que dan el triunfo a MORENA no son reales, que va a ocurrir un milagro, que ahora sí se distribuirá el poder entre quienes han sido siempre olvidados y usados y que el uno de julio van a festejar en grande… la militancia y los grupos saben que eso no es cierto y que en los próximos días habrá de empezar a escribirse el principio del fin. Eso dicen.

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