Redacción
La coordinadora de Nutrición del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tlaxcala, licenciada Xóchitl Juárez Guzmán, refirió que las grasas han sido malinterpretadas durante años, y este macronutriente es vital para el buen funcionamiento del organismo, pero se deben elegir las adecuadas.
Detalló que las grasas, son una fuente concentrada de energía en dieta diaria, y forman parte de enzimas y hormonas que ayudan al buen funcionamiento del cuerpo, cada gramo aporta 9 calorías. Además, contienen ácidos grasos esenciales y vitaminas (A,D,E,K) que son fundamentales para la salud.
Las grasas cumplen varias funciones vitales como: digestión y absorción de vitaminas liposolubles y antioxidantes, que son necesarias para combatir el daño celular; la grasa almacenada en el tejido adiposo actúa como un aislante térmico, protege los órganos y mantiene la temperatura corporal; es fuente de energía y después de 20 minutos de actividad física, el cuerpo comienza a utilizar las grasas almacenadas.
Los ácidos grasos insaturados son esenciales y se dividen en tres categorías: Omega 3 (se encuentra en pescados como el salmón y en semillas de linaza, los cuales ayudan a reducir los niveles de triglicéridos y protegen la salud cardiovascular); Omega 6 (presente en aceites vegetales como el de maíz y cártamo, son cruciales para la respuesta inflamatoria y la coagulación sanguínea).
Asimismo, el Omega 9 (predominan en el aceite de oliva y aguacates, y son conocidos por ayudar a disminuir el colesterol, contribuyendo así a una mejor salud cardiovascular). La clave está en no estigmatizar ningún nutriente y elegir las grasas adecuadas para una vida saludable.
“Las grasas perjudiciales que son un riesgo para la salud, se encuentran en alimentos como la margarina, productos ultraprocesados, carnes con excesos de grasa, galletas y pastelería, conocidos como ácidos grasos trans que incrementan los niveles de colesterol y su ingesta se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares”, preciso la coordinadora.
Aunque la grasa contribuye al sabor, olor y textura de los alimentos, haciéndolos más grato al paladar y con mayor aceptación, al producir placer al consumirlos, se debe saber elegir el tipo de grasas que vamos a consumir, por lo que se recomienda moderar las grasas saturadas y limitar los productos procesados y fritos que contengan grasas no saludables.
Además se deben incorporar en la ingesta diaria, grasas saludables como el aceite de oliva, canola o aguacate y acudir con un profesional de nutrición para recibir un correcto asesoramiento de una alimentación equilibrada en la Unidad de Medicina Familiar (UMF) que le corresponde.
“En el programa NutrIMSS se ofrecen sesiones informativas que enseñan pautas para una alimentación balanceada, especialmente dirigidas a personas con enfermedades crónicas, y brindan una consulta personalizada para evaluar el estado nutricional de cada paciente con la finalidad de diseñar un plan de alimentación saludable adaptado a sus necesidades”, subrayó Juárez Guzmán.
