El crecimiento económico y un cambio de perspectiva política

Isaías Chanona Hernández

El panorama económico y social de México se enfrenta a grandes retos este año. El mal desempeño y desarrollo económico, la creciente inflación y el conflicto de Ucrania, aunado con la falta de seriedad y conocimiento por parte de López Obrador para crear políticas que permitan su desarrollo, mantienen paralizado el crecimiento económico y social del país.

El medio ambiente, el desarrollo y el crecimiento económicos, son conceptos íntimamente relacionados e indispensables para el desarrollo de un país. El crecimiento económico está ligado a factores económicos y macroeconómicos, y el desarrollo económico, puede y debe tener capacidad de transformación de las condiciones que determinan a un país. Así, el desarrollo económico se define como el proceso en virtud del cual la renta real per capita de un país aumenta durante un periodo de tiempo, es un proceso socioeconómico integral que implica expansión continua y el mejoramiento de la sociedad. Claro, en teoría, teniendo un desarrollo económico aunado a un crecimiento económico, se tendría una capacidad de trasformación de la base económica y la capacidad de utilización de los bienes producidos o los frutos del crecimiento, además de que implicaría un aumento en el ingreso de las personas, una mayor capacidad adquisitiva y una mejora en las condiciones de trabajo y de vida de los habitantes del país.

Y en efecto, un crecimiento económico implicaría un aumento en la posibilidad de reducir la pobreza, pero ejemplos sobran para demostrar que no siempre un crecimiento económico responde a un decrecimiento de la pobreza si no que siempre, a costa del crecimiento económico y de su concentración por parte de unos pocos, crece potencialmente esta y la desigualdad.

En nuestro país ni desarrollo ni crecimiento económico hay. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) expidió este mes un estudio económico de América Latina y el Caribe, en el cual analiza el desempeño regional económico, su evolución en lo que va del 2022 y valora además su posible comportamiento para el 2023. En él menciona que tanto en América del Sur como en México y Centroamérica se observó una desaceleración de las tasas de expansión en el primer trimestre de 2022 con respecto al mismo trimestre del año anterior. En 2021, ambas subregiones presentaron procesos de recuperación acordes a la magnitud del impacto ocasionado por la crisis de la pandemia, en la que los choques internos fueron de similar magnitud, al mismo tiempo que la intensidad del choque externo fue diferente. La magnitud del impacto externo fue superior en México y Centroamérica, dado que sus economías están principalmente vinculadas al ritmo de expansión de los Estados Unidos, país que fue de los más afectados por la pandemia. Además, mientras en América del Sur se proyecta un crecimiento de 2,6%, en México el crecimiento sería de 1.9% en comparación con el 5,7% de 2021 en el mismo periodo de evaluación. Es decir, el crecimiento económico estará por debajo del promedio regional, aun y cuando el promedio regional es sumamente bajo para la necesidad internacional de crecimiento económico.

Este fenómeno concomitante con el aumento de la inflación económica internacional, la inflación en nuestro país se ha acelerado alcanzando cifras históricas de 7,7%. Esto finalmente se desencadena en la imposibilidad de los mexicanos de capacidad adquisitiva, pues los índices al precio del consumidor de la energía y los alimentos, afecta también a los bienes y servicios que debería brindar el país a sus habitantes.

Ante esta realidad, en la cual además los mexicanos en edad y con capacidades de trabajar, viven en el desempleo masivo, decirle al pueblo de México, que “estén tranquilos”, que “hay gobernabilidad y estabilidad” como dijo el mandatario Nacional, es un acto de cobardes e ignorantes. López Obrador y su teatrito de cuarta quedan rebasados e inutilizados para el desarrollo, no solo económico, si no social e histórico del cual está urgido el mundo entero.

Se requiere cambiar de mentalidad donde a nuestros gobiernos solo les importa la huella que puedan dejar durante su sexenio, y empezar a voltear la lupa hacia el futuro revolucionario de nuestro país, y para lograrlo el Movimiento Antorchista ha expresado incasablemente cuatro pasos a seguir para desarrollar primero la economía del país, y posteriormente a la sociedad: primero la generación de empleos formales y asegurar que todos los mexicanos puedan contar con uno, una vez cubierto el primer punto; el incremento significativo y real de los salarios para que los mexicanos puedan incrementar su poder adquisitivo y así vivir más plenamente, posteriormente; es necesario que el Estado genere políticas de recaudación justa de los impuestos, como también lo ha dicho la CEPAL y la OCDE en repetidas ocasiones, que paguen más lo que ganan más; y finalmente que esos recursos recaudados por el gobierno, se repartan de manera justa y equitativa entre todos los mexicanos, principalmente en obras y servicios que les permitan a las familias vivir y dejar de sobrevivir.

El fin necesario del país es el Movimiento Antorchista, no hay de otra: educarnos y organizarnos en sus filas de una vez por todas, tomar el poder y las riendas del país para llevarnos a un futuro de desarrollo económico, social, educativo y cultural.

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