El artista hombre de la calle

Víctor Hugo es un dibujante que trata de subsistir

Gerardo Santillán

Él es Víctor Hugo, hombre en situación de calle pero que tiene un talento innato. Es un dibujante amateur que trata de ganarse la vida vendiendo imágenes plasmadas en prácticamente cualquier superficie plana que encuentre: lajas, piedras u hojas.

De compañero un perro negro lanudo, Víctor Hugo duerme debajo de un puente vehicular cerca del crucero de El Trébol en la ciudad de Tlaxcala. Cuando tiene “jale”, ayuda a la carga de ladrillos de un par de personas que estacionan su camión en la zona.

El resto del tiempo, busca pedacería u hojas en las que dibuja principalmente imágenes de Jesús, peces, paisajes, incluso autorretratos o lo que alguien le pida. Prácticamente los regala porque los ofrece por cualquier cantidad que el comprador le quiera dar… lo que agradece con bendiciones.

De mediana edad y desaliñado, pocos pensarían que tiene la aptitud de un cuasi artista. En una mochila verde que regaló en su momento el Gobierno del Estado a estudiantes, guarda sus elementos de trabajo: una bolsa de plástico con gises y lápices de madera de muchos colores con los que hace sus trazos.

Por supuesto que los atesora como una gran propiedad, es casi todo lo que tiene, de no ser por su amigo cuadrúpedo que lo recela cuando alguien se le acerca, como evitando que le hagan más daño del que la sociedad parece haberle hecho… es evidente.

A Víctor es posible encontrarlo en una estación de gasolina donde hay un flujo alto y constante de personas, a quienes intenta venderles sus dibujos por algunas monedas, aunque también lucha por subsistir con algo de comida que pueda encontrar o, en el mejor de los casos, comprar.

Si lo ve, no dude en apoyarlo, es muy probable que se sienta mejor.