Desempleo y precariedad laboral en Tlaxcala

Por José Orlando Isidro Ramos
Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista en Tlaxcala

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOEN) correspondiente al tercer trimestre de 2020 aplicada por el INEGI, señala que la Población Económicamente Activa (PEA) en Tlaxcala es de 573 mil 695 personas, mostrando una reducción de 53 mil 752 personas, 8.6 por ciento menos con respecto al tercer trimestre de 2019. La drástica reducción se presenta sobre todo entre los que tienen un empleo informal, que se vieron impedidos a laborar por la pandemia y que no han podido acceder a otro trabajo. La Tasa de Participación o porcentaje de personas de 15 años o más económicamente activa fue de 57.4 por ciento. La desocupación registró una tasa de 6.4 por ciento, con un incremento aproximado al 3 por ciento, respecto al mismo periodo de 2019, es decir, casi se duplicó la cantidad de desempleados en el periodo.

Entre las Tasas complementarias de ocupación y desocupación para el Estado de Tlaxcala en el tercer trimestre de 2020, destacan: 14.7 por ciento en ocupación parcial y desocupación; 26.2 porciento en subocupación (población que puede ofertar más tiempo de trabajo);32.6 por ciento en condiciones críticas de ocupación (personas que trabajan menos de 35 horas a la semana o que trabajan más de 35 horas ganando hasta un salario mínimo o que trabajan más de 48 horas ganando de uno a dos salarios mínimos); 68.5 por ciento en informalidad laboral (población laboralmente vulnerable, sin acceso a seguridad social o no reconocido por su fuente de trabajo); 37.8 por ciento de ocupación en el sector informal (persona que trabaja en una unidad económica que opera con los recursos del hogar sin constituirse como empresa por lo que no se puede diferenciar de ese hogar);44.2 por ciento en subutilización de la fuerza de trabajo (suma de subocupados, desocupados y disponibles para trabajar), y;63.5 por ciento en trabajo asalariado.

En el estudio realizado a 39 ciudades por la ENOEN sobre los principales indicadores laborales, en el tercer trimestre de 2020, la Ciudad de Tlaxcala presenta una Tasa de ocupación de 92.8 por ciento (abajo de la media: 93.6 por ciento); con una tasa de desocupación de 7.2 por ciento (arriba de la media: 6.4 por ciento); quinto lugar en la subutilización de la fuerza de trabajo con una tasa de 45.1 por ciento (arriba de la media: 36.6 por ciento); tercer lugar en Tasa critica laboral (suma de desocupados, subocupados, ocupados que laboran menos de 15 horas a la semana, ocupados que buscan trabajo y/o ocupados en condiciones críticas de ocupación) con 56 por ciento (arriba de la media: 39.6 por ciento); segundo lugar en Tasa de informalidad laboral con 61.4 por ciento (arriba de la media: 41.6 por ciento), y; segundo lugar en la Tasa de ocupación en el sector informal con 37.6 por ciento (arriba de la media: 25.4 por ciento).
Datos reveladores sobre la precariedad laboral existente en Tlaxcala pero que no tienen mayor relevancia porque quienes tienen que conocerlos y digerirlos no están familiarizados con la radiografía estadística que describe la situación que sufre, precisamente, la clase trabajadora.

Los datos nos dicen que de la población con capacidad de trabajar en Tlaxcala, 7 personas de cada 100 buscan empleo y no tienen la oportunidad de acceder a uno en poco tiempo; 26 personas de cada 100 se ocupan 15 horas o menos a la semana, con muy bajos ingresos y sin la posibilidad de ocuparse más horas en otro trabajo o bien que trabajan más de 48 horas a la semana percibiendo uno o dos salarios mínimos; 33 personas de cada 100 viven con la incertidumbre constante sobre su permanencia en el empleo, con contratos temporales para no hacer antigüedad, sin derechos a la salud, pensión, licencias de incapacidad por enfermedad o maternidad; 68 de cada 100 personas se emplean en unidades económicas familiares, sin garantía de ingresos fijos, sin ningún tipo de seguridad social ni derechos laborales; los porcentajes simplifican el análisis pero son cientos de miles los tlaxcaltecas que sufren estas condiciones. La precariedad laboral significa condiciones deplorables de trabajo, con salarios por debajo de los medios de vida necesarios, sin apoyos patronales para capacitación, educación, salud, subsidios a vivienda, transporte, alimentación, jubilación y demás prerrogativas a las que tienen derecho los trabajadores.
Es verdad que la pandemia ha profundizado los males del mercado laboral, que el confinamiento obligado y la paralización de los sectores productivos y de servicios golpearon duramente a la economía mexicana y que por lo tanto, mientras no haya crecimiento económico las condiciones laborales tampoco van a mejorar. Pero, también es cierto que antes de la pandemia la situación para los trabajadores no iba por buen camino, que debido al desempleo, las altas tasas de empleo informal y los bajos salarios, la masa trabajadora ya sufría pobreza, hambre, insalubridad, marginación, condiciones de vida paupérrimas que sólo se agudizaron con la crisis sanitaria.

Son décadas en las que las condiciones de vida del pueblo trabajador no han tenido mejoras sustanciales, por el contrario, se han perdido derechos ganados o reconocidos y en los que la capacidad adquisitiva del salario ha venido a menos en términos reales. Y esta situación no va a cambiar, no será el gobierno ni la clase empresarial la que se preocupe en dar mejores condiciones para los trabajadores, porque, se reconozca o no, sus intereses son antagónicos, por tal motivo, deben estar claros los obreros, los comerciantes, los transportistas, los maquileros, los artesanos, los campesinos, los jornaleros, los albañiles, el pueblo trabajador, que sólo organizándose van a poder exigir mejores condiciones laborales, que sólo la fuerza organizada podrá arrancar las condiciones que les permita alcanzar una vida digna para ellos y sus familias, que sólo así se abre la posibilidad de avanzar en sus garantías y derechos laborales, ahí está la posibilidad de avanzar a una patria más equitativa con un reparto más justo de la riqueza nacional.

La pandemia ha movilizado a sectores que en otras circunstancias normales no lo abrían hecho para exigir condiciones laborales, mejores ingresos, apoyos o subsidios, derechos y garantías a la vida; se ha empezado a aglutinar la fuerza laboral, pero no ha logrado vencer la dispersión gremial, no se ha planteado un objetivo común para alcanzarlo bajo un mismo plan de trabajo y lucha. Los zócalos, las plazas públicas, las sedes de gobierno, se han llenado con incontables manifestantes y los resultados no han sido los que las condiciones económicas y sanitarias están exigiendo, la cerrazón de las autoridades no se ha vencido porque no se consolida esa fuerza obrera para hacer valer sus demandas y exigencias.

Antorcha tiene experiencia en el trabajo y la lucha a favor de las masas populares. Tiene un proyecto de nación con cuatro ejes principales: 1. Política Fiscal Progresiva, que paguen más los que ganen más; 2. Reorientación del Gasto Social para infraestructura social y servicios básicos; 3. Empleo para todo mexicano que lo requiera, y; 4. Salarios bien remunerados. Si la clase trabajadora alcanza mejores condiciones de vida, de salud, de educación, de cultura, si tienen empleo y buenos salarios, tendrán la capacidad de incrementar su productividad y con ello el crecimiento económico, dando lugar a mejores condiciones de bienestar para la sociedad en general. La lucha contra el desempleo y la precariedad laboral clama por la unidad de las clases trabajadoras, de Tlaxcala y del país, para una mejor vida y un cambio social profundo. Y que no quepa duda, los antorchistas estamos dispuestos a formar en primera línea.

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