Desarrollo de los pueblos, resultado de su organización

Edith Martínez Ventura

Vocera estatal del Movimiento Antorchista en Tlaxcala

 

Ante la contienda electoral que se avecina, será del conocimiento de los ciudadanos que los candidatos a ocupar algún cargo público darán a conocer la trascendencia de su trabajo político y práctico en favor de los pobres, se presentarán como aquellos seres capaces de hacer posible lo imposible y, lo que es mejor, trabajar como nadie más lo ha hecho en dicho puesto, reconocer a la gente que los apoyó y no olvidarse de ellos, todo esto para lograr ganar la contienda y darse a conocer como la figura pública a la que aspiran. Aunque todo esto es un discurso bien estructurado, a veces, y agradable al oído, la experiencia del proceso “democrático” nos ha demostrado todo lo contrario, pero además ha dejado con mayor claridad que si los pueblos avanzan y progresan no se debe a la intervención de una sola persona, sino del colectivo, es decir, del pueblo.

La historia es la fuente más confiable para señalar que la transformación de pueblos en grandes zonas urbanas se debe a la modificación de la forma de conducirse de la gente, y su participación en la modificación de su vida colectiva, pues cuando la sociedad empezó a constituirse como tal ésta se regía por el trabajo colectivo, mismo que hizo posible que las condiciones precarias en que en algún momento se encontró fuera rebasadas y que todos los individuos que forman parte del mismo grupo participaran para avanzar. Sin embargo, las condiciones actuales en lugar de seguir preservando dicho modo de convivir y vivir, han hecho todo lo contrario, la gente, aunque sabe que pertenece al mismo grupo, colonia o pueblo, tiene muy poco interés por hacer que éste se desarrolle, y no porque el individuo sea un ser egoísta e indiferente de su condición, sino porque el sistema político, económico e ideológico que predomina así lo ha educado, recalcando que lo único por lo que debe preocuparse es por sobresalir individualmente y negarse a trabajar colectivamente.

Como esto se ha vuelto un estilo de vida adoptado, consiente o inconscientemente, los discursos de los gobernantes están llenos de promesas huecas respecto a los cambios que pueden hacer por los pueblos, haciendo creer a la gente que hasta que no aparezca sobre la tierra un ser capaz de modificar las circunstancias nadie más lo hará y que por lo tanto el no elegirlo o considerarlo para esta tarea sería como traicionar a la patria. Lo que el pueblo no sabe, o mejor dicho ha olvidado, es que sólo mediante la cooperación y el trabajo colectivo es posible hacer lo que sea necesario para modificar la vida social, que el verdadero motor de transformación es la unión de la gente, y que, si ésta se decide a luchar y trabajar por su pueblo, pueden hacerlo un ejemplo de desarrollo, como en su momento lo hicieron los antiguos pueblos mexicanos antes de la llegada de los españoles.

Aunque en la mayoría de las ocasiones el pueblo sólo se organiza para celebrar, hay otros que a través de la educación política han entendido que la organización es la clave para mejorar sus condiciones de vida y por lo tanto deciden dar la lucha para que los derechos que tiene como ciudadanos sean respetados y se les pueda garantizar una vida digna. Esto lo ha hecho y promovido el Movimiento Antorchista desde hace 44 años, su papel se ha centrado en organizar a la gente, educarla políticamente, promover el trabajo colectivo y encauzarla a luchar porque sus necesidades sean resueltas, de tal modo que al hacer esto la forma de concebir la realidad se modifica y el pueblo se vuelve capaz de identificar que no necesita de un ser único y especial para tener una vida mejor, que en todo caso es indispensable tener un guía que le diga por dónde y cómo hacerle para lograr el cambio que requiere.

Una muestra de lo que quiero decir es la colonia Máximo de la Cruz, en el municipio de Santa Cruz Tlaxcala; ésta colonia está compuesta por gente indígena, que en busca de una vida digna se acercó al antorchismo, mismo que ha contribuido a lograr lo que ellos querían para las futuras generaciones y que hoy es una realidad; esta colonia cuenta con los servicios básicos, la gente ha luchado por vivienda, empleo temporal, despensas, y recientemente se inauguró un salón de usos múltiples, espacio que ni siquiera el municipio tiene. Todo esto demuestra que lo que hace Antorcha es lo correcto, no sólo por la colonia Máximo de la Cruz, sino por todos aquellos pueblos, colonias y municipios en los que hay presencia de Antorcha y que ha progresado hasta volverse ejemplos, dejando claro que el desarrollo de los pueblos es fruto de su organización.

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