Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Hay una coincidencia casi generalizada de que el tan traído y llevado debate dejó mucho que desear, que no cumplió las expectativas, que las participantes y el caballero candidato hablaron mucho del qué pero que les faltó profundizar en el cómo y para quién o el cuándo y el cuánto. Como ejercicio democrático, como una ceremonia de presentación personal ante la sociedad, ese encuentro fue un éxito pues de esa forma la población conoció el rostro y la apariencia física de quienes quieren gobernar Tlaxcala.
Personalmente creo que las preguntas y las respuestas fueron superficiales, que se debió ir al origen de los problemas y necesidades, de las soluciones y las propuestas, del conocimiento profundo de la situación de violencia hacia la mujer, de los feminicidios y de la inseguridad, de la creación de empleos y de los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas confiable… y la crisis ecológica que sufre Tlaxcala.
Lo que es también muy preocupante es que se habló poco, demasiado poco, de la educación, el deporte y la cultura como elementos, argumentos y bases para una sociedad inteligente, civilizada, educada, con valores, solidaria, participativa y consciente. La educación como formadora de ciudadanos responsables de la convivencia pacífica con la mujer, como elemento y argumento para reconocer en ella el derecho a la vida y a una existencia libre de violencia, para entender que la mujer no es objeto de compra y venta, educación para otorgarle a la mujer la igualdad e inclusión que se merece, educación para darle las oportunidades y derechos que les son inherentes. Educación para todo.
Deporte para apartar a la juventud de los vicios y para evitarles la tentación de sumarse a la delincuencia y en especial a los grupos organizados. Deporte para ofrecerles alternativas de un tiempo aprovechado, para crear una sociedad saludable y eliminar las enfermedades mortales como la obesidad y el sobrepeso, causantes de otros tantos males prevenibles. Deporte para representar a México ante las potencias mundiales del sector, deporte para formar mentes positivas, espíritus libres y seres sanos y conscientes. Deporte para todo, todo el tiempo.
Y cultura, cultura para enorgullecerse de nuestra historia, de nuestro presente, de nuestros lugares turísticos, cultura para mostrar al mundo el ayer glorioso y las costumbres y tradiciones que nos unen y nos identifican como nación única en el mundo. Y el apoyo a los creadores de arte, a quienes siempre dan la cara por México, los que ponen en alto las letras, la pintura, la danza, la música, el teatro y todas las bellas artes. Otorgar una beca al creador con trayectoria, al digno representante del municipio, del estado y del país en el concierto mundial. Arte y cultura, siempre, en todo tiempo y lugar. Apoyos para los autores que han sido negados por las autoridades culturales.
Fueron estos los temas ausentes, o superficiales en el discurso, en la oferta, en la visión a corto y mediano plazo; faltó darle sentido al resto de las propuestas pues sin esencia ni razón ni origen ni destino el ofrecimiento de mejores condiciones de vida para los tlaxcaltecas parece discurso vacío, sin rumbo, sin dedicatoria.
Y no se perdona, no debe perdonarse, que quienes hicieron uso de la voz este domingo 18 de abril del año 2021 hayan soslayado una de las tragedias más atroces de los recientes años y que se abate sobre el suelo y el cielo de Tlaxcala. Parece increíble que las y el aspirante a la gubernatura de nuestro estado no hayan dicho una sola palabra, que no hayan dedicado un segundo siquiera, a la crisis que se cierne sobre nosotros y cuyas consecuencias serán un desastre de tal nivel que podría poner en riesgo la sobrevivencia de una cultura o una raza como lo es la de Tlaxcala.
Es totalmente inaceptable que el problema ecológico que se sufre en nuestra montaña madre, la Malinche, Malintzi o Matlalcuayetl no represente una preocupación en quienes desean dirigir los destinos de los tlaxcaltecas y, por ende, no tengan una propuesta que ponga fin a la tragedia causada por el gusano descortezador que todos los días avanza sin control ni freno y que mata a miles y miles de árboles, ante la indiferencia de las autoridades estatales y federales a quienes simplemente la situación se les salió de control y para el cual no tienen respuesta… ni ganas ni voluntad.
No se entiende, no se acepta y no se esperaba una omisión de esa magnitud pues el ecocidio del cual TODOS somos responsables, y que condiciona la existencia misma de esta parte importante del país y del planeta, no mereció un mínimo comentario de los candidatos, un instante en la agenda de los políticos y los partidos, ni un gesto en los organizadores y por parte de los moderadores ni una consideración en los críticos y analistas sabelotodo y en quienes están en contra de todo y a favor de nada y que generalmente nada les parece.
La situación que se vive en el bosque de la montaña es de tragedia, de urgente atención, de decidida acción, de necesaria inversión… da tristeza, da rabia, motiva lástima, causa impotencia ver tanto daño al ecosistema… y pensar que a nuestros políticos no les mereció siquiera un instante de su tiempo.