Bernardino Vazquez Mazatzi
Periodista y Escritor
Si para los actores políticos en conflicto la actual crisis entre candidatos y partidos es normal, pues así se llevan y de esa forma disputan el poder, para la sociedad en general es una triste comedia y una lastimera exhibición de ambiciones y deseos de frenar las aspiraciones de unos y otros, o mejor dicho, de unas a otras. No hay peor enemigo que el que está dentro del mismo partido y que se dice compañero.
En un claro afán de protagonismo y en la lucha por alcanzar la mejor tajada en una negociación, olvidan los compromisos y omiten las promesas de unidad y apoyo y sin pudor se dicen traicionadas o traicionados traicionando sus principios y filosofía partidista. Los unos, o unas, sin importarles demostrar total incongruencia y envidia, se revelan a su realidad y con acciones y declaraciones estridentes apuñalan a su partido y agreden a quien resultó ganadora en una encuesta que ahora desconocen pero que dejaron hacer suponiendo que iban a ganar; el resultado adverso las hizo despertar, o ver, o adquirir conciencia, o mostrar sus verdaderas intenciones y valores.
En MORENA las cosas están como nadie las imaginó y como a nadie conviene. La lucha interna, la guerra fratricida, abona a la idea de que la política es política en donde quiera que se dé y es sinónimo de podredumbre, de ambiciones desmedidas, de traiciones, de deslealtades, de violencia y que no es buena para nada y para nadie sea cual sea el color y las siglas. La política, dicen que es un arte y una ciencia, y debiera serlo, pero en Tlaxcala y entre la gente del partido en el poder federal, representa la oportunidad para estar en contra de todo y a favor de nada.
Por el lado de los partidos PAN, PRI y PRD, su alianza anti natura, su agrupación fuera de toda lógica y verdad, mantiene confundidos a los electores que no alcanzan a entender cómo es que con tal de llegar al poder, los enemigos se congregan y hasta se besan, se juran amor eterno y se prometen fidelidad en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas. Lo cierto es que esta mezcla ya recibe el rechazo y repudio de priistas, panistas, perredistas y de gente sin partido que mantiene la propuesta de no votar por este bodrio como una forma de castigo.
La política y los partidos pueden ser un juego si así lo determinan sus dueños, pero la voluntad del pueblo, los derechos de los Tlaxcaltecas, no se negocia. La imagen que están ofreciendo TODOS los partidos y candidatos es la peor señal en una sociedad que presume está construyendo su democracia. Qué lejos estamos de alcanzar ya no un ideal demócrata, sino una política de respeto hacia el pueblo y hacia los mismos actores y su escenario.
Tlaxcala no merece este tipo de mediocres shows, este denigrante espectáculo romano, este cruel canibalismo creciente y esta lastimosa falta de respeto hacia la democracia y hacia los electores, esta venta de la dignidad a cambio de puestos políticos, esta vergonzosa mezcla de siglas, colores, ideologías e intereses. Definitivamente, señores políticos y dirigentes partidistas, no es esto lo que queremos los tlaxcaltecas, esto no nos lo merecemos, no están a nuestra altura, no cubren nuestras expectativas y no valen lo que cuestan.
Señores y señoras del escenario político ¿Quién les dijo que esto es democracia? ¿Quién los engañó diciéndoles que esto les pedimos y merecemos? ¿Quién les ha mentido haciéndoles creer que esto es un proceso electoral? Así no son dignos ni necesarios para los tlaxcaltecas, así no nos interesan, así no los aceptamos.
Con este escenario político tan adverso para absolutamente todos, MORENA perdería sin Lorena Cuellar, Lorena perdería sin MORENA (a donde quiera que se vaya), la mega alianza jamás podrá alcanzar la victoria con Anabel ni con Minerva y el abstencionismo lograría sus más altas cifras. La desconfianza hacia la política y hacia los políticos se incrementaría y el desprecio hacia los ambiciosos y ambiciosas será la constante.
Por ambición pueden llevar al fracaso una filosofía e ideología que prometían sacar adelante al país y en la cual estaba cifrada la confianza de millones de mexicanos. La codicia fuera de control, la ceguera irracional de absolutamente todos los partidos pone en entredicho el sentido de la política y el proceso electoral del 2021.
Tal conflicto favorece a Juan Carlos Sánchez García. El SAGA ha hecho presencia en el estado y no es mal visto por la sociedad. Al final de cuentas quedaría como la última y la mejor opción, lejos del protagonismo y ambición de quienes ahora se dicen la esperanza de Tlaxcala.
No obstante, aún hay tiempo. La reconciliación en Morena en posible, urgente y necesaria. La legitimización del PRI, PAN y PRD como partidos de distinta ideología se tiene que dar y el retorno aunque sea parcial de la confianza del pueblo por la política todavía se puede lograr. Es cuestión de voluntad.