Elisa Márquez/Columna
Minerva Hernández Ramos llega como Coordinadora General de Campaña de la Coalición Unidos por Tlaxcala, luego del estrepitoso fracaso que tuvo al ser Anabell Ávalos Zempoalteca la favorita para encabezar la alianza, con ello, se pudo ver el resultado de las negociaciones que la senadora panista realizó y asumió el papel secundario que le tocó vivir en las elecciones que se realizarán el próximo es de junio.
Con este premio de consolación, “Mine” tiene la enorme responsabilidad de llevar a buen puerto a su “amiga” Anabell, ante una Lorena Cuéllar que le lleva enorme ventaja en cuanto a intención de voto.
Su mayor sueño, convertirse en la candidata de esa coalición no pudo realizarse debido a su falta de popularidad y de capital político; en cambio, será quien realice el plan estratégico y llevar diariamente las actividades de Anabell Ávalos, tal y como ambas dijeron “para estar más unidas que nunca”, pero, me asaltan dos preguntas… ¿podrá con el paquete? ¿Qué tanta confianza tuvo Anabell para entregarle esta encomienda?
Ante su pobre intento para ser la candidata oficial a la gubernatura del Estado, Minerva Hernández negoció esta posición que sin duda es de alta responsabilidad, sin embargo, no dudo que Ávalos Zempoalteca lo haya pensado mucho antes de otorgarle tamaño encargo, porque para ejercerlo se requiere en primer lugar de una fe ciega, absoluta hacia el jefe de campaña.
No dudamos de la habilidad de la senadora para las finanzas, pero para otras tareas que como coordinadora deberá realizar sí está en duda su próximo desempeño.
No hay antecedentes de éxitos de Minerva en estas funciones, pero sí de traiciones y deslealtades. Recordemos lo que pasó en 2010 cuando siendo candidata del PRD a la gubernatura de Tlaxcala, de última hora aventó la toalla para sumarse a la panista Adriana Dávila. El resultado: la derrota.
La reciente amiga de Anabell Ávalos es una mujer cuya ambición es demasiado evidente, así como de la impaciencia que muestra para llegar a la gubernatura, nunca trabajó realmente para el panismo, y quienes son militantes de cepa lo saben y la evitan, siempre será considerada como “neopanista” aún cuando ya tiene varios años en ese partido.
Además, no cuenta con carisma político, tan necesario para negociar, resolver conflictos, responder a una serie de problemas que como coordinadora vivirá diariamente y hasta que concluyan las elecciones.
Sinceramente, dudo que esa “amistad” crezca y se fortalezca, por el contrario, tal parece que ese cargo no es para ayudar a Anabell Ávalos, sino para perjudicarla por una senadora resentida y ávida de poder.
El juego comienza, las campañas se calientan y la nueva coordinadora tendrá que vivir el estrés de que aún no pueden alcanzar a Lorena Cuéllar en las encuestas, situación que con su nueva posición deberá resolver.
El panorama no es nada alentador, y al tiempo veremos que Anabell Ávalos debió medir sus palabras al referirse a ella como amiga, porque con esas amigas….