Cómo me dueles, México

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

 

No creo que al presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador, le interese mi opinión respecto a lo que está haciendo o dejando de hacer en el tema de PEMEX ni pienso que lo desvela o preocupa que lo defienda de todo y nada. Así es que hablar del asunto, al menos por lo que a mí corresponde, implica falta de protagonismo político y ausencia interés económico o de otra índole.

Hablar del incipiente gobierno del tabasqueño y hacerlo desde la objetividad, la honestidad y desinterés es la única forma de opinar sin contradecir a quienes están e favor o en contra, es hablar sin dirigir tendenciosamente el mensaje y es dejar en claro que lo expuesto no es más que un punto de vista que no busca ofender ni apoyar o rechazar a nadie y a nada.

Así, desde la perspectiva del nivel cultural, social o educativo en que me ubico y que es la misma de la inmensa mayoría de este país, el apoyo a las acciones en contra de la corrupción y la impunidad que priva en la empresa de todos los mexicanos, PEMEX, es total en la medida en que buscan imponer el orden, hacer justicia, terminar con la corrupción, erradicar privilegios y hacer más productiva la paraestatal.

Nadie en su sano juicio o ajeno a intereses sucios podrá o debería rechazar lo que se está haciendo y no porque no tenga derecho a expresarse, sino porque el sentido común, la dignidad y la honradez nos gritan la necesidad y urgencia por impedir el enriquecimiento ilícito de unos cuantos que al amparo del poder se roban la riqueza de todos los mexicanos. Si bien a nadie se le debe negar la libertad constitucional de opinar, ese derecho debe incluir la responsabilidad de hacerlo basado en la información objetiva y de buena fuente, dejando de lado las cuestiones políticas. No hay cosa más mediocre que leer las expresiones de los ardidos, ignorantes, contrarios partidistas o ciudadanos desinformados con ganas de protagonismo.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, de acuerdo a lo que se escucha en el servicio público de pasajeros, en la fila de las tortillas, en los cafés de los portales, en los convivios de sábado y domingo y en donde usted mande, tiene todo el apoyo de la sociedad misma que considera que tiene la información suficiente y clara de qué se está haciendo, cómo y para qué. Salvo una que otra opinión divergente y respetada, el pueblo de México considera que en el ataque frontal al huachicol y sus operadores, se está haciendo lo correcto.

Escucho versiones aprobatorias de gente perfectamente informada, de quienes abrevan de los canales objetivos y verídicos, que se hacen llegar de datos, cifras y nombres provenientes de fuentes institucionales, pero también de personas que sólo reproducen lo que escuchan, que nutren su criterio de lo que dicen los noticiarios, de la perspectiva de los analistas, de lo que dice la mayoría y el resultado es igual: total apoyo al presidente.

Ese mismo sector de la sociedad rechaza la actuación de gobiernos anteriores y juzga y sentencia a quienes hoy se desgarran las vestiduras por defender lo que agraviaron. Quiérase o no, hay dos partidos que están en estos momentos en el desprecio mayoritario y hay nombres con rostros y apellidos que sufren o resienten la animadversión de la sociedad por actos u omisiones reales o supuestas. El desprecio hacia ellos no es consecuencia de los actos del actual gobierno sino de un pasado reciente y un juicio sumario imposible de deshacer.

Me sumo a la crítica, juicio y sentencia en contra de quienes abusaron de su situación política para robar lo que es propiedad de todos los mexicanos. Tengo la certeza de que lo que se dice y se acusa es tal vez el diez por ciento de lo que en realidad ha ocurrido en los recientes sexenios del PAN y del PRI. Al igual que la inmensa mayoría de los mexicanos siento asco y repugnancia por la idea de que algunos tienen de la política y del servicio público. Me avergüenza y deprime el concepto que tuvieron esos delincuentes de lo que significa servir.

Insisto, no creo que le importe mucho mi opinión al actual régimen ni se preocupa porque esté de acuerdo o no, opino simplemente para decir lo mucho que me duele mi México…

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