Campañas sin sorpresas

Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista

Sólo los incautos, los poco conocedores de la política y los tercos pueden decirse sorprendidos por la forma y el fondo con los que los bendecidos candidatos hacen campañas. Porque aunque no lo pudiéramos creer, todavía en el siglo 21 hay quienes creyeron y quisieran que aspirantes y discursos fueran diferentes.

Están en campaña muchos de los que usted y yo hubiéramos querido que estuvieran lejos, hasta donde muchos los mandan constantemente. Pero no, otra vez quieren. Ahí están, obstinados, necios persistentes, vendiéndose como magos o genios capaces de hacer realidad los sueños de los tlaxcaltecas con sólo agitar su varita encantadora.

Ahí están los que ya estuvieron y que luchan por seguir cobrando de los impuestos de todos, siguen presentes como en un mal sueño los que ya fueron y no dejaron buenas cuentas o que an alcanzado el más alto nivel de rechazo y repudio… estamos viendo nuevamente a esos que otra vez tocan las puertas de nuestras casas prometiendonos lo mismo, otra vez igual que hace tres años.

Porque la promesa es la misma, como si no supiéramos que la Cámara de Diputados está al servicio del poder ejecutivo, como si no tuviéramos como seguro que muchos legisladores sólo van a levantar la mano para aprobar leyes a modo del gobierno sin leer siquiera las iniciativas.

Tanto diputado con sueños de crear y modificar tantas leyes que de hacerse realidad, crearían como 20 consituciones para el Estado Libre y Soberano de Tlaxcala. Todos dicen lo mismo incluyendo a esos todos que buscan la reelección y que no hicieron nada por la sociedad ni por aquellos incautos que los eligieron.

Y no, no hay sorpresas. En la guerra por los ayuntamientos, los candidatos son imposición, son los menos aceptados, son los que tienen la cola más larga y son, en la enormemayoríadeloscasos, los mismos, otra vez como ayer y los de antier y que se dan con todo como siempre.

Nada es diferente. Los partidos políticos privilegiaron a los recomendados, a los compadres y familiares. La imposición ocupa el primer lugar en las candidaturas, salvo extrañas excepciones. Otra vez la política es negocio que deja buenas ganancias económicas. Y cómo no, si el PRI se queda con los 29 mil pesos de los candidatos a presidencias de comunidad a los que no les da el dinero pero les pide comprobaciones de los gastos de campaña que pagan con sus propios recursos.

Simulación en el tema de las acciones afirmativas. Puras vergüenzas o como quiera que sea, puras porquerías. Hasta los LGBTIQ tuvieron que levantar la voz… y mejor ni le buscamos a los falsos integrantes del sector discapacidad e indígenas. Lo más indignante con la complicidad de la autoridad electoral.

Porque el ITE cree que ojos que no ven, leyes que no se aplican. Las agresiones están presentes como nunca antes. La violencia a través de las redes sociales es despiadada y vergonzosamente, más contra las mujeres. La destrucción de propaganda está sin control, la difamación y la ofensa corre como río contaminado, el exceso en los gastos de campaña no tiene freno y la compra de votos y la amenaza del partido en el poder pasan desaparecidos por la autoridad.

Nada nuevo… en todo caso, mañas mejoradas y amplificadas, trampas perfeccionadas, discursos vacíos, promesas gastadas, juramentos de caducidad programada. Todo igual o peor.

En unos días, en muy pocos días, terminará este suplicio. Para entonces el recuento de los daños incluirá varias agresiones físicas a candidatas, en muchas denuncias penales por algunos delitos electorales, y también se contarán algunos descalabrados y muchos panfletos, memes ofensivos y dignidades magulladas.

Y por si le faltaran más emociones fuerte y ríos de adrenalina al presente proceso electoral, al ITE se le ocurre dar banderazo de salida a las campañas con marcadas diferencias entre unas y otras. No era necesario invitar a doña sospecha. Y resulta que es el personaje principal.

Los perdedores tienen un plan B y tiene que ver con la impugnación de los resultados si gana quien empezó primero a hacer proselitismo. Ay, no…

El caso es que, como no hay nada nuevo, como en cada proceso electoral, como antes y como siempre, este 2024 volveremos a ver la compra de votos cuyo costo, el más barato, será de 500 y el más alto, en 3 mil pesos; menos, o despensas, son cosas del pasado. No operar de este modo es un suicidio incluso para los candidatos punteros, hasta para esos que se creen ya inalcanzables en la recta final.

Otra vez lo mismo, siempre lo mismo.

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