Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
El común denominador del proceso electoral de 2021 es la presencia de la mujer, presencia obligada, urgente, necesaria, ineludible profundamente importante. La conquista de estos espacios no son concesión ni experimento, sino el resultado de esas luchas ancestrales que exigían igualdad de oportunidades con relación a los varones. Sin sugerir siquiera en broma el inicio de un matriarcado o el asalto del género al poder, esta enorme oportunidad que tienen las damas sin duda vendrá a revolucionar la política y la historia de México.
En el presente año, la historia la escriben mujeres con trayectoria diversa, con propuestas y proyectos diferentes, con discursos y mensajes variados, con perspectivas y soluciones propias. Pero sin duda, quedará marcada en la historia de Tlaxcala y de México la aventura femenil de luchar por alcanzar la victoria electoral y dejar huella en el devenir de Tlaxcala y sus sesenta municipios, en sus poblaciones y en la sociedad en general que ahora como nunca, ve en la mujer el faro guía, la esperanza posible, el sueño realizable y los logros tangibles, como nunca antes en lugar alguno.
Así, Evangelina Paredes, Eréndira Jiménez Montiel, Anabel Ávalos Zempolteca, Viviana Barbosa Bonola, Liliana Becerril, y Lorena Cuellar Cisneros levantan la mano y hacen escuchar su voz para demostrarse y demostrar al mundo que la mujer puede, sabe, quiere y debe ostentar el poder para cambiar el mundo y modificar la forma de servir haciendo que la inclusión, la tolerancia y el respeto sean una realidad en un mundo con tiempos complejos y convulsos en donde ya nada es certero ni cierto.
Al lado de esas valerosas y atrevidas damas están otro tanto o más que exigen desde el ejercicio del voto democrático y libre trabajar en las poblaciones cercanas o alejadas como presidentas de comunidad, regidoras, delegadas municipales y diputadas locales y federales. El ejército femenil, la marea femenina avanza y ya no hay quien ni forma de detenerla. La mujer ha tomado c0nsciencia, ha entendido su tiempo y ya asume su enorme responsabilidad en los nuevos tiempos que ve con agrado su arribo al escenario nacional, local y regional.
Si bien las candidatas son muchas, nunca serán las suficientes y nadie podrá decir que sólo deber ser las necesarias. En cualquier foro o espacio que la mujer luche jamás va a perder pues aún sin alcanzar el triunfo su ganancia será siempre el ejemplo y la inspiración para otras de su género quienes llegarán a perfeccionar modos y formas hasta alcanzar la igualdad y hasta que su trabajo y propuesta, filosofía e ideales sean los que guíen la sociedad igualitaria y democrática.
Las encuestas dicen que una o unas van adelante en las preferencias electorales respecto de las otras, que una sola va a ganar y habrá de ser gobernadora, que el resto va a perder y eso, no es precisamente cierto. Desde el momento en que irrumpen en el escenario social con ambiciones, propuestas, anhelos y acciones, son triunfadoras y ya tienen un lugar en la historia contemporánea. La mujer, tradicionalmente victoriosa, de suyo visible y con oportunidades, en estas elecciones estatales de Tlaxcala merece muchos aplausos, muchos reconocimientos y el respeto a quienes se han esforzado y sufrido para llegar hasta donde están.
Anabell Ávalos Zempoalteca, mujer de lucha y de logros, de ejemplo y perseverancia, Lorena Cuellar Cisneros, con estirpe de gobernantes, tenaz y visionaria, Evangelina Paredes, con discurso y proyecto, Eréndira Jiménez Montiel, mujer de izquierda y luchadora incansable, Liliana Becerril, rostro nuevo y ejemplo de superación y Viviana Barbosa Bonola, dama de retos y ejemplo de triunfos innegables, son las mujeres que en esta contienda van a sacar la casta y a impulsar no sólo el desarrollo de Tlaxcala, sino a abrir la brecha para las futuras generaciones de luchadoras sociales que habrán de hacer realidad la justicia en todos los ámbitos.
Juan Carlos Sánchez García, único hombre en esta lucha democrática, habrá de sentirse orgulloso por compartir esfuerzos, imaginación, propuestas, tiempo y espacio con tan distinguido séquito de mujeres. Él sabe que de ganar abrirá importantes espacios para ese género en su administración y si, por el contrario, es una de ellas la que se alce con el triunfo, entonces, como el resto de los varones, habremos de entender que estos, son otros tiempos y que son los de las mujeres.
De cualquier forma, junto con un reconocimiento y homenaje a su ambición, a su atrevimiento, a sus sueños y posibilidades, vaya un aplauso a esas mujeres que merecen el triunfo, aunque, como siempre se dice: que gane la mejor. Suerte