Hugo Valadez Hernández
Ante el anuncio discreto de la Secretaria de Fomento agropecuario (SEFOA), a través de su programa de subsidio al fertilizante químico, de que es posible que para este año no haya fertilizante, el campesinado se ha alertado. Pues por años han regado en sus tierras de cultivo dicho químico y bien saben que sin él, la producción mengua drásticamente.
El campo mexicano en manos de la pequeña propiedad es poco productivo ya que los métodos de producción que prevalecen son artesanales, el uso de maquinaria como el tractor se usa esencialmente para surcar y barbechar. En algunas partes del estado aún se sigue usando yunta. Los mismos campesinos manifiestan que para competir en la producción de productos agrícolas con países como Estados Unidos o China, es necesario invertir y aplicar ciencia y tecnología de punta al campo Mexicano.
El desarrollo de la industria también alcanza al sector agrícola. El sistema capitalista basado en la libre competencia destaca al más fuerte y al más débil tiende a desaparecerlo. Somos una economía en desarrollo, dependiente de economías potenciales como lo es la de Estados Unidos. Dependemos incluso de la producción de maíz. En el diario La Jornada, del 7-10-21 titula así su nota: “México rompe récord en importaciones de los granos básicos” y dice lo siguiente: “El valor de las importaciones de maíz aumentó 70 por ciento en el último año al pasar de mil 753 millones de dólares entre enero y julio de 2020 a 2 mil 962 millones en el mismo periodo de este año”. La agricultura mexicana no es capaz de abastecer ni siquiera el consumo interno.
El campesino sabe bien el valor de su mercancía, digamos el maíz, porque sabe exactamente cuánto le invierte; por años, prácticamente, ha vendido al costo de producción, o a menos, su mercancía, porque el precio de su maíz debe competir con el importado de China o estados Unidos, donde el costo de producción es mucho menor; así lo debe de hacer porque tiene que adquirir otras mercancías que le permitan llevar la vida. En este sentido, han sido necesarios los subsidios de fertilizantes, diésel, procampo, etc. que han implementado los diferentes gobiernos, para asistir a un campesino en decadencia o a lo menos estancado, queriendo mantener el estatu quo y apaciguar a los productores.
Es imposible querer regresar a los tiempos donde la pequeña ganadería y la producción del campo estaban ligados. La tendencia es la división de las actividades productivas, división social del trabajo. La ganadería por un lado y la producción de granos por el otro. Situación que imposibilita fertilizar de manera orgánica a las grandes extensiones de cultivo.
Por otro lado. A los campesinos, la propia SEFOA, les quiere vender la idea de que por cuestiones de calentamiento global deben de fertilizar de manera orgánica. Algo hay de eso, sin embargo, la causa de fondo es que la inflación también ha alcanzado a los fertilizantes químicos. El Sol de Tlaxcala con fecha del 22-12-2022 dice: “Sube precio del fertilizante Urea en más de 50 %”. […] “Por ejemplo, en el “Semillero de Apizaco”, el bulto de 50 kilos cotiza en 980 pesos y en los primeros meses del año era de 480, lo cual representa un aumento de 400 pesos por unidad. Los precios de este han aumentado debido a que en los últimos meses el encarecimiento del gas natural ha desencadenado que varias empresas productoras de fertilizantes químicos disminuyan su producción, teniendo un efecto negativo en la oferta y elevando los precios de estos fertilizantes. “En Europa se ha observado un fenómeno similar en toda la cadena, empezando con el gas natural, cuyo precio en lo que va del 2021 se ha incrementado casi en un 600%”. Expansión. 3-01-2022.
Indiscutiblemente el calentamiento global es un problema que se debe atenuar desde los diferentes sectores. Sin embargo, las grandes empresas productoras de fertilizantes sintéticos han amasado grandes fortunas, a sabiendas de la contaminación y de la dependencia que generarían sus productos. ¿Estarán dispuestas estas empresas a dejar de percibir esas jugosas ganancias y dar paso a la producción de abonos orgánicos amables con el medio ambiente? Es de dudarse. Nos espera sin embargo, un alza desmedida de los precios en los alimentos, como ya se esta viendo. La situación amenaza a la industria alimentaria, al aumentar el riesgo de falta de suministros y precios más caros en los productos químicos, que tarde o temprano se trasladarán al cliente.
¿Qué le espera al campesino de a pie? El gobierno de la 4T deberá invertir grandes cantidades para obtener poco producto (UREA) que ofrecer a los campesinos. Tal parece que este año se optará por alternativas diferentes, como lo deja ver la SEFOA. Es cierto que muchos campesinos tienen guardados algunos bultos, por la entrega que hizo el gobierno federal hace unos meses, aunque no es suficiente. Me atrevo a decir que se avecina una crisis sostenida de alimentos y por lo tanto su encarecimiento, ya que el precio de los fertilizantes químicos, se espera se mantenga. “Es claro que durante al menos la primera mitad del 2022 el precio de la urea y otros fertilizantes nitrogenados continuará elevado, y este es un tema que no debería de pasar desapercibido en México dada las posibles repercusiones” Adrián Duhalt.
Es posible que ante una mala producción de maíz, por la falta de fertilizante químico y otras variables, el precio de este se incremente, lo cierto es que entonces nuestros campesinos no van a tener para vender, si no, solo para el autoconsumo. De esta forma el campesino no gana más, al contrario, se empobrece porque ahora deberá adquirir productos de la canasta básica más caros, sin tener ahora con que adquirirlos.
México figura entre los 20 países más ricos del mundo, gracias a la laboriosidad de su gente y a los recursos naturales que tenemos. Para ser más competitivos y menos dependientes, incluso de maíz, se necesita, como dicen los campesinos, una fuerte inversión; y transformar el modo de producción agrícola, teniendo como base la ciencia y la tecnología. Eso solo lo va a lograr un gobierno que esté en manos de los campesinos, obreros y amas de casa organizados y educados bajo un programa político que les de soporte de hierro, de lo contrario, el pequeño productor campesino seguirá el curso inexorable de su ruina.
Ante la situación concreta que asalta hoy: la terrible inflación, en los medios de consumo directo y en los medios de producción, como lo es en el fertilizante químico; a los trabajadores del campo y la ciudad no queda de otra más que aplicar la receta de Lenin: organízate y lucha. ¿Para qué? para que todos los mexicanos tengan trabajo, un salario bien remunerado, obra pública y una tasa de impuestos progresiva, que se paguen impuestos de acuerdo al nivel de ingresos de cada persona. Nada más, pero nada menos.