Arte, cultura y nuevo gobierno

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Tradicionalmente y hasta como por consigna, los creadores de arte en Tlaxcala no sólo no han sido escuchados, sino hasta silenciados. A los artistas no únicamente no los han apoyado sino incluso, les han obstruido su actividad o los han negado, ya sea en el ámbito estatal o en el municipal. Y es comprensible, aunque no aceptable. Las instituciones o direcciones de cultura siempre han sido premios para los cuates, cumplimiento de compromisos o cargos de consolación para grupos o personajes.

Generalmente a esas áreas no se les ha asignado presupuesto y si ha existido, ha sido resultado de las sobras o morralla de otros programas o recursos mínimos. A la cultura y al fomento de las artes o apoyo a los creadores se le ha relegado, se la ha minimizado o negado y los artistas se han convertido en limosneros y necesitados que han tenido que tocar y tocar puertas sólo para recibir un NO como respuesta o un pretexto de que no hay dinero para ese asunto.

El gobierno estatal y los presidentes municipales siempre han dicho que no hay dinero para la cultura y las artes, pero no explican por qué si lo hay para pagar el salario del numeroso e ineficiente personal que jamás deja de cobrar su quincena. Entonces, dinero sí hay.

Porque, por otro lado, y esto lo sabemos perfectamente los creadores y el pueblo en general, sí hay presupuesto para pagar una comida-borrachera del presidente municipal y sus regidores en el que se gastan de veinte a treinta mil pesos, pero no hay para apoyar digamos, la publicación de un libro, la representación de un artista en otro país o en otra entidad o para montar una exposición pictórica, per mencionar algo.

Tampoco ignoramos que el recurso monetario se niega en el instituto cultural del estado por no haber una partida para ese fin, pero si lo hay para que el titular y su secretaria viajen a la ciudad de México con todos los gastos pagados, hospedaje en hotel cinco estrellas y el consumo de buenos vinos en restaurantes caros. Todo eso le cuesta al contribuyente que no ve beneficios de sus constantes visitas a la capital del país, mientras, insisto los artistas mendigan incluso el saludo de tan elevados personajes.

El rechazo y hasta el repudio a quienes representan el activo vivo del arte en el estado y en los municipios tiene una explicación por la existencia de mafias de la cultura compuestas por recomendados, ahijados, compadres y consentidos que se agandallan todas las becas y apoyos sin que ofrezcan el mínimo beneficio a la sociedad y cuya creación simplemente no existe en ningún lado; así, conocemos de personajes que presumen haber obtenido todas las becas y financiamientos habidos antes y ahora sin que expliquen qué se les debe agradecer o conocer.

Por otro lado, la crisis cultural y de apoyo a los creadores se explica también por la ignorancia de los funcionarios del área. En inadmisible que los directores y otros funcionarios del sector ignoren totalmente lo relativo a la cultura. Hay quienes nunca han acudido a la presentación de un libro y no saben cómo se organiza. Creen que un recital es una recitación y no saben diferenciar la música de un cuarteto de cuerdas o una orquesta de cámara del regetón o del duranguense. Ah, pero como los eleva el ser directores de algo.

Desde luego que hay honrosas excepciones. Son contados, con los dedos de una sola mano, los casos en los que en la dirección de cultura municipal hay alguien que sabe por qué está ahí y qué es lo que se ha de hacer. Sin embargo, con esos muy pocos, no podremos hacer gran cosa.

Ahora, con el nuevo gobierno, en el que las cosas van a cambiar en todos los órdenes, es necesario reorientar las políticas culturales y crear un sistema de becas para los creadores que han ofrecido resultados en su trabajo productivo constante con una actividad sostenida de al menos quince años y que no haya sido beneficiados con algún tipo de apoyo en los recientes doce años. Hay que hacer justicia y hay que apoyar a los verdaderos creadores, aquellos que son el orgullo estatal y municipal y que hayan llevado o estén llevando el nombre de Tlaxcala más allá de nuestros límites territoriales y de nuestra patria.

Es urgente terminar con los grupos de aquellos que no saben vivir de otra cosa que no sea de las becas y de los que la sociedad tlaxcalteca no conoce siquiera un intento. Los auténticos creadores, los verdaderos artistas, confían en el nuevo gobierno al que lo consideran sensible, justo, empático y decidido a poner a la cultura como rostro del estado de Tlaxcala y decidido a reconocer el talento de sus artistas, orgullo del estado y de México.

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