Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
No debió pasar siquiera un mes para que les estallaran los conflictos a los actuales presidentes municipales en el estado de Tlaxcala. Ya desde el poder, a los alcaldes el panorama se les ofrece diferente, cruelmente distinto al que se imaginaron durante su campaña y ahora se enfrentan a la verdad, a la realidad, y descubren sus limitaciones, sus deficiencias y empiezan a sufrir las consecuencias de sus malas o pésimas primeras decisiones.
Si no en todos, al menos en la inmensa mayoría de los ayuntamientos, los alcaldes tuvieron que privilegiar el cumplimiento de los acuerdos y pagar las cuotas partidistas y de poder, anteponiendo el buen funcionamiento de las administraciones. Así, en las direcciones y secretarías colocaron a individuos totalmente carentes del perfil exigido y estos se han convertido en el dolor de cabeza de los nacientes gobiernos municipales.
En determinados puestos, algunos verdaderamente claves para la gobernabilidad, para el cumplimiento de las promesas de campaña y para la atención eficiente y respetuosa y eficaz de la sociedad, los presidentes han colocado a personas completamente ignorantes e inútiles para desempeñar el cargo que les fue conferido. Algunos llegan sin proyectos, sin planes, sin estrategias, y en total desconocimiento de lo que son sus obligaciones y funciones. Y hasta lo aceptan abiertamente.
Y por el lado de los alcaldes, algunos reconocen sin rubor que en las direcciones y secretarían han colocado a quien se los ha ordenado su partido, su padrino político, su líder moral y quienes financiaron su campaña. Igualmente reconocen que estos empleados no cubren el perfil y que desconocen sus funciones y obligaciones, pero que la presión de sus patrones, que no son los ciudadanos que votaron por ellos, los obligaron a colocar a ciertos personajes en la nómina del ayuntamiento.
En broma o en serio, algunos trabajadores que llevan años en el servicio público dicen que pareciera que para ingresar al gabinete municipal como requisito insalvable se debe carecer de capacidades, se debe no tener el perfil, obligadamente se tiene que tener un carácter agrio y una actitud agresiva, déspota y arrogante. Los puestos en las presidencias están vedados para la gente con experiencia, con proyecto, con trayectoria y conocimientos; eso dicen los que han visto pasar administración tras administración con el mismo error y deficiencias.
Algunos presidentes municipales han visto pasar los primeros veinte días de su gobierno como el inicio de una pesadilla, pues muchos enfrentan los laudos dejados por su antecesor. Hay deudas heredadas, hay compromisos políticos, hay vicios e inercias, hay presiones de los regidores que ahora se han convertido en mayoría por la ignorancia legislativa; pero lo que no hay es sensibilidad, visión de corto y mediano plazo, carecen de opciones y alternativas, o simplemente no le entienden a esto de gobernar al municipio.
Muchos presidentes municipales no estaban y no están preparados para gobernar. Se sacaron el tigre en la rifa. En veinte días ya no saben qué hacer con este compromiso al que no le encuentran pies ni cabeza y que no tiene manual de operaciones.
Dicen los que saben y porque lo saben lo dicen, que nadie nace sabiendo y que nadie está obligado a saberlo todo. Y si ya de suyo es preocupante que en algunos ayuntamientos se esté perdiendo la gobernabilidad y los acuerdos, que haya riesgo de rompimiento y hasta de confrontaciones, es aún más peligroso que no haya capacidad para vislumbrar el rumbo de las inconformidades y que no haya la voluntad para corregir el camino. ¡¡¡¡Y faltan todavía cuatro años con siete meses…!!!!
En realidad el cambio fue para que todo siguiera igual. O peor. Ciudadanos de algunos municipios hacen comparaciones y llegan a la triste conclusión de que si el que se fue estuvo mal, el actual…
No debieron pasar ni veinte días para que en muchos municipios de Tlaxcala ya haya habido cambios en las direcciones administrativas, para que ya haya toma de edificios municipales, para que ya haya habido paro de labores de burócratas, demandas laborales, falta del cumplimiento de acuerdos y peor aún, en este cortísimo tiempo ya se estén fraguando traiciones y programando destituciones y renuncias voluntarias de los presidentes.
Dicen también esos que saben que nunca se había visto esto en tan poco tiempo. Lo cierto es que allá, de ese lado y aquí, las cosas siguen igual…