Ana Lilia en imágenes

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

La senadora tlaxcalteca no me conoce, ni siquiera sabe que existo. Así es que no es por defenderla, si es que acaso hubiera algo de qué… pero creo que es injusto lo que le ocurre con eso de las fotos al lado del abogado de un mafioso. Para quienes no la quieren, esas imágenes resultaron oro molido, son oportunidad inmejorable para atacarla y hasta para inventarle historias truculentas.

La legisladora resultó víctima de las circunstancias y lo ocurrido es parte de la política negra en el país. Si bien el hecho de que las fotografías posando al lado de alguien no recomendado ni recomendable son reales, si bien es cierto que es innegable ese acercamiento, difundirlas de forma perversa y sin un contexto o sin darle la oportunidad a una explicación lógica resulta de mala fe.

Los políticos, pero los políticos con carisma, los representantes populares con aceptación digamos, mediana o enorme, siempre, absolutamente siempre, son proclives a ser solicitados para el saludo, el abrazo, el beso en la mejilla o la foto. A veces son muchas las personas que buscan un saludo de mano, un hola y hasta dar un obsequio. No hay tiempo para saber o para preguntar quiénes son, cómo se llaman, que han sido o qué van a ser en el futuro.

En el trabajo público, en la gestoría, en las reuniones masivas o en la recepción de comisiones ciudadanas, en el cumplimiento de compromisos, en las festividades o al acudir a invitaciones planeadas o no, el político o servidor público se encuentra con infinidad de personas a las que no se les clasifica por su apariencia, partido, condición económica o edad y por lo mismo, no se les pregunta su nombre, edad, ocupación, antecedentes ni algo parecido pues no se trata de negarles el saludo o la fotografía.

Así es que en el mundo de la política y de los políticos, un mundo que a veces parece diferente al que pisamos usted y yo, la ocasión para que se cuele uno que otro malvado siempre es posible y latente. Hay innumerables casos de recomendados, empresarios, asesores y ciudadanos incrustados, infiltrados en la política y los negocios desde donde operan para seguir delinquiendo y disfrazando sus acciones. Eso es inocultable. Pero no siempre es con conocimiento de causa y los sujetos no tienen un letrero en la frente que los identifique.

Las fotografías de la senadora Anal Lilia Rivera al lado de un abogado defensor de narcos es desafortunada, eso es cierto. Y se prestan para todo tipo de inferencias. Y cada cual ocupa las que le plazcan. Sirven para crear historias y con un poco de imaginación y maldad, hasta alcanza para convertirla en jefa de algo malo. Benditas sean las libertades de expresión y de pensamiento. Esas imágenes tienen la capacidad de destruir a alguien… o de catapultar a ese alguien hacia el infinito de la popularidad, el efecto negativo que se espera o desea puede ser contrario.

La política originaria de Calpulalpan busca la gubernatura y quiérase o no, es la mejor posicionada, la de mayor y mejor aceptación, es la candidata ideal en MORENA para suceder a Lorena Cuéllar Cisneros y eso, la convierte en el blanco perfecto para restarle posibilidades. A estas alturas del momento político estatal esos ataques mediáticos poco o nada van a hacer por minimizarla y, por el contrario, la van a dar a conocer más en sus aspiraciones.

Y es que la política tlaxcalteca está saliendo muy bien librada de esa desafortunada situación. La sociedad conoció esas imágenes y las tomó con reserva, y claro que causaron preocupación entre sus seguidores, inquietud que fue disminuyendo con el paso de las horas. Con o sin explicaciones ni investigaciones, el asunto fue encontrando su cauce natural y al parecer no hay daños qué reparar. Después de la tormenta y después de una revisión minuciosa de la situación el informe es que Ana Lilia sigue en las preferencias del electorado y continúa como puntera tanto es su partido como entre los ciudadanos Tlaxcaltecas.

A estas alturas ya pocos sostienen la idea de que la legisladora es parte de algún cartel, que es aliada de los malos o que haya traicionado a sus seguidores. Y si bien ella no le va a preguntar a cada uno de los que le pidan foto por sus antecedentes no penales, que no les va a pregunta qué han sido o que van a ser en el futuro, si es necesario, por el bien de la política y de la democracia, por el bien de su imagen y de sus aspiraciones, que actúe en consecuencia para disipar cualquier resabio de sospecha que pudiera quedar.

Desafortunadas esas fotografías, innegable el hecho, explicable el contexto, aceptable el que todos estamos expuestos a situaciones como esa y oportunidad para corregir detalles que resultan importantes. Por lo demás, creo, aquí queda otro capítulo de algo que no debió ocurrir.

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