El repudio social hacia el PRI está más vigente que nunca
La Pluma más Rápida
Para quienes han seguido las visitas presidenciales en los estados de Andrés Manuel López Obrador, la lectura es muy clara, no se peleará con los gobernadores, incluso, los apapachará pero no quitará la figura de “super delegados”, eso sucedió ayer en Tlaxcala.
Mientras el gobernador Marco Mena puso en marcha su línea de medios de comunicación, claro, los que están más que comprometidos con esta administración, para tratar de desprestigiar el trabajo de Lorena Cuéllar por el más mínimo motivo, no pudo superar la “conciencia colectiva”, esa que lo abucheo hasta el cansancio frente al Presidente.
A pesar de que funcionarios de dependencias estatales fueron acarreados al evento de la primera visita de AMLO como Presidente de la República, las porras a su favor fueron superadas en número y tono.
Queda claro que como funcionarios priistas no entienden, lo que pasó ayer, es la muestra del repudio social y colectivo que la gente tiene aún de lo que representa el PRI, uno que otro grito de “fraude” sonó duro y contundente.
En los términos institucionales, la “super degelagada”, Lorena Cuéllar, no tenía nada que hacer en el presídium, siendo ya una funcionaria del Gobierno Federal, así que López Obrador fue cauto para evitar mayores confrontaciones, pues de Presidencia antes de una visita se tiene medido el pulso de la situación política en cada entidad.
A pesar de que su equipo tomó sus previsiones, se pulsó la animadversión hacia el PRI, lo que representa Marco Mena en la actualidad, quien siguió la línea de otros gobernadores, que ahora quieren pasar como muy “morenistas” y hacer gala de la buena relación entre ellos con AMLO, así debe ser, sería tonto pensar que le declararían la guerra de manera directa y pública.
Sin embargo, de manera interna el objetivo es crear todos los escenarios posibles para demeritar a Lorena Cuéllar, a quien Marco Mena pensó que la había eliminado de la escena política de Tlaxcala, pero vaya sorpresa, el mismo presidente la nombró “super delegada”, por eso uno entiende el odio que le muestra ya que tiene que compartir el escenario público.
Marco Mena tiene en contra el tiempo y como muchos priistas tratan de congraciarse con el nuevo régimen, a ese que le pusieron todas las trabas posibles, ahora, quizá buscan seguir en la política nacional aunque sea con el gobierno de Morena.
Ya lo dijo ayer AMLO, las elecciones ya pasaron, hay que unirnos todos, el mensaje era claro, eso debería entender el gobernador y enfocarse en hacer un papel digno, arreglar los problemas del estado, más los del magisterio, que si hubieran sido atendidos en tiempo y forma, se habría evitado la rechifla.
Al nuevo gobierno federal le llevará unos meses acoplarse en los estados, así que nada de política sino trabajo, es decir, mientras se apaciguan las aguas y se coloca cada pieza en su lugar, hasta entonces, López Obrador echará andar la maquinaria para las siguientes elecciones, al tiempo.