Proyecto apoyado por el PACMyC que preserva la música tradicional de carnaval, cuya esencia está perdiéndose
Redacción
Música tradicional de Huiloapan (localidad ubicada en el municipio de Panotla, Tlaxcala) es una investigación de Erika Vázquez Nohpal, estudiante tlaxcalteca que a sus 23 años planteó un proyecto para rescatar y preservar la música, especialmente de carnaval, cuya “esencia se está perdiendo paulatinamente por la muerte inevitable de nuestros ancestros”, comenta en entrevista.
La joven alumna del último semestre de mercadotecnia de una universidad ubicada en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, y bailarina folclórica de su comunidad, narra que ha atestiguado dentro del ámbito en el cual se desenvuelve cómo la música de carnaval va desapareciendo por no contar con las notas musicales escritas que respalden su existencia.
Música tradicional de Huiloapan es un libro con 100 cuartillas de recopilación y registro sobre la música tradicional del municipio, que engloba de carnaval, de cuadrillas y de moros, dando fe de los cambios sufridos por la música con el paso del tiempo.
La autora que recibió apoyo del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) plantea que esta perdida se debe a que las personas han fallecido, se han mudado a otros estados o, incluso, al surgimiento de nuevos músicos que imprimen su propio sello.
Erika cuenta que para recopilar estas notas recurrió a un aproximado de 50 entrevistas, fundamentalmente con los adultos mayores: “Me acerqué a la gente mayor, desde bailarines hasta los músicos autodidactas fundadores de las camadas y cuadrillas: varios de ellos, un poco renuentes a compartirnos su música, pero muchos más nos nutrieron con sus historias”.
Dentro de esta experiencia, Erika narra que la parte más difícil del proyecto fue enfrentarse a que los músicos hicieron la música por amor, pero al no contar con una formación, si bien saben interpretar las canciones, no cómo escribir las notas.
“Hay mucho rezago en la comunidad, pues, desde luego, se sienten identificados con la música, pero para ellos no es tan fácil compartirla. Cuando les expliqué que era un proyecto de difusión, me decían que al estar escrita en papel cualquiera podría tocar su música. Debí explicarles que era de difusión y no para que copiaran sus canciones, fue un poco complicado convencerlos”.
Sin embargo, esa parte pudo ser resuelta gracias al apoyo de su papá, quien no es músico, pero conoce ampliamente la música de carnaval porque durante muchos años fue danzante en la comunidad: “Bailó mucho tiempo, así se dio cuenta de los cambios. Él me asesoró durante el desarrollo del proyecto, me hizo notar el antes y el después de la música”.
Originaria de San Tadeo Huiloapan, Erika, además de estudiar la última etapa de su carrera, también es bailarina y pintora, ámbito en el cual se desarrolla hábilmente con proyectos como una próxima exposición de retrato a lápiz y la formación de un colectivo que reúna a jóvenes cuyas aspiraciones coincidan con la promoción y la difusión culturales.
En Tlaxcala empezó a trabajar con proyectos de cultura y, desde entonces, comenzó a notar la pérdida progresiva de la tradición: “Si no le damos un registro, nos quedará solo el recuerdo”.