A unos minutos del show 

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Cerca de las elecciones pero principalmente en las campañas, aparecen los expertos en todo y especialistas en explicar el pasado y pronosticar el futuro. En las campañas los aspirantes a algo y a todo critican, juzgan y sentencian a las pasadas y presentes autoridades y se exhiben como la solución, el remedio y la cura para todo y para todos.

En estos tiempos hay quienes dicen, aseguran y juran tener respuesta a todo y hasta dar la vida y el honor por el pueblo. Servir, dicen, es su sello, su divisa, su compromiso, su obligación, su derecho y su desvelo. Servir como nunca nadie lo ha hecho y como nadie lo hará así pasen centurias y siglos.

Antes de las elecciones los aspirantes aman. Aman a la naturaleza que es víctima de los pasados y actuales gobiernos insensibles; aman su ciudad, su pueblo y su municipio como no lo hace nadie y de él harán un paraíso o lo cambiarán tanto que ni siquiera los citadinos podrán reconocerlo. Aman a las personas pobres y por ellas se quitarán la camisa y hasta el calzón y aman, aman mucho a las personas con discapacidad a quienes prometen mucho pero de las que se ocultarán en una oficina del segundo piso para no ser visibles.

Por estos días los candidatos o soñadores se despiertan temprano, a las cinco de la mañana si es necesario. Deben visitar a gente que ni conocen pero a la que llaman amigos. Tienen que saludar a los que en otros momentos ni conocían. Tienen que caminar por calles, barrios y colonias que ni en sus peores pesadillas creían que existen. Tienen que escuchar tediosas quejas de los vecinos siempre olvidados y soportar críticas, reclamos y hasta mentadas de madre: todo sea por ganar, que caray.

Y deben dormir tarde, muy tarde. Porque tiene que sostener prolongadas reuniones de trabajo y atender a futuros y posibles aliados que sumarán votos, claro, a cambio de un compromiso, generalmente de empleo. Tienen que hacer amarres y consolidar alianzas a cambio de enormes rebanadas del pastel. Se desvelan por el pueblo, se cansan por su ciudad, se quedan sin comer por sacar adelante al estado, sufren los futuros salvadores de la humanidad… ya vendrá el tiempo en que nada de nada cumplan y se la pasen a toda madre desde la comodidad del poder: total, prometer no empobrece…

Llegando al poder la realidad es totalmente diferente y opuesta a las buenas intenciones. La administración a veces no tiene ni pies ni cabeza y cumplir los compromisos resulta totalmente imposible. Para llegar se tuvo que empeñar el presupuesto y se debió prometer a cinco personas la misma dirección municipal o la misma secretaria de estado. Si no se ve posible cumplirle a los que hicieron posible el triunfo menos a los inocentes o ignorantes votantes que en el colmo de la desfachatez, hasta quieren que se les adoquine la calle y se les dote de servicios. ¡Cómo hay gente inconsciente, de veras!

Son tiempos de encuestas, en las que cualquier individuo tiene un bola de cristal, una tabla guija y hasta comunicación directa con el creador para adivinar quién va a ganar. Son tiempos de traiciones y deslealtades y hasta de navegar con dos o tres banderas o de rezarle a dos o tres santos: alguno tiene que ganar. Son tiempos en que la democracia mexicana arroja a la basura miles de millones de pesos en propaganda, son tiempos en que los mensajes nos ponen hasta la madre y son tiempos en que vamos a escuchar las más variadas y estúpidas promesas. En fin, son tiempos de mentir y de creer: ya qué, así de pesado nos llevamos.

Lo cierto es que hay pocos, demasiado pocos, una insignificante minoría, de candidatos que al menos tienen una mínima idea de lo que es la administración pública y su responsabilidad y sus funciones. El resto sólo quiere ganar.

Ya en el poder los que ganen se darán cuenta, demasiado tarde, que la realidad supera la ficción y que nada de lo leído o estudiado sirve ante la compleja problemática que es gobernar.

Vienen días pintorescos, difíciles, agitados, días en que el ciudadano es la novia más cortejada y acosada pero que finalmente no será el objetivo y la meta, sino el medio. Ni modo…

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