A prueba…

La Pluma más Rápida/Columna

El sábado se puso a prueba el actualizado protocolo contra linchamientos en Tlaxcala. Una cosa es segura: desenfundar las armas ahora es más fácil.

El entramado acontecido en Zacatelco, una seguidilla de malandros que intentaron hacer su fechoría desde Tlaxcala Capital, desencadenó un escándalo en pleno centro de la ciudad sureña. Afortunadamente los responsables la contaron.

En medio de una turba embravecida es poco probable encontrar razones, pero el uso de las armas fue un hecho a la primera provocación por parte de los policías estatales, quienes ahora están más que justificados para disparar y sin que haya consecuencias legales.

Total, la gente se lo buscó. Pero también, la alta impunidad en que se vive en México hace actuar a los civiles con más coraje que razón: de por sí, si no habrá sanciones para el malandro, ¿qué le puede pasar al que linche?…nada.

Fuera de los dos detenidos por el linchamiento en Tlalcuapan en abril de 2022, prácticamente no hay consecuencias para quienes participan en ese tipo de eventos. Y no porque esté mal, sino porque la investigación es muy corta y, muy dentro de ellos, las autoridades de procuración de justicia saben que los linchadores tuvieron sus razones (válidas).

Alguien escribió: “decreto bala”. Tonterías, eso es amarillismo. Pero lo cierto, es que, si no hay negociación antes de la acción, estamos en la cornisa de ver un mayor maltrato oficial, habida cuenta de la poca tolerancia de uno y otro lado.

Con cuidado…

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