La Pluma Más Rápida/Columna
Son tiempos de cambio y las especulaciones son cosa de cada día. No se lo diga a nadie y tampoco crea que es una disparatada, pero la tersura con la que se lleva a cabo la transición del Gobierno de Tlaxcala, no sería algo de a gratis.
Una “sorpresa” le estaría esperando al mandatario en funciones, Marco Antonio Mena Rodríguez, quien en las últimas semanas ha pasado prácticamente desapercibido y todos los reflectores se los ha llevado la gobernadora electa, Lorena Cuéllar Cisneros. Lo cual sin duda es a propósito, algo planeado.
La sobresaliente civilidad política que ambos personajes han mostrado sin duda es lo de menos, cuando lo más importante será garantizar una salida sin raspones – y con impunidad incluida – a Mena Rodríguez, sin ser molestado en caso de que en el futuro se encuentren irregularidades de su administración.
Es más, el hecho de que el priista haya sido uno de los gobernadores que más se alineó al Presidente López Obrador, hasta el grado de que en su momento se habló de que “ya le había entregado la plaza” de Tlaxcala, podría tener su recompensa.
Nos dicen que un cargo en el gobierno federal le está esperando, más específicamente en el servicio exterior mexicano, una vez que termine su gestión y esté en las mejores condiciones, lo que le garantizará una retirada sin contratiempos de Tlaxcala y un tiempo perfecto para el olvido en otros lares, fuera de México.
Tal es la posibilidad de incorporarse a invitación de AMLO, que Marco Mena no ha escatimado recursos en su salud en las últimas semanas, para estar al 100 por ciento y disfrutar de lo más alto del servicio público.
Mientras tanto, Lorena Cuéllar ya sin ningún obstáculo, tiene todos los reflectores encima y desde ya aplica en ella la máxima de “muera el rey, viva la reina”, con la toma de decisiones en donde ya se muestra su mano, pero que seguramente no buscará castigo a la corrupción previa a su era, la de la cuarta transformación para Tlaxcala.
Hasta la próxima…
