Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Las imágenes mostradas por Ciro Gómez Leiva en el noticiero nocturno de la televisora Imagen son una vergüenza nacional y una pequeña muestra de lo que ocurre en realidad y en estos momentos en todas las cárceles del país.
Indigna que sólo hasta que la prensa exhibe la podredumbre en que sobrevive el sistema carcelario mexicano, reacciona la autoridad. Es escandaloso cómo el gobierno ha perdido el control de los CERESOS y la forma en que la población interna ha formado un gobierno casi siempre superior al de la dirección.
Si la autoridad conoce de los delitos que se cometen desde la cárcel y no hace nada o hasta lo permite, fomenta y obtiene beneficios, muy mal. Y si ignora, cosa poco probable, que desde las celdas, los dormitorios y los patios y desde todos los rincones del presidio se llevan a cabo actos constitutivos de delito, peor. Lo cierto es que con la exhibición de este tipo de actos se comprueba como nunca, que las cárceles en México son verdaderas escuelas del crimen.
En dicho noticiario se muestra a sentenciados actuando de forma totalmente impune ante los ojos de las autoridades carcelarias. La sociedad había creído, estaba segura, que la ley había segregado a quienes no son capaces de vivir en sociedad como escarmiento para castigar su forma agresiva de ser. El pueblo piensa que los habían separado del resto de la gente. Pero resulta que esos sujetos en realidad fueron inscritos en la universidad más refinada del crimen en donde se estudia, se gradúa y ejerce la delincuencia agraviando a la gente como no lo haría si estuviera libre.
Ahí aprenden el oficio de dañar a la sociedad quienes jamás lo hubieran hecho si nunca hubieran entrado a la cárcel. Individuos que fueron sentenciados por el robo de un pan, por el robo de una bicicleta de cien pesos, gente ignorante de sus derechos y de la ley o que estuvieron en el lugar y en el momento equivocados, adentro aprenden lo que es la verdadera delincuencia y sus ganancias. Adentro conocen la verdadera maldad y la forma de abusar de la gente que responde más al miedo que a una realidad. Y todo ante la vista cómplice de la autoridad.
Para el ciudadano común, para cualquier ser con capacidad de razonamiento lógico, es totalmente imposible que los mandos dentro de la cárcel y fuera de ella, desconocieran lo que adentro ocurre. Hay ex internos que hablan del hilo que se sigue la corrupción y que llega y lleva a las autoridades carcelarias y hasta los despachos de las instituciones encargadas del sistema penitenciario nacional.
Lo que ocurre en el reclusorio sur de la Ciudad de México, y que profesionalmente exhibe Imagen Televisión en su programa nocturno de noticias, es una mínima muestra de lo se vive en todo el país, aunque los gobernadores se sientan ofendidos e hipócritamente se digan agredidos por la prensa cuando se les expone la realidad. Con lo visto, se demuestra que el sistema es un fracaso, que los métodos de reinserción social no sirven, que la cárcel como castigo para el delito en algunos casos resulta contraproducente, que la autoridad tiene un precio, y muy bajo, por cierto…
Las imágenes mostradas en realidad encuentran descuidado al gobierno, lo sorprende con los calzones en la mano o lo desnudan en público y lo dejan sin argumentos para explicar o tratar de explicar lo que ocurre al menos en ese centro de reclusión. Hay rostros, nombres, cargos, apodos, horarios y productos impensables dentro de un CERESO como cocaína, mariguana, piedra, alcohol y extorsiones.
Da miedo saber que eso no es exclusivo de la Ciudad de México, o no sólo de ese reclusorio. Aterra asegurarse de que eso y algo peor, ocurre en otros centros similares de todo el país. Y no es aceptable ni entendible que la autoridad lo ignore. En todo caso, resulta asqueroso saber que sí lo sabe pero que no sólo lo permite sino hasta que se beneficia de las ganancias ilícitas de la delincuencia encerrada y, al menos esa sí, totalmente protegida y segura por estar al cuidado de guardias que acaban estando a su servicio.
Los mexicanos deberíamos estar más alertas a situaciones como esta y no sólo centrar la atención otras realidades como la inseguridad y el incremento al precio de los combustibles.
Pero mientras, a los mexicanos nos queda terriblemente claro que estamos desamparados de la ley y en la mira de la delincuencia perfectamente resguardada por la autoridad que debiera proteger a la sociedad.