Conflictos escolares a la orden 

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Con la normalización de todas las actividades, después de la crisis de salud en su peor etapa, se avecinan los problemas en las escuelas, conflictos derivados de las clausuras, de los uniformes, de los informes de las sociedades de padres de familia, de las cuotas escolares presuntamente prohibidas, del fraude con empresas de banquetes que no cumplen y muchas otras situaciones que antes de la pandemia eran y son “normales”.

Desconozco si la autoridad educativa del estado tiene un protocolo o plan o idea que ayude a enfrentar estos problemas y a darles solución en donde todos opinan, todos tienen la razón y muchos quieren sacar provecho.

En realidad, el tema de las cooperaciones de los padres de familia es el que mayores dolores de cabeza da a todos. Se ha dicho hasta el cansancio que están prohibidas las cuotas, pero en todos los planteles del estado se exigen, se obliga a los tutores a entregarlas, incluso así se condiciona el ingreso de un alumno y se justifica o se explica porque la escuela tiene necesidades que ninguna institución o autoridad cubre. Y esas necesidades son muchas.

El problema es que se abusa del uso y gasto de las sociedades de padres de familia incluso hasta llegan a negarse a rendir cuentas a los cooperantes. Algunas adquieren productos para su uso o simplemente desaparecen los recursos. Hay muchos casos en los que los tesoreros dejan de asistir a las reuniones y con el tiempo se ocultan para no dar explicaciones. Donde haya dinero hay problemas, aunque hay honrosas excepciones.

No hay que negar que en otros casos es la dirección de la escuela la que favorece y provoca los conflictos y esto, porque se involucra de más en asuntos que debieran ser exclusivos de los paterfamilias. Casi siempre por intereses monetarios, los directivos tratan de imponer la tienda o el proveedor en donde se deba comprar obligatoriamente el uniforme o “sugieren” con voz de orden a quién hay que contratar el banquete de graduación. También a veces se dan el lujo de exigir dinero a los papás para adquirir material presuntamente para la dirección sabiendo que no deben.

El monto de las cooperaciones escolares de ingreso son una situación muy difícil para todos, pero principalmente para los que las aportan. Nunca ha parecido justo a los papás la cifra que imponen pues consideran que muchas de esas acciones son responsabilidad del municipio, del gobierno del estado y específicamente de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala.

El pintado de las aulas, la adquisición de material didáctico, la impermeabilización de las aulas, el pago del maestro de inglés, la contratación de un intendente y de un velador entre otras muchas cosas, divide a los señores y señoras, los confronta y divide y crea incluso un conflicto social extra escolar. Porque, por otro lado, no todos tienen las mismas posibilidades económicas y no pueden disponer de las mismas cantidades. Y aunque la autoridad y el gobierno diga que no son obligatorias o que están prohibidas, las cooperaciones a fuerza.

Conforme se acercan los días de “normalidad” se avecinan los desacuerdos en las escuelas. Y esta nueva faceta en la vida del pueblo seguramente traerá otra forma de confrontaciones. Tal vez sea típico de las relaciones humanas. No habría por qué estar de acuerdo en todo, no todos piensan lo mismo, no son iguales las expectativas entre la colectividad, lo malo y lo feo, creo, es que haya quienes estén buscando y esperando la posibilidad de enquistarse en la organización de los padres para lucrar y que haya autoridades incapaces de impedir los problemas y que no tengan las aptitudes para solucionar los diferendos.

El tema de los uniformes dividirá siempre a la comunidad escolar. Siendo un asunto de fácil y hasta de posible aceptación y comprensión, acarrea problemas pues hay oposición por el color, el diseño, el costo y el proveedor. No hay que negar que hay quienes descaradamente imponen a su vendedor con la sospecha del moche.

Y hay directivas escolares que exigen cooperaciones específicas para la compra del material que debiera ser responsabilidad de la USET pero que los directores sacan a los padres de familia sin que se sepa cuánto compraron, cuánto les costó, qué destino tuvo y por qué se compró en la misma papelería de todos los años. Pareciera que en esto de la educación todo es negocio y del que muchos quieres sacar provecho individual.

Ojalá que se normalicen las clases y las actividades escolares, no los problemas y conflictos. Ojalá haya autoridades competentes para dirimir diferencias y ojalá haya voluntad de todos para que las cosas no pasen a asuntos mayores. Será por el bien de los estudiantes.

Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button
WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com