3 de mayo 2022
En los primeros cinco meses de 2022, 11 periodistas han sido asesinados en México, 3 de ellos son mujeres: Lourdes Maldonado López asesinada el 23 de enero en Tijuana, Baja California, así como Yesenia Mollinedo Falconi y Sheyla García Olvera, ambas asesinadas en Cosoleacaque, Veracruz el pasado 9 de mayo.
De acuerdo con el registro de CIMAC, cada 38 horas una mujer periodista o comunicadora es agredida por su labor de comunicar. Tan solo durante 18 meses de pandemia, se registraron 397 casos de violencia, 47 de ellos relacionados directamente con la cobertura de la crisis sanitaria (11 de marzo 2020 al 30 de septiembre 2021).
Son el desplazamiento forzado, la desaparición y el feminicidio, las muestras extremas de la violencia y el riesgo latente para las periodistas. CIMAC ha documentado 21 periodistas en situación de desplazamiento forzado interno, desplazamiento intermitente o exilio; 10 periodistas desaparecidas por ejercer su derecho a la libertad de expresión y 21 casos de feminicidio de colegas periodistas.
Al riesgo en las coberturas periodísticas se suma la violencia y las desigualdades al interior de las redacciones. De acuerdo con Periodistas Unidas Mexicanas (PUM, 2021), 60% de las periodistas vive algún tipo de acoso sexual, “¿cómo concentrarnos en hacer periodismo cuando el 63% de las encuestadas identifica que los compañeros de trabajo son los agresores?, ¿cómo vamos a defender nuestras notas ante los editores sí el 49% dice que sufre acoso por parte de su jefe directo?, ¿cómo nos vamos a concentrar en las preguntas de una entrevista sí 43% dice que ha sido acosada por una fuente?. Ahí es donde empieza la violencia contra las mujeres periodistas que, simplemente pues, no te deja trabajar”.
Si bien, la primera forma de violencia al interior de las empresas mediáticas son el acoso y el hostigamiento sexual, la falta de contratos y prestaciones laborales, la doble carga laboral para ellas, salarios más bajos en comparación con sus compañeros hombres y horarios que no concilian la vida laboral con la profesional, entre otras, van minando el ejercicio de la libertad de expresión. (CIMAC, 2008 y 2015).
Cabe destacar que durante la pandemia, cuando se suspendieron las actividades no esenciales, el gremio periodístico continuó su labor. En medio de la pandemia, las empresas de medios tomaron medidas centradas en proteger su economía, no así en las necesidades de sus colaboradoras. Así mientras se incrementaron los gastos, el trabajo en casa y los riesgos, las periodistas vieron reducidas sus horas de trabajo y con ello su salario e incluso perdieron el empleo. Las condiciones de precariedad, desigualdad y violencia que las periodistas ya vivían antes de la pandemia, se agudizaron y dejaron al descubierto los impactos a nivel personal, familiar, profesional y económico, así como las vías que ellas trazaron para continuar con su labor a pesar del riesgo. Un 49% de las periodistas tuvo que conseguir un empleo adicional y 34% abandonó su actividad profesional debido al virus.
Aun con todas las desigualdades que obstaculizan su profesión, las periodistas son clave para la transformación de las agendas mediáticas. Son ellas quienes dan cobertura a los casos de violaciones a derechos humanos de otras mujeres, consultan a otras mujeres como fuentes de información, amplían los temas de cobertura y enfoques y cuestionan los estereotipos de género, las desigualdades y violencias dos veces más que los colegas hombres.
En el marco del 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa, declaramos que la desigualdad y violencias que viven las mujeres periodistas son un atentado contra la libertad de expresión y contra la vida democrática del país.
Necesitamos incorporar la ética feminista que atraviesa la producción de los contenidos, pero sobre todo, llama a una transformación de fondo que reconozca el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia.
Necesitamos un periodismo feminista que eduque desde la igualdad, periodismo de paz para las mujeres donde ellas, nosotras, todas las mujeres, estén en el centro, donde las redes y las colectividades trabajemos por transformar la manera que se percibe nuestra vida.
A 27 años de la Declaración de la Plataforma de Acción de Beijing, reafirmamos los objetivos del Capítulo J Mujeres y medios: 1. Aumentar el acceso de la mujer y su participación en la expresión de sus ideas y la adopción de decisiones en los medios de difusión; 2. Fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de difusión y sumamos 3. Erradicar la violencia contra las mujeres periodistas y comunicadorasEn 2022, en esta Semana Internacional por el Derecho Humano a la Libertad de Expresión de las Mujeres. Periodismo de paz para todas te invitamos a sumarte a esta conversación.