Isaías Chanona Hernández.
Sobre la relación entre hombre y mujeres, en su libro de memorandos Clara Zetkin escribe en La emancipación de la mujer: de los escritos de Lenin la siguiente frase: “El sexo y el matrimonio, en la sociedad burguesa de la propiedad privada, implican muchos problemas, conflictos y sufrimientos para las mujeres de todas las clases sociales y categorías. La guerra y sus consecuencias había acentuado mucho los conflictos y los sufrimientos de las mujeres en materia sexual, han visto la luz problemas que estaban ocultos”. Y no estaba en un error, pero además es legítima su posición, pues en México en pleno siglo XXI, tiene vigencia su postura europea de 1930.
Según la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, en México hay 99 mil 289 personas que se encuentran desaparecidas desde 1964 hasta nuestras fechas. De esa cifra, 24 mil 839 son mujeres. El incremento de desapariciones en los años y meses de gobierno de López Obrador suman una cantidad de 7mil 911 mujeres en calidad de desaparecidas o no localizadas, mientras que, en los periodos de gobernación de los dos últimos presidentes, en suma, fueron 4 mil 700 mujeres. No es que las segundas cifras sean plausibles, pero en 12 años, dos gobiernos lograron casi la mitad de lo que Obrador logró en tres años y cinco meses. Esto puede y debe leerse como un problema que viene dándose desde hace ya bastante rato, no solo desde dos gobiernos anteriores, esos datos fueron solo para dimensionar la gravedad actual del problema, si no desde hace ya varios siglos y con la llegada del sistema económico en el que vivimos. Podemos ver como la historia de la humanidad descansa sobre tres ejes: en lo económico, lo político y lo ideológico. Pero estos, al mismo tiempo, se basan en el aspecto económico. De ahí debemos partir.
Las formas del matrimonio y de la familia, en su desarrollo histórico y dependencia de la vida económica, están calculados para destruir la superstición existente en las mentes de las mujeres acerca del carácter eterno de la sociedad burguesa. Todo análisis marxista real de cualquier sección importante de la superestructura ideológica de la sociedad, de un fenómeno social predominante, debe conducir a un análisis de la sociedad burguesa y de su base de propiedad. Debe terminar en la comprensión de que debe ser destruido.
Esto no es fácil querido lector, hablar de ello pareciera cosa de leer a Marx y a Lenin y comprender el asunto, cambiar la mente y convertirse totalmente. Comprender asunto es difícil, no solo porque las obras de Marx, Engels y Lenin son obras a las que se les requiere dedicar años para poder comprenderlas, si no porque la mentalidad de uno mismo, que creció y se desarrollo con la ideología de este sistema, difícilmente comprende la que implica aplicar el marxismo-leninismo a nuestra realidad, y más específicamente a la realidad que implica a México en el asunto de la desaparición de las mujeres. Es un poco más común concluir que los problemas económicos y sociales son culpa del sistema productivo capitalista, pero llevar los asuntos ideológicos a esa conclusión, no es tan común por la distancia que pareciera tener una cosa con la otra.
Nuestra realidad exige que, si bien no se puede cambiar o eliminar instantáneamente el sistema productivo del mundo, se requiere, como en todos los asuntos, la intervención del estado para mitigar los problemas que son consecuencia del sistema. En salud, en economía, en educación y en los derechos humanos.
En Tlaxcala, que además es uno de los estados catalogado como origen de la trata como tránsito y como destino nacional, la violencia y delincuencia nos arrebató a nuestra querida compañera Nancy López García, una joven activista de nuestra organización que trabajó arduamente por el bienestar de cientos de tlaxcaltecas. Nancy proveniente de la comunidad de Santa Cruz Pocitos en Tlaxcala, cursó la universidad mientras vivió en la Casa del Estudiante “Tlahuicole” en donde realizó actividades extraescolares que le permitieron desarrollar su afinidad a las causas del pueblo pobre. Al terminar su carrera y gracias a la relación que tuvo con la organización, decidió dedicarle sus conocimientos al pueblo mexicano y se desempeñó como líder en distintos pueblos y colonias a las que, junto con la gente que llegó a apreciarla y considerarla como su líder, gestionó obras y servicios como pavimentación en Ixtenco, drenaje en Lomas de Guadalupe, un foro cultural en Héroes y electrificación en la colonia 6 de Junio. Nancy era como la flor de loto, creciendo en la adversidad mientras le brindaba belleza. Nos la quitaron siendo muy joven y con mucho futuro por delante.
Con cariño fraternal, en su aniversario por su natalicio, el Movimiento Antorchista en Tlaxcala honramos su memoria en medio de las injusticias que viven las mujeres en nuestro país. Ella al igual que todas nuestras hermanas desaparecidas y de las que no encontraron justicia por parte de las autoridades, no morirán, vivirán en nuestros corazones. Nancy vive en los corazones de cientos de mexicanos antorchistas que trabajaremos por unir más manos y más mentes que asimilen el fondo real de este problema y así, logremos hacerle justicia y transformemos este país en honor a la vida que entregó por lograr ver la tarea realizada.