Quién no recuerda la fama de vendedores de sarapes de lana en las corridas del ferrocarril
Por Hugo Gracia Lima
Los textiles de Chiautempan, Tlaxcala, tienen orígenes remotos en la cultura de los pobladores de esta localidad, pues se remontan a la antigüedad, y fueron desde siempre una actividad que dio a su gente desarrollo e identidad, como una forma de independencia tanto cultural y política, por diversos factores que influyeron y dieron una mística de trabajo a partir de la época de la “conquista”.
Cuando fueron despojados de sus tierras y a la introducción de ganado lanar en la región, pudieron disponer de la materia prima, por lo que se convirtió esto en un modo de subsistencia iniciando con labores domésticas por medio de talleres familiares y al estar bajo el yugo de los conquistadores, se fueron formando pequeños obrajes los cuales tras una explotación intensa, al triunfo de la “Guerra de independencia”, estos obrajes fueron desapareciendo y se conformaron nuevamente los talleres familiares como una opción a una fuente de ingresos que les permitieran subsistir.
En Santa Ana Chiautempan se asientan tres españoles; pero el ganado provocó dificultades entre ganaderos españoles y agricultores indígenas, pues estos últimos se quejaban, con toda razón, que los hatos destruían sus sementeras. Sin embargo, la introducción de rebaños de ovejas para el consumo de carne, trajo colateralmente la trasquila de la lana y como consecuencia el establecimiento de obrajes, para hilar y producir artículos de lana. Es muy probable que la tradición textil de Chiautempan se haya originado desde esa época.
A finales de la época colonial, Chiautempan se compone de seis pueblos, seis haciendas y siete ranchos. La vecindad alcanza la cifra de 2 785 indios. Los administra un cura y dos terratenientes. Conserva la religión de San Francisco, la iglesia y casa que fue doctrina.
A la consumación de la Independencia siguió un desajuste en la producción, sobre todo con la paralización de los centros mineros que durante la colonia constituían importantes centros de consumo, afectando la producción agrícola y las manufacturas. Dentro de estos últimos, para el caso de Chiautempan, la baja de la demanda de los productos de la industria textil, significó desempleo y cierre de obrajes.
En Chiautempan la situación era sumamente difícil, pues los obrajes se surtían de materia prima por medio de los comerciantes poblanos, que fueron incomunicados por el bloqueo de las fuerzas insurgentes, tardando en restablecer las líneas de intercambio. La situación de los artesanos textiles se agravó cuando enfrentaron la competencia de las importaciones de telas inglesas que, de mejor calidad y menor precio, fueron preferidas a las nacionales por los consumidores.
En 1890 se establece la fábrica textil “La Estrella” en Santa Cruz Tlaxcala, pasando posteriormente a Santa Ana Chiautempan, ubicándose a un costado de la estación. Dedicada a la producción de manta y cabeza de indio de algodón, daba empleo a 35 trabajadores; en 1894 el empresario Leonardo Corral funda la fábrica textil “La Xicohténcatl” en las calles de Centenario y Manuel Saldaña, mediante telares de madera, dando ocupación a cuarenta obreros.
En 1901 se funda “La Providencia” que se transformó en la “Albertina” después de un incendio, siendo propiedad de Luciano Faudón empresario que emigró a San Martín Texmelucan, vendiendo las instalaciones a la familia Concha, quien nuevamente la llamó “La Providencia”. Otro incendio terminó con esta fábrica. Pese a los incendios el nombre de la empresa subsiste.
Hoy en día “La Providencia”, es propiedad del empresario Rafael Torres. Y es una de las empresas textiles emblemáticas no solo del estado sino incluso del país ya que con sus diseños innovadores y gran calidad de producción ha transcendido fronteras.
Después surgirían “La Iberia” de Don Eduardo Jiménez, “El Carmen” de Don Santos Tepatzi, “El Pilar” de los hermanos Vallado, “La Luz” de Don Enrique Temoltzin, Santa Teresa de Don Vicente Torres Guerra y San “Carlos” de Don Carlos Guevara” Tela-Fil de Don Alfredo Arenas, Poli-Fil, Unilan, Textiles Castro, etc.
Las fechas de fundación de estas últimas empresas resulta difícil precisarlas y es muy probable que algunas hayan sido establecidas fuera de la época que se analiza, pero dada su importancia en la vida de Chiautempan, conviene consignarlas.
La industria textil en Chiautempan ha modernizado su maquinaria usando fibras sintéticas para los procesos de producción, reduciendo los costos y logrando un mejor abasto por la facilidad para adquirirlas, además de que son de mayor resistencia.
Los artículos de lana que le dieron vida a la industria en el siglo XVI, se han transformado en una “artesanía” y costos más elevados a los de las fibras sintéticas; sin embargo, siguen siendo los más apreciados por su colorido y diseño.
La modernización de Chiautempan no afectó los viejos lazos de identidad comunal que vienen desde tiempo inmemoriales. El santanero es hombre de empresa y de trabajo, sistemático, emprendedor y solidario. En la actualidad, debido a su cercanía con la ciudad de Tlaxcala, Chiautempan se ha constituido en un polo de desarrollo dinámico, moderno como su gente y poco a poco al irse integrando con la ciudad de Tlaxcala conforman el área de mayor desarrollo en el centro del estado.
Esta industria se desarrolló cada vez más en las décadas de los 40’s, 50’s y 60’s, a tal grado que en mediados de los 60’s se contaron hasta aproximadamente con 32 fábricas y talleres medianos que dieron trabajo a más de 3,000 jefes de familia, quienes laborando con la constancia, ahínco y espíritu de lucha que ha caracterizado a los Chiautempenses, lograron no solo cubrir las necesidades de su familia, sino dotarlos de los medios de comodidad y bienestar anhelados; pero no solo fue el trabajo constante y los medios con que fueron contando cada vez más, sino que se generó en la totalidad de su gente, una forma de trabajo que prevalece hasta la fecha, sino que además innovaron y se fueron transformando en comerciantes, logrando una bien ganada reputación de excelencia en los productos textiles que fueron ganando el mercado nacional con su innovación de mercadeo, logrando impulsar a otras economías.
¿Quién no recuerda la fama de vendedores de sarapes de lana en las corridas del ferrocarril?, (de hecho esta fama la tenemos todos los Chiautempenses, vendamos o no sarapes en el tren), esta actividad consiguió que se fuera extendiendo cada vez más el mercado hacia otras entidades.
Para abastecer la demanda que poco a poco se fue incrementando, surgieron los “Despachos”, que comercializaban los sarapes tilmas y telas como la “jerga” con la que se confeccionaban los famosos pantalones y sacos de charro, debido a esto, fueron surgiendo más despachos y comercios que expendían estos productos que los tejedores domésticos les abastecían.
Así surgieron los despachos de la Familia Guevara,( Don Tomas, Don Carlos, Don Guillermo) que se ubicaron en la Calle principal (Av. Ignacio Picazo), Don José Caso Guerra quien acaparaba los famosos Saltillos que le proveían los tejedores de San Bernardino Contla, Don Marcelino Jiménez y sus hermanos que se dedicaban a vender sarapes, Tilmas, capas y ruanas en las Ferias del interior de la república, (Feria de San Marcos, Guadalajara, y llegaban hasta el norte como Tijuana, Ciudad Juárez etc.).
Esta bonanza pronto fue perseguida por varios jóvenes dispuestos a aprovechar esta bonanza y armados solo con su integridad y honradez, pedían crédito a los despachos establecidos y se lanzaban a diversas Ciudades de la República a vender los artículos (en consignación), y una vez vendidos regresaban a Chiautempan a liquidar sus cuentas y solicitar más artículos; lo que les dio ganancias que a la postre les permitió poner sus propios despachos y de ésta manera se apoyaron unos a otros en el desarrollo de su economía, que se vio claramente reflejado en la transformación de el “pequeño pueblo que era Santa Ana Chiautempan, con la construcciòn de casas y edificios (que fueron suplantando poco a poco las añosas construcciones de adobe).
Chiautempan con su nueva fisonomía fue requiriendo más y mejores servicios y se convirtió en una Ciudad pujante y con una actividad económica y social.
Se instalaron en ella, sucursales bancarias, y los pequeños talleres, cambiaron el telar de pedal, por telares mecanizados (de poder decían las nuevos industriales) y bajo el mismo sistema de comercialización se logró incluso “la exportación” de nuestros multicolores sarapes, se inició la confección de chamarras de telas de lana que producían las nuevas fábricas y se vendieron por cientos generando esto una riqueza comercial y social sin precedente, se hicieron plazas comerciales (Plaza Abandames, Casa del Artesano etc.), los hijos de éstos productores y comerciantes, tuvieron la oportunidad de estudiar y convertirse en profesionistas exitosos y el comercio se diversificó en otros giros como ferreterías, farmacias y tiendas de abarrotes grandes y supermercados.
Aquí la pregunta: ¿cuándo comenzó a declinar esta bonanza?, como poco a poco se fueron cerrando despachos?, ¿cuándo estos despachos fueron cambiando de giro?.
La declinación económica inició con la entrada del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA por sus siglas en inglés) con Canadá y México, que entro en vigor el 1 de enero de 1994. La regla de origen para textiles y prendas se basa en la regla de “envío de hilo”.
Hasta esta fecha, había una ley de protección a los productos hechos en México, fijando altos aranceles a la mercancía de origen extranjero; pero una vez que entró en vigor este tratado, ingresó mercancía extranjera al país sin cargos arancelarios y con ello textiles de origen chino, los precios vigentes en el mercado se desplomaron, provocando una crisis financiera para los textiles nacionales, sobre todo en Chiautempan.
Ya que al no prever una actualización técnica en la maquinaria que utilizaba la industria textil Chiautempense, los costos de producción no pudieron bajarse a nivel competitivo con los productos Chinos y esta fue la causa principal que derivó en el cierre paulatino de las fábricas textiles del municipio y en consecuencia la comercialización de sus productos fue desapareciendo poco a poco.