Sucesos de la Revolución en la vida de Chiautempan II
Chiautempan participa con las guerras de independencia a través del caudillo y su gente, don Antonio Toriz, considerado primer insurgente de esta población chiautempense.
Por Jesús Cortés Ilhuicatzi Cronista Municipal
Chiautempan fue un centro de ayuda para la causa independentista, pues su realidad se basaba en la explotación de los obrajes, que durante el siglo XVI hasta principios del siglo XVIII, inhumanamente sufrían explotación, que sobrepasaba las 16 horas de trabajo, sin alimento hacinados en jacales donde vivían familias enteras, el artesano trabajador no alcanzaba vivir los treinta años de vida, unos de los principales obrajeros lo fue Don Tomás Díaz Varela, que no solo tenía obrajes en Chiautempan, si no, también en Puebla y Tepeaca, obrajes donde muchos trabajadores cayeron muertos sobre los telares, víctimas de agotamiento de un sistema opresivo y cruel, y que gracias a chiutempenses anónimos que se quejaron y llego a oídos del Marqués de Croix, quien más tarde hizo publicar bandos para reglamentar el trabajo de los artesanos, quienes producían verdaderas obras de arte, de esta manera siguieron produciendo prendas textiles que en otro momento sirvieron para regalarla a los insurgentes que luchaban también contra el yugo español.
Hacia 1909, aparecen los primeros rebeldes por las faldas de la malintzi y en algunas comunidades de Chiautempan, que eran dirigidos por Juan Cuamatzi, nacido en San Bernardino Contla; Don José María Quechol asume la jefatura con la gente que comulgaba con esta causa en todo el municipio, entre los obreros, donde se gestó este movimiento, de este, destacaron los señores: Manuel Trejo, Filomeno Saldaña, Antonio y Loaiza, Crispín Torres, Cástulo y Erasmo Victoria, entre otros tantos Chiutempenses, sumándose el teniente coronel Rodolfo Pérez de Tlalcuapan, el jefe revolucionario Juan Tirso Quechol de Ixcotla, el creciente descontento por la miseria, en que vivía toda la población, la riqueza que se concentraba entre muy pocos, el porfirismo que centraba el poder en una dictadura que no admitía sustitución en el poder, pero había una naciente generación que encabezaba Francisco I Madero, dio paso una revolución armada hasta caer el porfiriato.