Fernanda Vázquez Hernández
Es una realidad el aumento de la violencia doméstica. Feminicidios, violaciones y agresiones físicas y psicológicas se han agudizado durante la pandemia. Estos problemas y las denuncias por violencia contra las mujeres se han sumado a los daños colaterales alcanzados por la pandemia de la Covid-19 a escala global, siendo ellas, además, quienes dedican todo su tiempo al hogar, a la limpieza y a la familia y ¿ellas qué reciben a cambio?
Por el contrario, hay amas de casa que se desenvuelven en un doble rol dentro de la sociedad, pues, además de cumplir con las labores domésticas o la atención a la familia, hay quienes cuentan con una profesión u otro oficio que demanda una jornada de tiempo completo.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población mexicana es de 131 millones de habitantes, aproximadamente; de los cuales 66 millones son mujeres, lo que representa el 51.7% de la población total; pero cabe mencionar que 30 millones de mujeres son madres y 880 mil mujeres se han registrado como madres solteras. Y es esta la población la que ha sido más golpeada por la crisis sanitaria, a diferencia de los hombres, pues las mujeres representan los siete de cada 10 desempleados de nuestro país. De los 2,1 millones de empleos que no se han recuperado, 1.5 millones corresponden a mujeres y apenas 604.000 a hombres.
La falta de interés y sensibilidad de quienes nos gobiernan, como es el caso del Estado de Tlaxcala, que, aunque digan lo contrario, y presuman del apoyo que se les dará a las mujeres con el programa “Superate”, Tlaxcala sigue estancado. Pero la miopía política de este gobierno les hace creer que sus acciones mejorarán el panorama, intentando convencerlas de que este gobierno está del lado de ellas.
En este contexto, hay madres de familia que siguen esperando el apoyo de las becas “bienestar”, de donde sus hijos fueron censados y registrados desde hace más de medio año y no han recibido un solo peso, por consiguiente, ni la tarjeta; espero que no sea el caso con el programa “Supérate”, pero ya veremos en algunos días, la realidad nos lo dirá. Ojalá que no se juegue con la necesidad y la pobreza de muchas mujeres. Sería una burla más de la 4T y sus apoyos directos.
Es por ello que se requiere de un análisis donde se confronte la realidad con los programas de apoyo del gobierno y nos demos cuenta que estos apoyos no son la mejor medida que debiera tomar el gobierno en turno, pues si realmente están comprometidos con el cambio, con la “Transformación” como ellos dicen, deberían mejorar la calidad de vida de las mujeres dando empleos dignos y bien remunerados, garantizar que en los pueblos y las comunidades haya agua potable, luz, drenaje, escuelas, inversión al campo, a la tecnología y salud, entre otras más.
Pero es aquí donde podemos concluir que los gobiernos morenistas no tienen como objetivo una “Transformación” sino, por el contrario, acostumbrar a la gente al dinero fácil, a tenerlos dominados y en la ignorancia, sin despertar en ellas la necesidad y la urgencia de organizarse para educarse y luchar por un cambio verdadero como lo hacen quienes están afiliados al Movimiento Antorchista Nacional.
Hacen falta en nuestro país políticas que ofrezcan empleo para todos, salarios dignos, política fiscal equitativa, justa distribución de la riqueza. Solo así, nuestro país podrá combatir la violencia, los feminicidios, la ignorancia y pobreza que existe en México. Pero para hacer esto posible, la única alternativa que nos queda es organizarnos, para exigir lo que por voluntad los gobiernos hasta ahora no han querido hacer, y de esta manera hacer frente a la desigualdad tan grande que existe en nuestro país; somos, nosotras mismas quienes tenemos que quitarnos las cadenas a las que nos ata este sistema explotador, como lo dijo alguna vez Rosa Luxemburgo: “Proletaria, la mas pobre de entre los pobres, la más desposeída de derechos de entre todos los desposeídos, ¡acude a la lucha para liberar a las mujeres y a la humanidad del yugo del dominio capitalista!” Pero no lo olvidemos compañeras Antorchistas, podremos lograrlo en la medida que luchemos juntos, es decir, amas de casa, obreros, estudiantes, campesinos y maestros. ¡Llego la hora!