Tlaxcala, sobre la pandemia la pobreza durante el 2020

Por José Orlando Isidro Ramos

Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista en Tlaxcala

La catástrofe que ha significado la pandemia para el mundo es, todavía, incuantificable. Las mayores afectaciones en la salud, la vida y la economía, sólo por citar algunas, se han manifestado en los estratos de la población en condición de vulnerabilidad y en pobreza. Es en estos sectores sociales donde la pandemia se ha cebado con miles de muertes y los ha condenado a una vida infrahumana, sin ninguna oportunidad para salir de ella por la falta de políticas de asistencia gubernamental en los diferentes niveles de gobierno.

La medición que hace el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), para el periodo 2018-2020, sobre la situación de pobreza en nuestro país, señala que hay un incremento en la pobreza: de 51.9 millones en 2018 pasamos a 55.7 millones en 2020. Al mismo tiempo, la pobreza extrema se extendió de 8.7 a 10.8 millones de mexicanos. Por carencia en servicios de salud pasamos de 16.2 a 28.2 por ciento, cuando los servicios de salud se han vuelto de primera necesidad para la conservación de la vida ante la pandemia estos son inaccesibles. Sobre la población con ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos pasamos de 61.8 a 66.9 millones y de los que tienen un ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos pasaron de 17. 3 a 21.9 millones de mexicanos. Nada que aplaudir a la 4T sobre el manejo de la pandemia ni sobre sus erradas políticas de transferencias monetarias que en nada han contenido la pauperización masiva del pueblo mexicano, ahí están datos.

Siguiendo los datos del Coneval, tenemos que Tlaxcala también se hundió en más pobreza en el 2020, al pasar de 51 a 59.3 por ciento, colocándose en el vergonzoso quinto lugar a nivel nacional. En el Estado 9.8 por ciento viven en pobreza extrema, personas que viven con “tres o más carencias, de seis posibles y que, además, se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo. Las personas en esta situación disponen de un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no podría adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana”. Esto último significa que 132 mil tlaxcaltecas están condenados al hambre y a la miseria porque sus raquíticos ingresos son totalmente insuficientes para subsistir.

Sí, un problema lacerante entre la población tlaxcalteca es la falta de oportunidades laborales y mejoría salarial. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del Inegi, Tlaxcala se colocó en el tercer lugar a nivel nacional con menor percepción en el “ámbito urbano rural”, señalando también una caída en el ingreso trimestral, de 2018 a 2020, del 12.19 por ciento al pasar de 43 mil 186 a 37 mil 919 pesos en promedio, mientras que en el gastos por hogar reporta una reducción del 17.1 por ciento al pasar de un gasto promedio de 29 mil 639 en 2018 a 24 mil 52 pesos en 2020. Al disminuir los ingresos en mayor grado disminuye el gasto y con ello se incrementan las necesidades y carencias en los hogares más humildes y marginados, indudablemente.

Otros datos de relevancia para detectar el nivel de enfermedad que muestra la radiografía del Coneval sobre los problemas sociales en Tlaxcala: el rezago educativo que pasa de 15.9 en 2018 a 16.1 por ciento en 2020; acceso a los servicios de salud de 13. 7 a 27.6 por ciento, no sobra insistir en lo alarmante de este dato cuando aún no salimos del grave problema que enfrentamos ante la Covid-19 y sus nuevas variantes, es inaccesible el servicio de salud pública para los sectores más vulnerables en el Estados; en la falta de acceso a la alimentación nutritiva y de calidad pasamos de 24.3 a 32.9 por ciento, hay más gente que sufre hambre y desnutrición.

Los problemas económicos, de salud, educación y pobreza de las familias tlaxcaltecas no han significado una prioridad urgente de atender por las autoridades gubernamentales, no hay resultados palpables de las políticas del Gobierno Federal ni tampoco del Gobierno estatal, aún cuando los colores de sus gobiernos son diferentes, en los resultados y menosprecio a los más pobres son totalmente iguales.

La pobreza se ensaño en el Estado de Tlaxcala y no queda más que apostarle a la lucha que puedan dar contra ella las miles de personas que sufren sus males a condición de que sea buscando implantar un gobierno auténticamente popular con un proyecto claro y difundido en el que se consideren atacar los males sociales de los más sufridos, cualquier cosa distinta a ellos no será más que demagogia. Será hasta que el pueblo esté decidido.

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