La desesperación incontrolada de Anabell
Rafael Salas Vázquez
A unos días de que sean las votaciones se evidenció la desesperación de Anabell y el PRIAN a niveles no vistos. Y no es para menos, pues hay varios factores que han desestabilizado su campaña a tal punto de ser irreversible el triunfo de Lorena Cuéllar. Veamos uno a uno los factores que descarrilaron la campaña de la candidata del PRIAN:
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Gisela Rubach renunció de facto a la coordinación de la campaña de Anabell. Leyendo entre líneas, Gisela botó la toalla desde hace 1 mes cuando vio que la campaña del PRIAN nomás no despegó. Ella, cuidadosa de su imagen, optó por ir tejiendo un plan B que le permitiera zafarse del compromiso adquirido y mantener “limpia” su imagen al no echarse otra derrota a cuestas. Gisela fue tendiendo lazos con el gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco, quien finalmente se descaró en una reunión organizada por Adriana Dávila en la que hizo gala de sus mañas del tráfico de influencias[1]. El hidrocálido metió su cuchara y sus narices en la elección de Tlaxcala, cuando debería estar más preocupado por rendir buenas cuentas a sus gobernados, pero eso poco le ha importado. Recordemos que Martín Orozco fue acusado por tráfico de influencias y hasta enfrentó órdenes de aprehensión en su natal estado, por lo que le sabe al tema del delito[2]. Entonces, para Gisela la salida más óptima fue el PAN. Gisela fue la coordinadora del PAN, de Adriana Dávila y los Ortiz Ortiz en el 2010 así que no extraña que su apuesta sea “rescatar” lo que se pueda ante la inminente derrota de Anabell. Total, Gisela ya cobró por adelantado, entonces está aplicando el “peor es nada” y es hasta entendible. En el PAN ella tratará de seguir los pasos del Dr. Frankenstein ya que utilizará cadáveres políticos para moldear un nuevo liderazgo, aunque sea con la pedacería. Ahí obviamente las apuntadas son Adriana Dávila y Minerva Hernández.
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Marco Mena a través de Blanca Águila se han encargado de presionar al máximo a trabajadores. Lo mismo la presidenta suplente de Anabell en el Ayuntamiento de Tlaxcala y lo mismo Héctor Ortiz Ortiz a través de sus huestes en la UAT con los docentes y estudiantes. Los han estado obligando a asistir a mítines, pases de lista, repartir volantes y asistir al cierre de campaña de Anabell, el cual, dicho sea de paso, no cumplió con su objetivo pues no logró juntar ni un cuarto de personas que logró convocar Lorena Cuéllar. Esta intensificación en la coacción del voto es la clara señal de una profunda desesperación y preocupación pues en el caso de los Ortiz Ortiz la candidata de Morena, Lorena Cuéllar, ha manifestado en reiteradas ocasiones que rescatará la UAT, lo cual los debe tener muy nerviosos. En el caso de Blanca Águila también Lorena Cuéllar ha señalado la importancia de respetar a los trabajadores y evitar presionarlos con fines electoreros, entonces eso también le cayó a Blanca como balde de agua helada. Es decir, los del PRIAN saben que su régimen de corrupción y privilegios tiene los días contados.
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El éxito de la 4T encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha generado mucho ardor entre los integrantes del PRIAN quienes quedaron perplejos ante la arrolladora visión del gobierno federal, pues AMLO ha demostrado su gran capacidad para sacar adelante a México a pesar de la pandemia y de la mezquindad de los conservadores. Sin deuda, sin más impuestos y sin corrupción, AMLO ha demostrado que sí se puede un nuevo país y eso tiene al PRIAN moralmente derrotado e incapaz de construir una oposición inteligente o proactiva, sino que han mostrado todo su desparpajo. Recuerden: Fox llegó con el PAN a la presidencia de la república prometiendo acabar con el PRI, luego el PAN se quita la máscara y termina aliándose con el PRI. De pena ajena. Aun así, el PRD se unió a la alianza más perversa jamás vista y ni así les da la fuerza contra Morena. Pero mejor del PRD ni hablemos pues ya está a escasos días de perder el registro. Es obvio que todo esto los obliga a seguir la recomendación de AMLO para ir a comprar Vitacilina, pues ya no hallan la manera de calmar su ardor.
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Marco Mena deja una estela de desgracia. Empezando porque no resolvió la deuda de Pensiones Civiles que asciende a $19 mil millones[3] de pesos ni tampoco procedió contra Manuel Camacho Higareda y Anahí Gutiérrez, la entonces titular del Instituto Tlaxcalteca de Infraestructura Física Educativa (ITIFE), por el desfalco de $99 millones de pesos[4]. Es más, a pesar de que el Órgano de Fiscalización Superior ya venía investigando desde el 2017 las transas en el ITIFE, Mena y Camacho encubrieron a Anahí Gutiérrez hasta el 2020. A Mena tampoco le salió bien la gestión ni todas las promesas que esbozó en su Plan Estatal de Desarrollo, prueba de ello es que de acuerdo con el más reciente estudio del IMCO, Tlaxcala es uno de los estados menos competitivos del país[5] y con base en un estudio del Think Tank, México ¿Cómo vamos?, Tlaxcala resulto ser el estado con el peor desempeño económico de todo el país[6]. Es decir, Mena es uno de los peores gobernantes que Tlaxcala haya tenido, desde luego disputándose el lugar entre Mariano y Héctor Ortiz.
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Las transas de Anabell al frente del Ayuntamiento capitalino están saliendo a la luz. Desde la opacidad del manejo de los parquímetros y la CAPAM[7], pasando por el millonario endeudamiento del municipio, sumándole las innumerables promesas incumplidas[8]. Es una tras otra. Anabell jamás explicó qué pasó con los terrenos que donó a Parque Vértice ni ha explicado la cantidad que condonó a esa empresa por impuestos o a cambio de qué[9], ni ha explicado lo de los aviadores que están succionando los recursos de la capital[10].
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Todas las encuestas serias coinciden en que Morena con Lorena ganará las elecciones; las encuestas serias dan más de 20 puntos de ventaja de Lorena Cuéllar sobre Anabell. Las encuestas patito de Anabell sólo han servido para crear un espejismo diseñado para los incautos y para la autocomplacencia.