Bernardino Vazquez Mazatzi Escritor y Periodista
El calendario lectoral aprobado por el Instituto Nacional Electoral y aplicable en todo el territorio nacional o al menos en donde habrá elecciones este año, nada o muy poco tiene que ver con los tiempos de la política y los políticos. Tal vez sean más las ansias en los partidos y en los aspirantes, pero el caso es que el clima pre electoral en Tlaxcala se encuentra confuso, enrarecido.
El electorado no percibe claridad en el juego de los partidos políticos al momento de elegir a sus candidatos a diversos puestos de elección popular. A excepción de las propuestas a gobernador, en las de presidentes municipales y de comunidad además de las diputaciones estatales y federales hay confusión que en nada abonan al proceso electoral de este año.
La falta de claridad o las ansias o ambas situaciones y circunstancias han provocado una andanada de candidaturas inverosímiles e inusitadas en las que participan hasta los personajes menos imaginados y hasta con las mínimas posibilidades de ganar siquiera los volados. Si bien esos personajes algunos de los cuales no los conocen ni en su barrio, tienen todo el derecho de participar, la abundancia de suspirantes abarata y chotea la mercancía a grado tal que pierden seriedad y credibilidad ante la población que ve cómo los políticos toman como juego la democracia y la participación social.
Los tlaxcaltecas, los del estado más pequeño de la República Mexicana, creen que son muchos, demasiados, injustificables, tantos candidatos en cada partido. Todos los días amanecemos con nuevos aspirantes, todas las mañanas nos llevamos sorpresas al ver quién es ahora el amigo, compadre, familiar o conocido que nos da la alegre noticia de que ya es candidato ¡Y nada más y nada menos que por MORENA!
Porque ahora resulta que a muchos, a una inmensa mayoría de aspirantes, se les ha borrado el pasado, se avergüenzan de sus ayeres y reniegan de su trayectoria política y han decidido sumarse a la cuarta transformación y adoptado los postulados de no mentir, no robar y no engañar al pueblo. Aunque sus siglas tatuadas en la piel sean amarillas, azules o tricolores, ahora juran por lo más sagrado que son morenos, que nunca tuvieron que ver con la historia reciente de la política en México y Tlaxcala.
Los tlaxcaltecas vemos la propagación de la candidatitis tan grave como la pandemia del covid-19 pues es igual de contagiosa. No letal, pero si grave. Y vemos caer en esa crisis a ciudadanos que antes creíamos firmes en sus ideologías y convicciones. Daban la vida por su partido fuera PRI, PAN o PRD o cualquier otro. Ahora, de la noche a la mañana son morenos, amigos de la candidata a gobernadora, compadres de AMLO, fundadores del movimiento, enamorados del cambio y la transformación.
No hay reglas claras, o ni siquiera las hay. Los tiempos se les vinieron encima a las autoridades electorales y a los dirigentes de los partidos políticos. Los aspirantes no tienen paciencia y se van con todo en actos proselitistas aun a riesgo de su integridad y de su salud. Y la sociedad se encuentra abrumada de tanto candidato, de tanta oferta e imagen de los susodichos.
Se entiende que es la crisis sanitaria por la que atraviesa el mundo y México y Tlaxcala, la que hace tener en vilo político a la entidad y que provoca la ansiedad de los aspirantes y hasta los desaciertos de las autoridades, pero será de salud democrática y de justicia que muy pronto o antes si es posible, aclarar el panorama electoral pues cada día que pasa es de angustia para los actores y de incertidumbre para el público, es decir, para la sociedad.
En panorama electoral en Tlaxcala es confuso y a veces hasta incierto, dígase lo que se diga. Todo esto hace pensar que el próximo proceso electoral enfrentará graves problemas. Pero aun es tiempo de corregir el rumbo y frenar la carrera de los ansiosos. Urge poner orden.
