Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Con el paso de los días, en Tlaxcala la política ofrece cada vez mayor incertidumbre al electorado y más divisiones y confrontaciones entre partidos y candidatos. Cuando la gente se está reponiendo de una sorpresa, salen los líderes y el resto de los actores con otra mala nueva. El caso es que hay confusión, malestar, dudas y rechazos en todo este asunto electoral.
De verdad nadie hubiera creído que el PAN pudiera dejar ir a Juan Carlos Sánchez García, SAGA. Panistas y no panistas se dicen y se muestran estupefactos por tamaño error. Qué manera de perder de forma tan anticipada y qué forma de decirle a los militantes y simpatizantes azules que no importan, que lo más valioso para la cúpula es primero, el poder por el poder y segundo, fracasar en las urnas.
El SAGA se va pero no solo. Se lleva a quienes confiaban en su proyecto de gobierno desde el PAN y ahora, en su nueva aventura política, tendrá menos posibilidades de ganar que viéndolo bien, el daño mayor será para su ex partido. El PAN sólo o en bola va a perder hasta el modo de andar. Sin duda con el ingeniero hubieran hecho un papel bastante decoroso y en una de esas…
El Partido Revolucionario Institucional definitivamente no sabe ni lo que hace. Primero por convocar y lograr una alianza sin pies ni cabeza y luego, por la candidata que propone. Con todo respeto, la señora Anabel no garantiza triunfo y se volverán en su contra a militantes y simpatizantes del tricolor por la forma y el fondo con que sale a pelear por la gubernatura. Los partidos que integran la llamada mega alianza no cuentan con la simpatía ni confianza de sus huestes, ya no.
Por lo que respecta al Partido de la Revolución Democrática, de plano no le alcanzó ni para proponer un aspirante. Ya no tiene personajes de calidad moral o trayectoria importante. Prefirió sumarse sin chiste ni trascendencia a un proyecto que desde su nacimiento recibe el rechazo ya no solo de panistas, priistas y perredistas, sino de la sociedad en general. El título que se le indilga a la llamada mega alianza, es cuando menos, el de inmoral.
La parte trágica de todo este espectáculo político la tienen Ana Lilia Rivera Rivera y Dulce Silva. Sus acciones posteriores a la nominación de la candidata de MORENA las colocan como personas poco serias, poco conscientes y enemigas de su partido. Hasta parece que están apoyando al PRI y a toda su oposición en su conjunto. No les queda el papel de víctimas, nadie les cree que en algún momento o de alguna forma estuvieron por encima de Lorena Cuellar Cisneros en las preferencias electorales.
Se han visto muy mal utilizando a candorosos presuntos morenistas haciendo declaraciones y lanzando amenazas. Y esos supuestos inocentes simpatizantes de las perdedoras pareciera que no se dan cuenta que por al menos seis años, los próximos, serán vistos como apestados donde quiera que se paren. Son carne de cañón, son personas vilmente utilizadas. Porque, por otro lado, de ninguna forma las derrotadas podrán revertir la nominación de Lorena; eso ya es cosa juzgada.
Lo que ven los auténticos morenistas y ciudadanos en general es que tanto Rivera Rivera como Silva la de Huamantla, hacen berrinche, despotrican y amenazan con el único objetivo de venderse más caro. Las negociaciones y sus beneficios personales tendrán un alto costo en la medida en que puedan mantener secuestrado el proceso interno de MORENA.
De cualquier forma, los acuerdos y distribución de las candidaturas para diputados locales y presidentes municipales, en las dos alianzas, van a dividir aún más a los partidos y dejarán afuera a mucha gente valiosa pues en el reparto se va a privilegiar a los recomendados y caprichos. Eso quiere decir que se prevé mayor guerra sucia, más inconformidades, más rupturas y desde luego, mayor incertidumbre.
En MORENA no entienden, algunos, que dividirse en suicidio, que son una imagen negativa hacia afuera, que están cayendo en lo que criticaban. Y no tiene por qué ser a fuerza así. En ese partido la unidad es vital. Por lo que respecta a la mega alianza, ahí la guerra todavía no empieza. Pero va a haber…
