Columna/La Pluma más Rápida
Es una lástima para las luchas feministas que impulsaron por años la inclusión de las mujeres en la política, que impulsaron leyes para garantizar la paridad de género, y hoy, que son las primeras elecciones de mujeres rumbo a la gubernatura de Tlaxcala, sean las senadoras y diputadas federales, quienes con “la espada desenvainada” atacan a otras mujeres, simulan la lucha feminista pero en realidad asumen la política machista, característica de la cultura mexicana.
Hay una delgada línea entre el debate político y la falta de respeto por las diferencias ideológicas, pero presentar denuncias sin argumento solo por tratar de manchar la imagen de otra mujer, o bien, pagar cuantiosas cantidades para publicar falsas noticias como si fueran verdad, es caer en las mismas prácticas de esa obscura política patriarcal.
Tlaxcala es tan pequeño, que entre todos nos conocemos, sabemos la calidad moral de las y los periodistas, de las y los comunicadores, de las y los actores políticos, de alguna manera todos estamos conectados, algunos coinciden con sus conocidos por sus amistades, familia, o bien, por el trabajo.
Sale esto a colación porque es increíble creer que son las propias mujeres que atacan a otras, cuando el discurso siempre fue avanzar en la inclusión y que las mujeres ganen terreno en puestos de toma de poder, pero por este “poder” lo único que han hecho es mostrar que estamos lejos de desterrar el patriarcado.
Para quienes no están tan inmiscuidos en política, aquí un breve recuento de lo que pasa en MORENA, primero la senadora Ana Lilia Rivera presentó denuncias en contra de Lorena Cuéllar, acusando corrupción, lo único cierto son las denuncias porque hasta donde se sabe no hay una sola investigación real.
Luego, la empresaria Dulce Silva, esposa de César Yañez, quien fue por muchos años el vocero del hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha desembolsado cuantiosas sumas de dinero para posicionar su imagen en el estado, si éstas estrategias han sido buenas o malas, eso júzguelo usted.
Lo malo, ha sido que desde su propia área de prensa se envían textos a ciertos medios de comunicación con los que desean publicitarse, pero lo hacen para denigrar la imagen de la también exdelegada, Lorena Cuéllar, hay capturas de pantallas de conversaciones de whastApp, llamadas por teléfono y reuniones de ciertos comunicadores que lo demuestran, insisto, Tlaxcala es tan pequeña.
Por una parte se puede entender esta guerra sucia atacando a la aspirante más fuerte, pero escuchar a otras mujeres de otros partidos, por ejemplo, la senadora del PAN, Minerva Hernández Ramos, decir que “me da risa” la opinión que emitió en su cuenta personal de Facebook, nuevamente Lorena Cuéllar, por la mega alianza que se formalizó recientemente, es una muestra clara del nivel de política tan pobre de nuestras propias representantes.
Mientras tanto, la principal víctima de violencia política desde su participación en la elección pasada, se ha mantenido muy reservada para dar declaraciones, y ha sido la única que ha mantenido una actitud de respeto pese al embate político y mediático, por lo menos, vemos en alguien, dirían por ahí, casta política.