Fernanda Vázquez Hernández
Desde su origen (1999), la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) se ha planteado contribuir a mejorar las condiciones de infraestructura, de apertura y a la calidad de la educación que el sistema educativo mexicano no ha podido resarcir y, contrario a ello, ha sumergido a un estancamiento el desarrollo del país, pues, dicho por los mismos gobiernos, la educación es el motor del desarrollo de una nación.
Pero, para que la FNERRR pueda lograr tal objetivo, se requiere de una estructura sólida bajo una base bien cimentada para sostener la luchar diaria, y esta ha sido la organización de los estudiantes (desde el nivel básico hasta el superior), encabezados por líderes estudiantiles emergidos del pueblo y que ahora forman parte de la federación estudiantil.
La Fnerrr cuenta con una estructura a lo largo y ancho del país, desde un comité ejecutivo, nacional, regional, estatal y locales. Lo que ha valido para que nuestra federación, a sus 21 años de existencia, se sostenga y continúe dando la lucha a lado de los estudiantes menos favorecidos.
Los resultados hablan por sí solo: 95 casas del estudiante, que alberga a jóvenes de escasos recursos y que les brinda los servicios básicos, con áreas deportivas y culturales para contribuir a su formación académica de manera integral; creación de escuelas de nivel básico, media superior y superior; mejoramiento de infraestructura e introducción de servicios básicos en los planteles, entre muchos más.
Pero no es el sistema educativo en sí la razón de los malos resultados en el aprovechamiento académico en nuestro país y de la falta de infraestructura para la atención y apertura de los miles de jóvenes que no pueden ingresar a un nivel educativo; ésta es, a su vez, el resultado de un sistema económico-político que impera en nuestro país y en buena parte del mundo. El sistema capitalista. Sistema donde la burguesía, dueños de los medios de producción social, emplean el trabajo asalariado al proletariado que, privados estos de medios de producción propios, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para poder existir. Y, por el contrario, la burguesía se apropia de la mayor parte de la riqueza producida por los trabajadores, sumiéndolos a una aguda desigualdad y profunda pobreza.
Pero al mismo tiempo que la burguesía se apropia de los medios de producción y de la riqueza producida con el trabajo directo de obreros y campesinos, lo hace así también con el sistema político e ideológico. Y para poder tener el dominio y el control ideológico de la sociedad en general, es necesario controlar el sistema educativo que permita configurar un pensamiento ideal en defensa de los intereses de la burguesía; para esto, no hace falta mayor inversión en la educación del pueblo, sobre todo de la clase que vive en condición de pobreza (que es la mayor parte de la población mexicana). Entre menos conocimiento, menos capacidad de cuestionamiento y análisis sobre el quehacer de los gobiernos y de la realidad en general.
Y ahora tenemos un sistema educativo endeble, con un presupuesto históricamente limitado, (no suficiente con eso, la 4T aplica un recorte presupuestal); insuficiente infraestructura (entre ellas el recurso tecnológico como el internet), y la que se tiene en pésimas condiciones y muchos sin los servicios básicos, es decir, incapaz de enfrentar los estragos provocados también en el ámbito educativo.
La activación de un sistema de educación a distancia, para que más de 36 millones de estudiantes de todos los niveles no perdieran el semestre, pone en evidencia lo ya dicho arriba.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, aplicado por el INEGI en 2019, el 80% de los estudiantes del estrato socioeconómico bajo no dispone de computadora en su casa, el 76.7% no tiene internet y el 24% no cuenta con televisión, lo que agrava el seguimiento a distancia la formación académica de los estudiantes. Y si a esto le agregamos la situación laboral en que se encuentras los padres de familia, quienes se han quedado sin empleo, se vuelve más complejo la ayuda a sus hijos y los pone en un dilema, o sumarlos a la tarea de llevar el sustento familiar ante la crisis económica que padecen o atender su educación a distancia por encima de la necesidad de alimentarse el y su familia. Pero esto no sería un problema si el sistema educativo ofreciera las condiciones necesarias para enfrentar, no solo ésta, sino cualquier crisis venidera.
Ante este contexto, los estudiantes adheridos a la FNERRR han iniciado una campaña nacional para exigir al gobierno federal que aplique un plan de cobertura de internet para los más de 36 millones de estudiantes que tienen que continuar con su educación a distancia; demanda que ha sido, entre muchas más, una bandera de lucha de nuestra federación desde su origen. Condición que no solo debe atenderse en este momento de crisis sanitaria, sino, aún después de esta pandemia: crear y mejorar la infraestructura educativa (dotando de recursos tecnológicos como computadoras e internet, entre otros), perfeccionar el sistema educativo con programas que garantice educación de calidad y mayor inversión económica.
Esta lucha es legitima de los estudiantes adheridos a la FNERRR y a la cual invitamos a toda comunidad estudiantil, quienes difícilmente enfrentan la situación actual en este sector. De la misma manera que hacemos un llamado al gobierno federal para que atienda le demanda de dotar internet gratuito. Solo así, con mayor atención al sector educativo, podremos enfrentar todas las crisis venideras, en favor de los más desfavorecidos de nuestro país.