CORRUPCIÓN

Tan antigua como la prostitución y el homicidio. Este término que no deja de ser tema de conversación, navega entre la sociedad sin una bandera, bien puede ser tomada por los buenos o por los malos, creo que es cuestión de perspectiva, en el sentido político se vuelve camaleónica, donde aquellos que detentan el poder se vuelven “inmaculados” y los que perdieron “los corruptos”.

No siento que el sistema haya cambiado, son los mismos personajes de siempre vestidos de otro color, dándonos sermones de que son impotulos y que han cambiado, ya alguien me dijo, confiar es bueno, pero no confiar es mejor.

Cuando un ciudadano es tocado en su dignidad se queda confundido pues es algo para lo cual no está preparado, y en muchos de los casos tocamos la corrupción ya sea para salvar la vida, para recibir una dadiva a cambio de algo, o para acelerar un problema en su solución a cambio de algo; es ahí, donde el estado permite la corrupción.

Recordemos que el ciudadano en sus derechos humanos es el que se proteje de los malos actos de las autoridades, no es al revés y la corrupción se genera desde ese punto, ya lo menciona la Constitución en su artículo primero que habla de las garantías individuales; entonces, cuando un ciudadano es violentado en el término de su dignidad, pierde en muchos aspectos, no se acerca a la realidad y se pierde en la palabrería del corrupto, dando lugar a la violación indirecta de su dignidad.

Somos muchos los que buscamos un México mejor, el ciudadano común (el que cuida de su casa, de su familia y de su patrimonio) entenderá que tal vez ya es tiempo de salir de sus trincheras en las que ha sido secuestrado, y entendera que como ciudadanos de pensamiento, tenemos en nuestras manos la libertad de elegir, que nuestra dignidad no se confunda.

Vaya pues una reflexión:

¿Dónde termina la dignidad y dónde empieza la corrupción? En éste momento ser lo justo es mi percepción.

Ingeniero Antonio Lima Flores