Con qué satisfacer sus pretensiones

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista 

 

Nada satisface a quien no sabe lo que quiere. Nada llena a quien no tiene siquiera idea de lo que busca y no hay argumento que convenza a aquel que no tiene la voluntad de entender ni la inteligencia para comprender o aceptar ideas de otro. En materia política o asuntos de gobierno hay especialistas y expertos en todo que de todo opinan y a veces, sin conectar el cerebro con la lengua. 

Más allá del derecho a la libertad de expresión y de que hay quienes dan la vida por defender la opinión del otro, creo que los ardidos, los frustrados y los derrotados no deberían emitir juicios pues sus emociones les anulan la objetividad y la razón y muchas veces hasta el respeto, y salen a la tribuna imaginaria a despotricar en contra de todo y todos, a juzgar y sentenciar y condenar, a ofender y a agredir culpando y señalando con índice de brújula enloquecida. 

Luego del primer informe del presidente Andrés Manuel López Obrador, se alzaron las voces que negaron todo avance, que rechazaron cualquier argumento de paz social y de estabilidad económica y minimizaron los logros ocultándolos en reales o supuestos resultados en sexenios anteriores. El mensaje del primer mandatario de la nación les dio, a algunos, material para la burla, para las comparaciones, para enaltecer dictadores, enlazar regímenes y denostar ideologías políticas clasificándolas en derecha e izquierda. 

Con voz y ademanes de expertos y especialistas en todo y nada, auguran la catástrofe de la actual administración gubernamental, se consagran como gurús y adivinadores y se hacen a un lado pues se dicen inocentes de toda responsabilidad en la imaginaria y también deseable por ellos, debacle nacional. Del mensaje presidencial nada les parece bien, nada creen cierto ni posible ni acertado. Invocan el pasado lejano y reciente como receta y ejemplo y, cómo no, se ofrecen como salvadores de la patria. 

A esta gente no le gusta ni le gustaría un gobierno de izquierda… ni de derecha. No estarían conformes ni de acuerdo con un presidente capaz, inteligente, humilde, congruente, tolerante, justo, preparado, dispuesto, guapo, carismático, honrado… ni siquiera si es hijo de Nelson Mandela, Martin Luther King, el Dalai Lama o Mahatma Gandhi o hermano de la Madre Teresa de Calcuta, o una mezcla de Benito Juárez García con Lázaro Cárdenas. No los dejaría satisfechos ni les mantendría la boca cerrada si quien estuviera al frente del país fuera una mujer o el miembro de una iglesia, si fuera Iluminati o integrante de una secta o de la mafia. 

Si acaso algún día llegara al poder alguien con todas las virtudes, conocimientos, sabiduría, honradez y humildad que muchos esperan, alguien así o mejor que Jesucristo, tampoco se dirían satisfechos o cuando menos aceptarían mínimamente su gobierno pues siempre se dirán decepcionados y seguirían comparando el régimen actual con otros que creen mejores, impolutos, históricos y supremos. 

No es así. Con este o con otro gobierno igual o peor, con otro mandatario de este o de otro partido, de izquierda o de derecha o de arriba o de abajo, católico o protestante, guapo o feo, honrado o corrupto, algunos malos mexicanos jamás estarán conformes ni satisfechos y lo peor, no dejarán de ser quienes, con sus actitudes, demuestren ser el cáncer que enferma al país y que mantiene a la sociedad en los niveles de mediocridad y anarquía. 

¿O acaso por tener el gobierno que sueñan, que creen que existe o que exigen van a dejar de tirar basura en la calle, violentar a las mujeres, ofrecer o aceptar la corrupción, dejar de esparcir rumores e inventar chismes, meterse en la fila de los bancos, atender con respeto y cortesía a los ancianos y a los niños, ceder el asiento en el transporte público, vamos a dejar de ser intolerantes y homofóbicos, a dejar de comprar celulares robados, a dejar de estacionarnos en el lugar para los discapacitados y a ponerle fin a nuestra crítica ociosa y dañina? 

Ningún gobierno, surgido de cualquier ideología y en cualquier tiempo y espacio, podría con una sociedad o cultura que se niega sistemáticamente a asumir gran parte de su responsabilidad en esta situación grave de violencia y de pérdida de valores que son los que tienen la culpa del caos. 

Qué tipo de gobierno, qué hombre o mujer, de qué partido, con cuáles características, podría a ti, ciudadano narco menudista, a ti ladrón de monederos o de casas habitación, a ti padre de familia irresponsable, a ti ciudadano que te drogas o te alcoholizas, a ti que golpeas y humillas a una mujer, a ti que te pasas un alto del semáforo o que discriminas, que contaminas los ríos o que desprecias a los ancianos o a las personas diferentes, convencerte de que tú y nadie más que tú eres el responsable del cambio y que el mal o el cambio dependen de ti desde el ámbito de tu familia, tu calle, tu cuadra, tu barrio, tu colonia, tu municipio y estado. 

Nadie puede hacer por ti lo que no estás dispuesto a hacer primero por convertirte en buen ejemplo y luego por la educación que debes darle a tu hijo, a tu familia, a tu entorno. De ti depende que la calle este limpia o sucia, que en tu calle no haya delincuentes, que seas digno de confianza y de respeto, que muchos vivan en la esperanza y no en el miedo… de todos depende que el futuro se vea como una posibilidad y no como un imposible, que haya esperanza y no miedo ni dudas. 

Todos tenemos derecho a opinar pero hay que ser objetivos, reales, conscientes, propositivos, respetuosos… eso ayuda más que la diatriba, el ataque y el odio.

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