Dios me prestó un ángel y se lo llevó, “cachetitos” te esperamos este 31 de octubre: padres

 Fotografía: Autorizada por los padres 

Por: I. Carolina Campos

Con la tristeza del recuerdo que dejó la ausencia del pequeño Christian Arturo de 2 años 8 meses, quien el 25 de diciembre del 2015 partió de este mundo a la presencia de Dios, su familia recuerda esos momentos de risas alegres, de palabras recién aprendidas y expresadas a su manera, su vestimenta de camisa y pantalón con chamarra café que lo hacía parecer el jefe de la familia, su forma de pedir las cosas y esas ganas de comer todo lo que se pudiera comer, no dejaba lugar a dudas de que se trataba de un niño sano, un niño que tenía por delante muchos sueños que cumplir y metas a las que debía llegar, pero el destino o la voluntad divina hizo que el mundo cambiara para la familia de Chris (cachetitos o cachetón) como de cariño le decían sus padres Gore y Ambrosio, su hermanito y toda su familia que le rodeaba.

En estos días de Todos Santos del presente 2019, en entrevista para Ojo Águila, los padres de Christian comparten con nuestros lectores el dolor que representa la ausencia de un hijo que se convirtió en ángel y voló al cielo la noche de navidad del 2015, una fecha memorable por el nacimiento de Niño Dios pero la navidad más triste que pasó la familia originaria del municipio de Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala.

“En estos días de Todos Santos y que por cultura sé que el 31 de octubre los niños que fallecieron vienen a visitar a sus familiares, recibiremos a mi niño con los brazos abiertos. Sé que al llegar los angelitos le dan un beso en la frente a mamá,  a papá y a la familia, duele mucho, nunca dejara de doler, duele no verlo. Mi pequeño Christian, mi niño, duele ese espacio tan grande que dejaste en nuestra vida, en la casa, en tu familia. Hoy mi angelito quiero decirte, qué no te has ido, qué no te iras nunca, quiero decirte hijo, tú que estás alabando a nuestro Dios y que pides por todos nosotros, que hoy (31 de octubre) te esperamos con ansias y aunque no te vemos físicamente, sé que estas aquí, y que nos acompañas siempre porque eres nuestro ángel”. Expresó la madre.

Con lágrimas en los ojos que corren por sus mejillas al hablar y que caen en su pecho como cristales transparentes, Gore y Ambrosio recuerdan esos momentos de sufrimiento, cuando en el Hospital del ISSSTE en Tlaxcala, Christian fue diagnosticado con Hidrocefalia y luego una Tomografía detectó un tumor canceroso en la cabecita del niño por lo que fue trasladado de Tlaxcala al ISSSTE de Puebla donde recibió tratamiento Oncológico, por la gravedad a los 15 días fue trasladado al Hospital 20 de noviembre en el entonces Distrito Federal (DF).

“Mi esposo tenía que trabajar pero esos días faltó para estar con nuestro hijo, dejamos a mi otro niño encargado con mi familia y su familia, y nos fuimos los dos al hospital en México, ahí vivimos lo más difícil de la vida, ver que nuestro Christian no mejoraba, y todavía peor, en cada visita médica el diagnostico no era nada alentador, por el contrario, cada vez nos daban una noticia más cruel y dolorosa, al grado de decirnos que ya no se podía hacer nada por él, que ya era todo lo que medicamente se podía hacer, que únicamente quedaba un tratamiento paliativo. Veíamos a mi niño llorar, le rodaban las lágrimas y a nosotros también. Yo pedía a Dios que no sufriera y que me pusiera a mí en su lugar. Él no abría los ojitos, pero sé que lo que le platicaba lo consolaba, él me escuchaba, yo lo sé porque se calmaba y se dormía mientras lo arrullaba entre mis brazos a pesar de estar conectado a máquinas y sensores…”

“…Christian, mi angelito, tuvo tres paros respiratorios en quirófano durante las cirugías que le hicieron para extirpar el tumor que rodeaba el tronco craneal, eso traería secuelas graves, nos decían los médicos, aun con las operaciones que le hicieron no garantizaban que viviera, el diagnostico era el mismo, y más cruel, porque el tumor empezaba a crecer nuevamente de manera rápida”.

Con el dolor de su corazón, Gore y su esposo pidieron a los médicos especialistas les hablaran con la verdad y fueran sinceros, no querían falsas esperanzas, por lo que el diagnóstico fue fatal “una semana”, de acuerdo al diagnóstico médico daba una semana, y así fue.

Con conocimiento de que el menor sólo podía tener cuidados y tratamiento paliativo el diagnóstico era un desenlace. Ambrosio y Gore se armaron de valor y tomando en cuenta el sufrimiento de muchos niños que requieren de algún órgano para seguir viviendo, tomaron la decisión de donar los órganos del pequeño Christian, pero eso tampoco fue permitido porque los médicos explicaron que la enfermedad del cáncer ya había hecho metástasis en el cuerpecito, y que ya no era posible, “fue muy difícil y muy triste porque nosotros queríamos ayudar a otros niños, pero no, ya no se pudo ni eso, es un sufrimiento muy grande no hay palabras para describirlo”.

El tiempo va curando las heridas en esta joven pareja que abrazando la fotografía de su hijo comparten con nosotros su dolor y el momento del desenlace, derraman lágrimas al recuerdo de “cachetitos”, a esos momentos de sufrimiento con tratamiento oncológico, al momento de tomar la decisión de que sea operado sin las garantías de que sobreviviera, a ver las lágrimas del pequeño rodar por sus mejillas sin gestos o algún movimiento, eran, dicen, la muerte.

Hoy a casi cuatro años de que ese angelito subió al cielo y a punto de visitar el hogar que lo espera con los brazos abiertos, Gore toma de la mano a otro de sus hijos y junto con su esposo Ambrosio y su hijo mayor, esperan este 31 de octubre la visita de un ser cubierto de blanco, la pureza de un ángel que, dicen, “Dios nos prestó por 2 años 8 meses y después se lo llevó. Sé que desde la gloria él nos cuida porque él es nuestro ángel en el cielo”.

Agradecemos a la familia de Santa Ana Chiautempan compartir con nuestros lectores de Ojo Águila sus sentimientos y la espera de Christian Arturo este 31 de octubre, de acuerdo a la tradición religiosa, es la fecha en que los niños que fallecieron visitan a su familia en la tierra.