La lucha que emprenden los padres dependerá de la temporalidad, es decir, hasta que sus pequeños ingresen en las primarias, lo que sucederá entre un o dos años. El nuevo régimen no dejará vestigios de los programas federales del priismo.
La Pluma más Rápida/Columna
La decisión está tomada. No habrá más subsidios directos a estancias infantiles dentro del programa gubernamental. Su presupuesto se redujo en 50 por ciento y el resto será entregado por la administración federal directamente a las madres trabajadoras o padres solteros, para que ellos decidan si los siguen llevando a esos lugares, lo cambian o se los dan a los abuelos para que la hagan de nanas.
Ahora, esas estancias prácticamente se han convertido en privadas, toda vez que los padres tienen que pagar una cuota completa de corresponsabilidad que va de los 950 a los mil 500 pesos mensuales por niño o niña de 1 a 4 años, si quieren que sus hijos reciban la atención con horario completo y servicio de comedor.
Sin embargo, responsables de estancias advierten que el programa de apoyo a madres trabajadoras, como se conoce a las nuevas reglas de ese esquema en el gobierno federal, solo dotará de 800 pesos mensuales a los paterfamilias y con ese dinero solo alcanzarán para una atención de cuatro horas al día y sin alimentos, lo que hará que ese servicio sea raquítico.
Por eso, quienes verdaderamente son los directamente afectados económicamente, es el propio personal que opera las estancias, pues ya no recibirán dinero de forma directa y dependerán enteramente de que las madres o padres solteros requieran de sus servicios en las mismas estancias.
Por eso, la cruzada nacional por las estancias, como se le ha llamado al movimiento encabezado por legisladores de partidos opositores al del gobierno federal, operadores de estancias y algunos activistas, parece ser una batalla perdida.
Pero el que Diputados federales y locales en su mayoría del PAN, hayan promovido amparos indirectos, por un lado, y quejas ante la CNDH, por otro, contra el recorte presupuestal al programa de estancias infantiles al considerar que se atenta contra el derecho de la niñez, solo parece se trata de extender la agonía.
Aunque loables en su contenido, foros como el llevado a cabo el miércoles por un grupo de diputados locales también opositores del PAN, PRI, MC y Verdecologista, solo es para llamar la atención a gobiernos estatales o municipales para rascar ahí la posibilidad de obtener algún tipo de subsidio, porque en los hechos muy difícilmente revertirá la determinación presidencial, que busca desaparecer cualquier resto de los programas del viejo priismo.
Además, el evento de ayer en la plaza Juárez de Tlaxcala se convirtió en una pasarela política, destacando entre todos los ponentes la figura de la alcaldesa capitalina, Anabell Ávalos Zempoalteca, quien por su experiencia como delegada de Sedesol y su contacto sin contratiempos con estancias infantiles, le ganó muchas simpatías entre las cientos de trabajadoras de estancias infantiles que asistieron y que ella aprovechó sin dudarlo, por aquello de que es una fuerte aspirante a competir por la gubernatura del estado en 2021.
Otro aspecto que se debe tomar en cuenta, es que el malestar y el apoyo que padres de familia están haciendo hoy a la cruzada es temporal, pues cuando sus hijos crezcan y no necesiten más de ese servicio, se olvidarán de las estancias y dejarán solas – si es que continúan – en su lucha a las trabajadoras de esos centros.
Puede sonar cruel, pero López Obrador ya decidió la suerte de las estancias infantiles, por lo menos ya no en la misma forma en que el esquema venía operando. Ahora es necesario adaptarse.