Lectura y Valores Humanos en la transformación social

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

 

Cualquiera que sea su origen u objetivo, la cuarta transformación que anuncia el nuevo gobierno federal debe pasar por la creación de nuevas y mejores estrategias en materia de educación y de moralización de la sociedad y al mismo tiempo, debe crear las condiciones para que las costumbres y las inercias que hasta ahora identifican a nuestra cultura no necesariamente tengan que confrontarse con la modernización de la administración pública, en todos los ámbitos, sectores, intereses y demás.

Por principio de cuentas, el mensaje de cambio debe llegar a todos los niveles socioculturales; debe ser enviado como una propuesta de crecimiento y desarrollo y no como el recordatorio de un deterioro social y debe ser entendido como una necesidad y no como una imposición. Debe empezar por el principio y no por la percepción que del momento tenga el poder, es decir, la sugerencia de cambio debe empezar por los Valores Humanos en su diversidad de conceptos y acepciones.

Pero los valores no pueden aprenderse ni entenderse si no es por medio de la lectura. No hay forma de acercarse al conocimiento ni a la inteligencia si no es por medio de la lectura luego entonces, esa cuarta transformación debe iniciar por crear lectores, por hacer que los estudiantes de todos los niveles amen los libros, conozcan a los autores y tengan como ejemplo a los adultos y principalmente a sus padres y maestros.

Actualmente ni siquiera los maestros, en una gran mayoría, tienen el hábito de la lectura. Por experiencia propia, sé que algunos mentores jamás han acudido a la presentación de un libro y por lo tanto desconocen de autores, títulos y protocolos para la presentación de un autor o una obra. En Tlaxcala, de los 60 municipios, al menos en 40 no existe ninguna librería y al menos en 20 comunas no se tiene acceso a las actividades del Instituto Tlaxcalteca de la cultura, fracaso total, ni de los centros culturales municipales, otro fiasco y frustración institucional gubernamental.

La lectura en los niveles de secundaria y preparatoria es un caso preocupante. Incluso en algunas instituciones de educación media y superior la deficiencia en este aspecto es alarmante: los muchachos no leen, no conocen de autores nacionales o internacionales, no se puede mantener con ellos una charla en materia de literatura pues desde pequeños no tuvieron acceso a los libros ni les fue enseñada su utilidad.

Sin lectura no se puede avanzar. No se puede tener consciencia del ser, de las obligaciones, responsabilidades y derechos, no puede uno allegarse al conocimiento o las emociones y sensaciones si no es por medio de la lectura. La ignorancia, la barbarie, la violencia, el sometimiento y todos los vicios y riesgos tienen como patrocinador, origen y consecuencia el desdén y rechazo hacia la lectura y los libros. La lectura debe ser el cimiento, el puntal, el origen y el objetivo de esta o cualquier transformación humana.

De la lectura y sus consecuencias, de la comprensión de lo que se lee y su aplicación, deriva el avance hacia los Valores Humanos, hacia su observancia y puesta en práctica aunque a diferencia de la lectura que puede ser de aprovechamiento y uso y destino individual, los principios son y deben tener como destino la paz social y el bienestar general por encima incluso del aspecto personal o sectario. Sin principios rectores nacidos de la consciencia suprema cualquier intento de transformación será en todo tiempo un fracaso.

Después de la lectura y el amor por lo libros, los Valores Humanos habrán de ser el máximo anhelo del hombre si lo que quiere es mantener la especie y sobrevivir en un ambiente de paz y convivencia armónica. Con la lectura y con la observancia y ejercicio de los principios rectores se puede alcanzar el máximo de la civilización de la raza humana y se pueden alcanzar los mayores estadios de superación en todos los ámbitos.

No se requieren más policías ni más armas y mucho menos más cárceles, sino menos delincuentes. No necesitamos más barrenderos sino menos gente que tire la basura de forma impune; no necesitamos más leyes sino obedecer las que tenemos y no nos hacen falta más jueces ni magistrados sino menos hombres violentos y menos mujeres asesinadas ni violentadas. Ya no es necesario construir más escuelas sino hacer que las que existen eduquen y no sólo enseñen… no requerimos de más opiniones sino más ejemplo en los padres de familia.

Luego entonces, empecemos esta cuarta transformación por el principio: lectura y valores.

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