Bernardino Vazquez Mazatzi/Escritor y Periodista
El año 2019 no tiene por qué ser feliz o desventurado. Los próximos 365 días no pueden ser nuevos ni viejos ni pueden traer la fortuna y el bienestar por decreto o por arte de magia. El transcurrir del hombre sobre la tierra no depende del deseo y el abrazo sincero o fingido del amigo, del conocido o el familiar.
Desear felicidad y prosperidad económica a todos o a muchos para el próximo año debiera ser un compromiso de hacer algo o mucho para que eso sea realidad. No se puede esperar dicha en el semejante ni en el mundo si el año que llega, que no es más que el paso de los días, las horas y los años, nos encuentra exactamente igual que en los últimos minutos del ciclo que termina.
“Feliz año nuevo” es la frase más repetida el 31 de diciembre y las primeras horas del 2019. Lo que habría o debería de ser nuevo no es el año, sino la mentalidad y actitud de la gente; el término NUEVO debería implicar renovarse, reinventarse, tener voluntad para ser mejor, para avanzar, para erradicar los mitos y temores, para arrancarse las envidias y rencores, para modificar el pensamiento negativo y para ser diferentes en el mismo cuerpo y con igual rostro, nombre y apellido.
Si usted desea que el año sea NUEVO y traiga consigo dicha, felicidad y progreso material para quien abraza y al envía mensajes por teléfono, entonces habría que ACTUAR para demostrar que más allá de las palabras y la buenas intenciones, le asiste la voluntad y le sobran argumentos y actos para hacer realidad en otro lo que sus palabras expresan.
Si usted, con la llegada de otro año, deja de ser agresivo en su trato hacia los demás y modifica su lenguaje violento y ofensivo, si deja de tirar basura impunemente en las calles, si ya no inventa chismes ni propaga rumores, si se refiere a las mujeres como seres si no superiores cuando menos iguales, si por fin entiende que usted es el ejemplo de sus hijos y por ello hace que ellos se sientan orgullosos y no avergonzados con su forma de ser, entonces estaría haciendo algo para que el 2019 sea nuevo, sea un cambio no sólo de tiempo y haga realidad el deseo de que su gente en verdad encuentre la felicidad y halle la felicidad decretada.
El año no tiene ninguna obligación ni modo de que usted sea feliz. Tampoco trae la fórmula ni el conjuro para que alcance los estándares de bienestar económico ni la dicha de tener a su lado o ahuyentar a personas o situaciones. Todo depende de usted, todo nace en usted y nadie que no sea usted puede y debe hacer algo o mucho para que de verdad el año sea NUEVO y que el transcurrir del tiempo vea cómo es feliz por conseguir lo que ha estado anhelando y lo que lo llenará de satisfacciones.
A la hora de desear FELIZ AÑO NUEVO al prójimo, procure tener todas las buenas intenciones y contar con todos los elementos y argumentos para que ese deseo se haga realidad. Repetir por inercia el ceremonial y decir lo mismo todos los diciembres, actuar por costumbre y compromiso o por el qué dirán a la hora de saludar o despedirse el último día del año te hace parte de esa sociedad o cultura que responde al consumismo y a lo establecido a veces sin origen ni destino, sin razón ni objetivo.
El año, para ser nuevo, debe renovar las esperanzas de la gente, debe modificar la mentalidad del hombre que a todo lo pone precio pero que no le encuentra el valor a nada, debe hacernos entender que todos somos responsables de todo y que es el amor y no otro el elemento y argumento para vivir. Si habremos de desear o encontrar la felicidad que mencionamos, que esta se ubique en el servicio, en la solidaridad, en el respeto y la tolerancia.
Seamos felices deseando felicidad a los otros, esperemos que el 2019 sea de verdad NUEVO porque nosotros nos hemos renovado y porque es nuestra esencia y voluntad un cambio para un mejor mañana. Si es así entonces, gracias por desearme dicha y fortuna y así, les deseo a todos un FELIZ AÑO NUEVO…
