Es feliz abuela dando de comer a los choferes

I. Carolina Campos

“Día del Abuelo, para mí es como cualquier otro día, día de trabajo, día de darle de comer a los choferes de las combis, día de cargar mis bolsas con tacos, quesadillas, memelitas, y comida para mis otros hijos y nietos, porque eso son, los choferes son para mi otra familia, me dicen jefa y abuela, ellos son los que me hacen vivir cada día, el día que no trabajo no estoy bien, algo me falta, y sí, sí sé lo que me falta, es haber dejado a mis choferes sin comer”.

Es el sentir de Magito, nombre ficticio de una Abuelita de 76 años de edad originaria de uno de los municipios cercanos a la capital tlaxcalteca. Magito como le dicen de cariño choferes de las combis de diferentes rutas que llegan a una conocida parada de Tlaxcala, comparte con nuestros lectores de Ojo Águila el gran amor y cariño que siente por sus “choferes”. Desde muy joven se dedicó a la venta de comida para mantener a sus hijos y darles estudio, madre de siete hijos que al no contar con el apoyo total de su esposo, no se rindió, sí bien fue difícil enfrentar la vida no fue imposible “cuando una quiere a su hijos, da uno la vida por ellos, aunque después ellos sean ingratos y te dejen sola, no importa. Yo así los quiero”, dice.

“Para mí este día es como cualquier otro. Yo no sé de festejos, bueno sí, en parte, sé que es día del abuelo porque los muchachos (los choferes) me dan abrazos no sólo hoy el día de la madre también. A veces mis hijos ni se acuerdan de este día, menos mis nietos, pero mis choferes sí, yo con esos muchachos de verdad soy feliz, son otros hijos para mí. Algunos me cuentan sus penas con su esposa y sus hijos, sus carencias y sus necesidades, y otros sus otras andadas, pero en eso si yo los regaño. Yo soy viuda hace muchos años que murió mi esposo pero siempre he trabajado, crecí a mis hijos y hasta mis nietas dos de ellas que estaban conmigo, y digo , porque ya se fueron con el novio, ya hasta son mamás…”

“…Vivo sola, al lado de mi casa viven dos de mis hijos pero ellos ya hacen su vida cada uno con su mujer y sus hijos, yo ya soy un cero a la izquierda para ellos, cuando me necesitaron si tenían Madre, hoy ya ni madre tienen. A veces ni se dan cuenta si ya llegue o no. No te creas, a veces me siento triste, me da como dicen los muchachos la nostalgia. Llego por lo regular a las 8 o 9 de la noche, a veces hasta más tarde, pero fíjate que cuando llego más tarde me viene a dejar uno de los choferes en la combi. Cuando llueve es cuando llego tarde porque como tengo mi bracero allá donde vendo pongo café de olla y con lo que llevo de comer si sale el cafecito…”

“…Gracias a Dios nunca falta uno de los choferes que me trae aquí a tu casa, se preocupan por mí, creo que más que mis hijos, luego se platican entre ellos y se ponen de acuerdo para ver quien me va a traer a mi casa, no me dejan sola, y eso yo les agradezco mucho. Por eso es que me siento mal y triste cuando un día descanso y no voy a vender, siento que deje sin comer a mis muchachos. Las esposas de algunos de ellos ya me conocen, y no te creas, a algunas les he jalado las orejas para que se porten bien con el marido, a ellos también les hago ver en donde están mal con su esposa y que es lo que una como mujer necesita, les digo, ustedes se salen todo el día y andan en la calle, la pobre mujer la dejan en sus casa y ahí los está esperando, y luego para que todavía lleguen ustedes con su carota, no se vale”.

Por la mañana Magito prepara los alimentos que va a llevar a vender, nos dice que uno de sus hijos es quien le lleva a casa las cosas que necesita del mercado, y cuenta con dos jovencitas estudiantes del turno vespertino que le ayudan a preparar los alimentos, entre las  2 y 3 de la tarde llega a la parada de las combis donde ya la esperan sus hijos y nietos para que les sirva la comida, además dice que gente que aborda las colectivas ya la conocen y pasan a consumir con ella todo lo recién hecho pues no lleva ningún alimento rezagado o en mal estado.

“Lo que gano mucho o poco es mío, yo dispongo de mi dinero y me como y compro lo que quiero, si se me antoja una cervecita también me la compro. A mis nietos los quiero mucho, ya tengo bisnietos y cuando los veo les compro sus golosinas aunque sus padres se enojen, total, es de vez en cuando no diario”.

Ataviada en un vestido con estampados coloridos, sweter café y su inseparable delantal, Magito nos platica y al mismo tiempo prepara sus dos grandes bolsas de plástico en las que traslada ese rico manjar de alimentos que sólo de ver se antoja, apresurada, dice que hoy aunque sea 28 de agosto Día del Abuelo sus hijos y nietos también comen por lo que no los puede dejar sin sus alimentos.

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