I. Carolina Campos
Uno de los municipios favorecidos por la naturaleza es sin duda San Francisco Tetlanohcan. Situado a las faldas de la majestuosa montaña Malintzi, este pueblo combina tradición, costumbres, platillos típicos, historia, presente y futuro. Sin contar con artesanías representativas o sitios de renombre, hoy por hoy se convierte en una posibilidad de atractivo turístico al alcance de todos.
Su feria patronal anual, junto con el carnaval y Todos Santos, son algunos de los acontecimientos más importantes pues congrega y une a toda la comunidad y atrae a miles de visitantes ansiosos de disfrutar de la hospitalidad y amistad de su gente.
El 4 de octubre todo el municipio se viste de gala y de manteles largos. A las actividades religiosas que son de importancia vital, se le agregan las actividades profanas como lo son eventos culturales, deportivos y sociales, destacando por encima de todo el convite a la mesa, en la que se sirven el mole de guajolote, arroz rojo con chícharos y zanahorias, frijoles de olla, acompañados por tortillas salidas del comal y tamales delgados. No hay distingos, todos los visitantes son atendidos y servidos como compadres.
El carnaval también congrega a todos los habitantes del municipio y su desfile de camadas, comparsas y carros alegóricos integra a participantes de municipios vecinos que se suman con grupos similares o simplemente acuden a apreciar el colorido y alegría en sus remates. En estas actividades intervienen grupos que van desde la tercera edad a pequeños de kínder que ya también ejecutan las danzas con singular maestría.
Por lo que respecta al Día de Muertos, es muy característica del pueblo la llamada primera ofrenda que se ofrece en el primer dos de noviembre después de fallecido el familiar. Los parientes, compadres, ahijados y amigos del fallecido y de la familia acuden con una gran cantidad de pan de muerto, flores y ceras, haciendo de esta fecha un verdadero acontecimiento heredado de los antepasados y una muestra de la cultura e idiosincrasia del municipio.
San Francisco Tetlanohcan es un lugar de permanente aventura. Por estar cerca de la Malintzi, el visitante puede incursionar en las actividades de montaña ya sea haciendo recorridos en bicicleta, a caballo, exploraciones a pie, excursiones o acampar en zona boscosa y un sinnúmero de actividades al aire libre, cobijados siempre por la vegetación y el aire puro. Esta área natural es ideal para la reflexión y la meditación. Para eso están las cabañas del nido del águila siempre al alcance de cualquier presupuesto.
Al folklor, a las leyendas que cuentan sus mitos e historias locales y regionales, a su lengua náhuatl que aún persiste, se le pueden sumar sus alimentos de temporada como son los elotes asados o hervidos, los esquites y el chilatole, las frutas de temporada, los dulces típicos y los platillos elaborados para determinadas ocasiones. Tetlanohcan es siempre una sorpresa y es un maravilloso acontecimiento todo el año.
Por ser una población característica de la provincia mexicana y tlaxcalteca, sus tardes son apacibles y su ambiente es de paz y tranquilidad. Llegar a Tetlanohcan y hablar con su gente es toda una experiencia pues de ella se conoce su historia y sus costumbres. Ahí se aprende de valores, de costumbres y de argumentos que representan la tradición oral.
Quien quiera encontrarse con este hermoso lugar puede llegar desde la capital del estado pasando por Santa Ana Chiautempan y de ahí, tomar la carretera de cuatro carriles a Puebla y en el municipio de Tlaltelulco tomar la desviación a Tetlanohcan. Si vienen desde Puebla tomar la misma carretera pero con sentido a Apizaco y en el mismo municipio tomar rumbo a la montaña, en donde los están esperando con los brazos abiertos.
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