Burocracia religiosa

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Qué tan difícil ha de ser cubrir los requisitos y cuán caro ha de costar pagarlos como para que una pareja en unión libre decida ya no continuar con los preparativos para su boda religiosa. A la Iglesia católica o tal vez sólo sus administradores se les ha ido la mano y hasta el pie al imponer severas regulaciones y excesivas y hasta absurdas cuotas o tarifas para cubrir el papeleo. Tanto, que es mejor no casarse o pasarse a otra religión o carecer de alguna, dicen quienes deciden dejar de estar en el anonimato divino.

El poder civil de cualquier nivel parece estar ahí para obstruir, obstaculizar y oponerse a que cualquier hijo de vecino cumpla con una obligación administrativa o emprenda la osadía de documentar algo. La regulación es tal que un acento, una coma, un dato mal escrito ¡¡Por ellos mismos!! es suficiente para que “no pase” el papel y sea pretexto para reiniciar el calvario y pagar otra vez sus ineptitudes e incompetencias. Eso es en las dependencias de todos los niveles de gobierno de todo el estado de Tlaxcala y hasta de todo México.

La estupidez esa de que ahora para todo hay que actualizar todos los documentos como si fuera el ciudadano el que caduca y no el papel, me parece porque lo es, una de las mayores aberraciones de esta nuestra carísima burocracia y una prueba irrefutable de que quienes están en el poder cobrando un salario que les paga su patrón el pueblo, están solo para fregar y para hacer la vida cada vez más imposible a la gente que no tiene otra forma de desquitar su coraje que mentándoles la madre.

Así como a los católicos les da por mejor ya no continuar con los preparativos para la boda, el bautizo y la primera comunión y al pueblo, le da por mejor no poner un negocio o realizar un trámite menor o cumplir con las leyes y reglamentos conduciendo la situación hacia la corrupción, la anarquía y la ilegalidad. En la burocracia se solucionan más rápido los asuntos mediante el entre aunque sea prohibido, que ajustarse a las normas y tardar meses en un trámite y más, si le sumamos el trató déspota y humillante de los empleados del pueblo que se creen dueños hasta de la silla que ocupan.

Y así como a los vecinos les entra un rencor explicable y justificado en contra de los funcionarios públicos que no siempre funcionan, y así a los cristianos les entra un creciente rencor y una aumentada desconfianza contra los empleados de las parroquias que hacen todo lo posible por impedir el correcto transcurrir del tiempo y la solución de los asuntos; para no variar y para emparejar al injusto planeta, también cobran hasta por llorar y por reír y para no quedarse atrás igualmente dan un trato déspota y burlón. Estamos en México, no faltaba más ni sobraba menos.

Los burócratas de la religión explican el alto costo de la misas de boda, bautizo, confirmación y primera o segunda comunión por el lujo que representa hacerlas en una parroquia o en una catedral o basílica, que es lo que aumenta el precio; cosa diferente es, dicen, si su misa la ordenan en una iglesia de pueblo o en una “simple” capilla; a como es el sapo es la pedrada. Eso quiere decir que hay dios de diferentes precios y que este es también selectivo, de nivel y clase social. Pues vaya…

Si el cristiano es de muy escasos recursos entonces que no sueñe con una misa personal y personalizada: que inscriba su evento en una misa comunal y por 400 pesos puede recibir la bendición divina al mismo tiempo que otros 50 de bautizo, 30 de primera comunión, 40 de confirmación y hasta dos o tres bodas. Hay clases sociales y niveles económicos, no todo es chusma ni todo es caché…

Y la pareja que acusa lo que considera abuso religioso difunde el mensaje de que es mejor vivir en unión libre que buscar santificar su relación si dicen, dios cobra caro su bendición. No es que no se deba cobrar por algo que es un servicio, sino que no se abuse en los precios y que no se convierta en una tediosa tramitología el papeleo, piden.

Y finalmente, explican quienes quieren casarse, la boda eclesiástica es más que la bendición divina pues lo que quieren es exhibir abundancia en la fiesta. Por eso no les preocupa que a misa vayan diez personas y a la recepción o pachanga, mil… se trata de ver quién tiene más y demostrar poder económico; eso dicen, lo cual, no me consta.

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