¿Esto es la política?

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Escuchando una discusión entre quienes apoyan y entre quienes defienden a la política y a los políticos, llegué a la conclusión de que si ambas partes tienen la razón, entonces no hay partido ni gobierno honrado y que todos los funcionarios sólo llegan al poder a enriquecerse de manera vergonzosa y que en ese sentido, todo lo que tenga que ver con la democracia en México es un asco.

Mies apasionados o fanáticos aprendices de analistas políticos denostaban con vehemencia la existencia y resultados de los gobiernos emanados del Partido Revolucionario Institucional y otros respondían jactándose de reales o supuestos logros del PRI en la eternidad que lleva en el poder; algunos otros entonces lo compararon con el PRD que dijeron, sí es democrático y revolucionario e izquierda pero recibieron como respuesta una andanada de descalificaciones que casi los obligar a arrepentirse de militar en el partido amarillo y del PAN, del Partido Acción Nacional poco se dijo, en contra y a favor…

Del resto de los partidos políticos con componen la fauna nociva que vive del dinero público se dijo mucho: todo en forma despectiva y despreciativa.

El resultado de tan elevado análisis político de mis amigos fue un triunfo definitivo e inobjetable al aplastar al oponente y dejarlo como el culpable de la situación del país al apoyar a un partido y compartir una ideología que representa el atraso, la corrupción y la impunidad y ser mal ejemplo del que debemos avergonzarnos. Todos concluyeron lo mismo de sus contrarios y todos festejaron la descripción que los retrataba de cuerpo entero y que los dejaba en evidencia ante el mundo.

Lo grave del caso es que todos tuvieron razón pues en México los partidos y quienes de ellos viven y los que por ellos llegan al poder tienen una reprobación generalizada y en términos claros y concisos son el sinónimo de la desvergüenza, ineptitud, incompetencia, corrupción, impunidad y empobrecimiento de nuestra nación.

A unos meses de las elecciones presidenciales de 2018 el panorama político nacional es adverso para los políticos. Nada ni nadie podrá revertir esa imagen negativa y pocos o nadie va a poder creer ya en los discursos y promesas ante la evidencia de corrupción de decenas de funcionarios, principalmente gobernadores, exhibidos hasta el cansancio como rateros e involucrados con los grupos de la delincuencia organizada.

Todos aquellos que descalifican a algún partido político tienen razón: ninguno ha cumplido las expectativas y ninguno merece la confianza del pueblo. Todos los gobiernos, de una u otra forma, han defraudado la esperanza social y hoy como nunca, la sociedad no se siente representada por los regidores, por los presidentes municipales, por los diputados locales, por los senadores ni por los diputados federales. No han cumplido las expectativas, no han cumplido las promesas, no han dado resultados esperados, no informan al pueblo, no han regresado a saludar a quienes los llevaron al poder.

A unos meses de la madre de todas las batallas políticas, los enemigos preparan el arsenal de descalificaciones y de mierda con la que se van a defender y a atacar. No alistan discursos o propuestas, no despliegan la imaginación buscando obtener el voto razonado y consciente, no van a querer convencer con argumentos sino que nuevamente harán una demostración de su naturaleza y veremos y escucharemos lo de siempre: basura, pura basura…

Hoy como nunca los partidos políticos han dejado de tener o representar una ideología definida y han dejado tirada su esencia de origen y se mezclan en una aberrante combinación de intereses personales y ambiciones individuales. En esa mezcla han dejado de representar los intereses de sus militantes y al combinarse de esa forma en frentes y coaliciones o alianzas simplemente no tienen la forma de representar una propuesta definida de país.

Ahora es buscar y llegar al poder a como dé lugar, cueste lo que cueste, pasando por encima de quien se tenga que pasar, aun a costa de la vida de quien sea, utilizando los métodos y trampas que sea necesario utilizar. No hay lógica ni objetivo ni dignidad política; así la democracia en México se quedó en el intento, así es como en nuestro país se hizo de la democracia una burla y un negocio; este es el panorama real para el 2018.

Los que discuten de política y discurren contra el oponente tienen razón: la política en este momento, en términos generales, es un asco. Aunque la pregunta es ¿esto es la política?

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