Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Excluir de algún derecho o libertad a una persona por su apariencia o por cualquier otro pretexto es un acto deleznable en una sociedad que se presuma de civilizada, culta, evolucionada o moderna. Creer que una forma de vestir, una actitud particular o el aspecto de un individuo debe ser la regla para estar o no o ingresar o no a algún sitio es sin duda una idea cuando menos, estúpida.
Así, quienes tuvimos la poco grata experiencia de estar presentes en la tienda Coppel de Chiautempan el día 11 de diciembre a las 11:45, nos llenamos de indignación cuando el personal de esa tienda impidió el ingreso de dos personas de aspecto campesino con el pretexto de que llevaban sobre sus hombros prendas de vestir que deberían ponerse o dejar en el guarda equipajes.
Quizá en su ingenuidad el señor, que llevaba sobre su hombro izquierdo un gabán de las llamadas cotorina de lana, preguntó a un joven vestido de blanco y negro por qué habría de cubrirse si no tenía frío y le mostró la prenda que manifestaba evidente uso y que no representaba riesgo alguno para nadie. Sin embargo el muchacho de la puerta endureció el semblante y cambio su voz de mecánica a exigente y les dijo que si no hacían lo que se les ordenaba entonces que salieran del lugar.
Todavía sin entender la situación muy bien, el hombre de aspecto humilde miró a su esposa que llevaba un rebozo de hilo, color gris, sobre sus hombros a la usanza de las señoras de los pueblos y cuya prenda representa no sólo un elemento para cubrirse del frío, sino parte de su indumentaria, y tal vez quiso preguntar si acaso el rebozo podría representar una estrategia para sustraer mercancía de la tienda o para disfrazarse de algo o quizá contener un artefacto incendiario o explosivo.
Para entonces, 25 segundos cuando mucho, la paciencia del individuo de la puerta, a quien ya se le había agregado otro de mayor edad, se había agotado, y ya con más energía, prepotencia y abuso, les ordenó que si no dejaban sus prendas entonces que les hicieran en favor de no estar estorbando, que “por favor” salieran de la tienda porque mucha gente iba a comprar y tenía que contar con facilidades para circular.
Como en susurro, el señor, de unos 55 años de edad, moreno, de sombrero de palma, con indumentaria de hombre de campo, dijo que iba a comprar una “pantalla de las chiquitas” e hizo el intento de dirigirse al espacio en que se encuentran esos aparatos pero ambos sujetos se interpusieron en su camino y le reiteraron, ahora con una voz más agresiva, que si no dejaba su ropa en donde se le indicó que no se le iba a permitir estar dentro de la tienda. Uno de los actos más aberrantes de discriminación en Chiautempan se había consumado en menos de dos minutos.
En realidad no es la primera vez que en Coppel Chiautempan ocurre algo similar. Se tiene conocimiento de que si alguna persona no es bien vista por el personal de la tienda inmediatamente se le hostiga y persigue hasta hacerlo salir o, en un caso peor, se le obliga a ingresar a un lugar en donde se le revisa con el pretexto de que cabía la posibilidad de que hubiera ocultado alguna mercancía entre sus ropas.
Los abusos de esa tienda, cuyos empleados parecen más socios de la misma que trabajadores, son muchos. Baste con recordar que se habían adueñado de una gran parte de la calle y con amenazas hacían huir a quien se estacionaba enfrente con el argumento de que obstruían el hidrante contra incendios que, después se supo, ni siquiera estaba conectado a la red de agua potable.
Las declaraciones de la autoridad en el sentido de luchar por erradicar la discriminación son muchas, las leyes que se aprueban al respecto, como siempre no son más que un catálogo de buenas intenciones, los logros ilusos y triunfalistas del poder parecen hablar de otro país; la realidad es esta…
Lo peor de todo es que los que se encuentran en las puertas de esas tiendas son unas personas sin educación, preparación y carecen de cultura. Es gente que no es nada y se sienten con poder. Yo como profesionista cuido y respeto a esa gente ya que lucha y da todo día a día.
…entre mexicanos nos acabamos, tengamos o no estudios (que no educación)…
Desgraciadamente pagan justos por pecadores, pues con ese tipo tipo de indumentaria es con los que es más fácil robar artículos, en mi tienda han robado 2 veces, registrados con vídeo, y siempre es lo mismo lo esconden bajo el gabán
Yo trabaje en esa tienda y es lamentable que los empleados se comporten asi pero mas que ellos son ordenes de superiores quienes??? Los gerentes me da mucha pena es mas si quieresn puedo darles el num telefonico para que la queja sea mas tomanda en cuenta ya que hasta como empleados somos sometidos por discriminacion por los mismos…
Primeramente les hago notar señores de coopel,dueños,socios y trabajadores que eso es tener poca madre, no poca educacion y deberían de reflexionar que de estas personas humildes son de quienes viven y le dan de comer a su familia; a ellas que les compran a precios exorbitantes les deben respeto por que es de donde se llenan los bolsillos,así que moderen su forma de actuar y si no les gusta su trabajo botense a chingar a su madre pero ya. Con todo respeto dicho lo anterior, señor gerente y personal de servicio.
No todos somos iguales ok no globalices no por gente mediocre pagaremos sus platos rotos
MALDITOS… ODIO A LA GENTE Q DISCRIMINA A ESTAS PERSONAS… TIENES MUXA RAZON “MARTIN CARRILLO” APOYO TU COMENTARIO…
El autor relata ser testigo de dicho hecho discriminatorio… ¿Que hizo usted al respecto? ¿Sólo miró?
La gente debería de ponerse deacuerdo y castigarlos con un día de cero asistencia,es una falta de respeto a los clientes el hecho de que habiendo 2 puertas solo abran una provocando un congestionamiento entre los que salen y entran, por su creencia de que todos les roban, a diferencia de las tiendas en las que puedes entrar con bolsas como sí nada
Yo trabajo en coppel plaza apizaco aki somos poco es zapateria pero igual pueden. Aser compras de muebles y los invitamos a un mejor trato vengan y no se arrepentiran ps muchos clientes bienen de tientas del molinito santa ana y tlaxcala x el mal trato que les dan vengan no se arrepentiran
Me preguntó si quien redactó tan puntual reporte comprende que su trabajo lo obliga a ser intermediario de una situación, no a ofrecer su punto de vista sobre lo que creé está pasando. No existe ética profesional en este reporte, tampoco el autor, sólo sean objetivos, para quejas existen paneles como los de “señorita Laura”.
Claro pinches gatos ignorantes esa gente vale mas k la pinche basura k son.
Hijos de su reputamadre.. !!!! Mano dura para coppel!!!