Hace unos días una plática en torno al servicio del agua se convirtió en un debate, mismo que vale a colación traerlo a esta pluma. Las coincidencias fueron que es el servicio más básico de todos en cualquier municipio y que el acceso al agua es un derecho humano. Las discrepancias, que el gobierno en turno está obligado a dotarlo aun con morosidad y sobre qué tan caro debe ser el servicio.
Y es cierto, el agua es un derecho humano, no así el servicio, que es lo que verdaderamente se paga. Por desperdiciar a nadie se le ha cobrado de más y menos en Tlaxcala y particularmente en Chiautempan. Ese tipo de sanciones en una sociedad todavía conservadora y tradicionalista es algo lejano.
La semana pasada hubo quejas de que en algunas zonas de la cabecera municipal chiautempense no había agua, lo cual fue producto de trabajos de modernización que la CAPACH llevó a cabo en un pozo ubicado en la colonia El Alto que abastece a dicha comunidad, a la unidad habitacional Santa Cruz, colonia Industrial y parte del centro de la ciudad. Se cambió el arrancador que permitirá ahorro de energía eléctrica, también se renovó el cableado en general y se hizo la conexión el equipo a tierra física.
Hasta ahí la explicación técnica. Lo malo entre los quejosos y hasta cierto punto injustificado, es que son personas – las mismas con la que se tuvo el debate – que o bien llevan meses y años sin pagar, usan una toma domiciliaria para fines cuasi industriales – lavado de auto – o viven en un amplio conjunto de varias familias en donde solo pagan una toma, en fin, entre otras chicanadas para no responsabilizarse por el verdadero consumo del vital líquido.
A eso se le suma que muchos ciudadanos prefieren pagar primero – y aun haciendo largas filas – la televisión satelital, el teléfono celular, la tarjeta del banco o de la cadena de tiendas, el abono chiquito, entre otras deudas que si no se cubren simplemente se les corta el crédito; sin embargo, el agua queda hasta el último lugar, pero cuando no la tienen es la peor de las situaciones, todavía más que sin luz.
El tema aquí es que como sociedad podemos empezar a ser más responsables con un recurso que no es ni vasto ni eterno, que no solo puede sino que debe ser el más importante para empezar a funcionar mejor como comunidad y en la medida que haya responsabilidad en el pago puntual del servicio, este puede mejorar sustancialmente.
Claro que se debe al mismo tiempo pedir a los administradores de ese servicio, lo mismo en las cabeceras municipales que en las comunidades que tienen sus propias comisiones, que sean más eficientes y transparentes en el uso del dinero que obtienen para permitir un círculo virtuoso.
Por lo pronto, tomando a Chiautempan como ejemplo, la morosidad alcanza casi el 50 por ciento de las 12 mil 845 tomas debidamente registradas, tanto domiciliarias como comerciales, pero además existen otras tomas que por años carecen de contrato pero tienen servicio y otras que son conexiones irregulares o arbitrarias.